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La vida en plenitud: ¿conmigo o con los demás?

¿Se puede pensar en uno mismo sin pecar de egoísmo y sin olvidarse de los demás?



Después de la caída del Muro de Berlín, muchos pensaron que el fin (por KO, ya
que no por superación de las contradicciones) del enfrentamiento
Capitalismo/Comunismo era el fin de las ideologías (el fin de la historia según
Fukuyama) y el comienzo de una nueva era de pensamiento (y política) único y
dominante.

A
esta altura, ya todos sabemos que no fue así, y que las cosas mas bien tienden a
empeorar.

¿A
qué viene este comentario político en este lugar?

A
que esta situación tuvo una enorme repercusión en la vida cotidiana de todos
nosotros. Es justamente en los últimos años que se han difundido en todo el
mundo los libros de autoayuda (o de "superación", o "crecimiento personal"),
generando en muchos sectores una reacción en contrario con acusaciones de
"individualismo exacerbado", "falta de solidaridad", "facilismo", etc.

Y,
de este modo, se instalaron nuevas dicotomías: Egoísmo (Yo) vs. Solidaridad (los
Otros), Lo Banal (la vida cotidiana) vs. Lo Importante (las grandes cuestiones
de la vida), etc.


Nuevas dicotomías bastante viejas, en realidad: Ya en la Grecia antigua
surgieron los filósofos llamados "menores", acusados de perder tiempo ocupándose
de la vida de todos los días (la comida, la bebida, el sexo) en lugar de las
grandes cuestiones como el Ser y el Alma.


Sin embargo, es esta misma generación de la autoayuda, en esta época
"individualista", la que está dando lugar a nuevos movimientos sociales en todo
el mundo.

Y
es que la historia, y la gente común que es en última instancia su actor
principal, se mueve (por suerte) por carriles diferentes que los análisis
intelectuales.

En este último campo, uno puede darse el lujo de pensar
que es una opción U otra (o pienso en mi, o pienso en los demás), pero en la
vida real, en la mayoría de los casos, termina siendo una Y otra: tengo que
comer y dar de comer a mi familia, tengo que estar bien conmigo mismo para poder
enfrentar la vida, y (tarde o temprano) también me daré cuenta que una persona
aislada es una gota en el mar, pero que el mar mismo no es más que la suma de
muchas gotas. Y, como decía el viejo Brecht, tendré que darme cuenta que si
vienen por los otros, tarde o temprano también vendrán por mi.


Entonces, algunas conclusiones para vivir la vida en plenitud:


Olvidémonos de las falsas dicotomías


Aprovecha al máximo todo lo que sientas que te hace bien y que te ayuda, no
importa qué nombre tenga ni lo que algunos piensen de ello. Nadie puede saber
mejor que nosotros mismos lo que sentimos ni vivir nuestra vida por nosotros. No
hay otro límite que no afectar a los demás.


Pero tampoco olvidemos que no vivimos solos. Aunque no queramos reconocerlo (o
prefiramos olvidarlo), tarde o temprano necesitaremos de los demás. No des
vuelta la cara cuando necesiten de ti.


¿Otra fórmula "simple"?


Puede ser.


¿Fácil?


No.


Recordemos que aquello (tan "simple") de "Ama a tu prójimo como a ti mismo" ya
tiene unos 3000 años de historia y sigue costando tanto cumplirlo como el primer
día.