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Búsquedas genealógicas: No todo lo que se lee es veraz

¿A quien hacerle caso? Uno puede encontrarse con que al buscar un dato sobre la historia de un antepasado, existen dos versiones diferentes (o más) de un hecho concreto…

Como en todos los aspectos de la
búsqueda
genealógica,
la veracidad de una versión depende de la fuente. Ante la
discrepancia, el camino a seguir debe ser siempre el de mayor peso.

¿De que depende ese
peso?

Considere los intereses que las
personas involucradas, tienen en la historia investigada. O bien, el
conocimiento que tengan las mismas, del hecho.

Por eso, un acta de nacimiento de
bautismo, tiene mucha más fidelidad que un acta de defunción. La explicación
reside en que en el 99% de los casos, el documento que registra el momento de
nacer, está hecho por los padres del niño, a diferencia del acta de
fallecimiento, que generalmente está confeccionado por un amigo, conocido o a
lo sumo, un familiar cercano (cuñado, yerno, primo lejano, etc).

Cuando no existe relación sanguínea
entre el protagonista y el informante, las fechas suelen ser erróneas. Lo
contrario a la importancia que puede dársele a un acta de matrimonio en donde
el dato, nunca puede estar equivocado.

Al entrevistarse con dos personas
diferentes, que ante una misma pregunta contesten dos cosas diferentes, préstele
mayor atención siempre, a quien tenga mayor relación con su antepasado o a lo
sumo, mayor interés en que la búsqueda prospere.

Algunas personas pueden “sacarse
de encima” el problema y contestar algo sin tener la certeza concreta. Indague
si tiene dudas, y utilice su intuición en caso que no vea convencimiento en la
respuesta.

Mejor subraye

A medida que vaya recolectando
información, vaya anotando con la mayor precisión posible todo. Si usted lleva
un registro fiel, el objetivo podrá conseguirse más rápidamente.

Por ejemplo, un familiar le cuenta:
“nació en Sevilla y luego se mudó a Barcelona”. Al recibir esa respuesta,
usted duda (por su mirada o tono) que el dato de la primera ciudad sea cierto.

Entonces proceda a subrayar enfáticamente, la palabra “Sevilla”, para poder
recordar de que ese no es un dato completamente seguro.

En muchos países del mundo, la
mujer casada nunca deja de usar su apellido de soltera, por esta razón cuando
el apellido de soltera de una mujer es igual al de su esposo, debe subrayarse el
apellido de la esposa. 

Se deben subrayar además los apellidos que
usualmente se utilizan como nombre y cuando el apellido de un hijo no es igual
al de su padre. 

Las fechas aparentemente
incorrectas deben ser también subrayadas. Si dos hermanos tenían la misma edad
pero con una diferencia de meses, y no tiene la certeza de quien es mayor al
otro, aclárelo convenientemente para evitar errores. Recuerde que los pequeños
deslices, son los que pueden desviar toda una investigación, definitivamente.