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Victimas o victimarios

¿Qué somos en realidad?


Muchas veces nos presentamos como los perdedores de siempre, como sufrientes
inocentes, como victimas sin culpa de las cosas que suceden, y desde ahí
juzgamos a los demás que por supuesto resultan la contraparte obligada:
victimarios.

 Hay cierta impunidad desde ese lugar, impunidad para juzgar sin criterios, para
declarar al mundo como enemigo sin mayor análisis, y aun así a pesar de
cualquier razonamiento, recibir la atención que se quiere provocar. Encontramos
justificación para nuestros miedos, para nuestra ineptitud para superarnos, de
nuestra propia limitación por que damos por sentado los supuestos que mas nos
gustan, los “yo no puedo” que siempre nos dan un pase hacia el descanso,
tratando de escapar del  propio juicio negativo.

 Y
desde el desamparo de victimas, donde solo cuenta las culpas de los demás, es
donde tratamos de tener el control, el verdadero sentido del juego, desde allí
abajo, desde las sensibilidad de los otros buscamos lo que necesitamos, como los
verdaderos victimarios encontramos un lugar donde ejercer poder. 

De
manera que el mundo esta obligado a amarnos, a cuidarnos, a dar, en resumidas
cuentas, y cuando no lo hace, le recordaremos lo injusto de sus acciones, de las
consecuencias de este derrotero, de manera que tomamos paso a paso el nuevo rol,
donde nos volvemos exigentes, irrazonables, cuando las personas dejan de tener
valor, son solo medios para lograr un fin.

 Allí, entonces, es difícil mirarse al espejo de victimario, de ese otro lado,
del clan de los malos, cuando parece que nuestro sufrimiento ya nos había
comprado la tranquilidad de la inocencia, pero no es así. Solo estamos 
discurriendo silenciosos, entre ambas veredas, a veces mirándonos al espejo y a
veces escondiendo la cara, un juego donde por suerte no hay inocentes, solo
nosotros, cada uno responsable de su destino.

 ¿Qué somos en realidad?