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En la nueva economía, la gente da valor

Hoy lo importante es reducir la brecha entre lo que se piensa y lo que se hace.

Recetas para eliminar marcas y pozos.

La gente da valor

En este modelo reinan las ideas y la acción. En una configuración empresarial plana, donde todos estén habilitados para crear, decidir y hacer; donde los recursos pueden cambiar de destino una y otra vez; donde la premisa de la subordinación haya sido reemplazada por la de la colaboración y el
empowerment, resulta obvio que lo que importa es la gente.

El gran desafío que la tecnología nos presenta es el de encontrar, reclutar y retener los recursos humanos aptos para llevar adelante las iniciativas, es decir aquellos que sean dueños de una serie de habilidades, conocimientos y valores indispensables, entre los que prevalecen: la flexibilidad, es decir la posibilidad de adaptarse a cambios sin bajar el rendimiento; la atención, de modo de ser parte de la información más que simplemente estar informado; la velocidad de acción que demanda el ritmo de Internet; el aprendizaje continuo; la creatividad y el talento de "ver" más allá de lo visible; y la aceptación de la pluralidad para poder trabajar con desconocidos en forma virtual.

Todo ello ha de ser considerado para desarrollar nuevas estrategias de búsqueda, selección y retención de personal. Este último aspecto es de crucial importancia: en el término de un año, el 20% de los empleados jóvenes más calificados cambian de compañía o emprenden su propio negocio, y esta cifra tiende a crecer en forma geométrica.

Ello impone una modificación, también radical, de los esquemas de retribución, orientados más a la participación y la asociación. Nunca como ahora el cliente ha sido tan fundamental. El cliente manda, es el centro de todo. La eliminación de los canales de intermediación pone a la organización de frente al cliente.

Aunque en una realidad virtual, están más cerca que en ninguna otra época de la historia de los negocios. El contexto cambia a tal velocidad que no hay barreras de entrada, virtualmente cualquiera puede meterse en el medio; en otras palabras, mágicamente alguien puede controlar la relación con los que hasta hace no mucho tiempo eran nuestros clientes directos, y todo esto a la velocidad de la Red.

Hoy contamos con formas mucho más precisas para entender los hábitos de nuestros clientes, podemos hasta predecir sus reacciones, la Red nos permite entender lo que les gusta y lo que no les gusta, y nos permite realizar ofertas casi con nombre y apellido, ajustadas a las necesidades de todos y de cada uno.

Esa es la razón por la que la ventaja se mide muchas veces en la capacidad de acción y reacción, donde es el cliente el que maneja la relación con nosotros, definiendo nuevos niveles de demanda y de satisfacción.

Los nuevos genes

Las compañías líderes son las que están diseñadas para cambiar. Pero la gente que las integra necesita certezas, saber dónde están, entender a las personas para las que trabajan, conocer las expectativas de la organización. El equilibrio entre el cambio y la continuidad es una clave del éxito.

¿Cómo hacer para lograrlo, para que confluyan armoniosa y positivamente las competencias antiguas y las modernas modificando el código genético de las organizaciones? Los procesos, los esquemas de toma de decisiones, las estructuras y las burocracias arraigadas no están en condiciones de soportar el ritmo requerido por los nuevos desafíos.

Pero los valores, los conocimientos y la experiencia son ingredientes que contribuyen al éxito. Lo nuevo aporta la agilidad, la creatividad y la dosis de arrojo que minimizan los obstáculos.

La dinámica entre ambos grupos debería proyectarse al desarrollo de una nueva cultura mixta, altamente eficaz, en la que los participantes más tradicionales perciban el valor de aprender lo nuevo, perder el miedo a lo desconocido, aceptar errores, y los más jóvenes entiendan que no se puede vivir continuamente en el vértigo.

La rapidez a la que se suceden las transformaciones exige que los líderes del siglo XXI sean capaces de tomar decisiones con menos información y mayor grado de intuición, en una fracción del tiempo de la que se disponía antes.

Hoy es muy difícil apuntar a metas en constante movimiento, hace falta estar preparado para disparar, pero no perder el tiempo en apuntar. El clásico "Preparen, apunten, fuego" se ha transformado en "Preparen, fuego, dirijan".

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Fuente: www.bumeran.com

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