Llegar a Praga es sentir que se
detuvo el tiempo. Tiene una melancolía diferente y un misterio que la hace
distinta.
Es un cuento y una reunión de estilos, barroco, renacentista, gótico,
rococó y modernista.
Los contrastes arquitectónicos le
otorgan una escenografía activa a la ciudad. Es admirable como han sabido
relacionar estos estilos, con elegancia, y profundo sentido del color y la
perspectiva.
Ciudad de Kafka
Franz Kafka
alquiló alguna vez aquí una habitación para escribir sus mejores obras. Hoy se
puede visitar.
Se trata de una casa pequeña alineada junto al empedrado y
pintada de color gris oscuro.
Está ubicada en la calle de los alquimistas donde
el emperador Rodolfo alojaba a los científicos que iban a encontrar la piedra
filosofal, lo que iba a convertir en oro los metales comunes.
También allí está
el reloj astrológico.y la gran plaza central donde fueron ejecutado nobles
opositores
Ciudad de tristezas y santos
Esta especial ciudad checa tiene,
como muchas otras ciudades, un barrio Judío, pero distinto a todos. Josejov, es
un barrio que junta un pasado angustiante y un presente moderno y lleno de
bienestar. Las grandes casas de moda se encuentran en las primeras cuadras de
esta zona.
Hay un cementerio, donde por falta de
capacidad se han realizado tumbas verticales y tres antiguas sinagogas.
En una
de ellas, Klausen, se encuentran expuestos los testimonios y dibujos de chicos
realizados durante el Holocausto.
En otro lado de la ciudad, el Puente
Carlos invita a visitar las treinta estatuas de sus santos.
Fue inaugurado en
1357 y es transitado anualmente por miles de visitantes que se arrodillan frente
a las imágenes y hacen sus pedidos y agradecimientos. Junto con el Castillo de
Praga, una construcción monumental de oficinas, palacios y fortificaciones del
último cuarto del siglo IX que ocupa 45 hectáreas y que desde 1918 es la sede
presidencial, son postales, recuerdos, que uno debe llevarse.
Ciudad contradictoria
Praga está vestida de ganas, de
esfuerzo, pero también de misterios. La gente es tímida, habla poco, se repliega
hacia adentro.
Característica típica de los pobladores de Europa central que han
sufrido guerras e invasiones. La luz va y viene.
Los inviernos son largos y
fríos y los veranos tan calurosos que andar por las calles es casi imposible. Lo
antiguo y lo moderno conviven al igual que los turistas con los habitantes
locales.
Tanta belleza y tanta ambigüedad hacen de Praga una de las ciudades más
interesantes y de sensaciones profundas para recorrer. Y para creerse dentro de
un cuento.
Fuente:
www.mujerbonita.com
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