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MI RÍO

(Inspirado por un poema de Leónidas Escudero)

Voy
por la geográfica arista sanjuanina,

arrastrando
gozosa mi propio itinerario.

Siguiendo
el dorado transitar del sol

cálido,
inmutable, previsible y gregario

Alegre
de alegría o de llanto llorado.

Mi
río, el del pueblo naciente.

Arriba,
cristalino y helado

renacedor
del aire y las crecientes,

de
la vida apacible y los sembrados.

A
su orilla voy andando

cabizbajo
y callado caminando.

Mis
pies se aferran a las piedras,

tantas
y muchas piedras aferradas.

Conocidos
colores o ignorados.

Sueltas
o hundidas. Rodantes o abrazadas.

Siempre
allí, eternas, integradas

al
mágico universo sin caminos,

en
perpetuo coloquio con el río

con
voces repetidas o inventadas.

Interrumpo
ese canto y me asimilo

Un
instante feliz de vida entera

Casual
encuentro del alma y lo infinito

De
lo eterno del agua y la fugaz viajera.

Me
deslizo feliz en aguas de deshielo,

Turbulenta
herrumbre con espumas.

La
que nació de nieve. Pura,
transparente.

Y
luego en el camino se despeña y embarra

Con
la tierra robada para siempre jamás

En
el tiempo total. En la historia, la tuya y mía.

La tierra, la piedra y el río siempre están.

Por Ana Victoria Izarduy ([email protected])

San Juan, 2001