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Lidiando con un mal jefe

¿No soporta a su jefe? ¿Odia su trabajo a causa de esto? Si es así, bienvenido al club de millones de empleados que trabajan para jefes estrictos, despreciativos y tiranos…

Aún si le gusta su trabajo y
la gente con la cual trabaja, si no puede trabajar con su jefe, entonces tiene
un problema muy grave.

 

Si estamos siendo
supervisados por un jefe poco calificado, ignorante o egoísta, muchos de
nosotros estamos enfrentando conflictos en el trabajo. Verifique las
consecuencias de tener un mal jefe y cómo puede afectarlo, y aprenda cómo sacar
el máximo provecho de ello… o ponerle fin.

 


Mentalidad
de gerente

 

¿No le gustaría poder
entrevistar a su potencial jefe, de la misma manera en que él lo hizo antes de
contratarla? Después de todo, ambos van a trabajar juntos y una adecuada
interacción es la esencia de este tipo de relación.

 

Si su supervisor le recuerda
a ese personaje de pelo puntiagudo en la historieta Dilbert, entonces puede
tener un problema (especialmente si tiene el mismo corte de pelo).

 


Señales de
un mal jefe

 

* No confía en los empleados

* No respeta a los empleados

* No hay un ida y vuelta

* No involucra a los
empleados en todos los procesos

* Es maleducado con los
empleados

* Intimida a los empleados

* No cree en el equilibrio
trabajo / familia

* Da demasiadas tareas y
plantea objetivos imposibles de conseguir

 

Sepa cuál o cuáles de estas
categorías se puede aplicar a su jefe y aprenda cómo lidiar con él.

 


El no-gerente

 

Algunos gerentes simplemente
no tienen idea de lo que están haciendo. Esta clase de jefes negligentes pueden
parecer como un sueño al principio, pero carecer de este tipo de sustancia lo
dejará con las manos vacías cada vez que le pregunte acerca de una tarea.

 

Un supervisor calificado
debería ser capaz de desempeñar todas las tareas de oficina en caso de ausencia
de sus subordinados, pero este gerente estúpido ni siquiera puede cambiar un
cartucho de la impresora.

 

El puede haber estado
trabajando por años en la compañía, y de repente haber sido promovido a una
nueva posición porque la compañía no pudo encontrar alguien lo suficientemente
calificado de afuera, o simplemente porque quiere promover a un empleado de la
casa.

 

No importa cuál sea el caso,
lo trágico es que esta inoperancia a flor de piel es más una mala noticia para
sus subordinados que para él mismo.

 


El
delegador

 

Este gerente puede ser el
más eficiente en los papeles, pero cuando se trata de manejar destrezas
sociales, falla. Puede ser un muy buen delegado para delegar tareas y sacar las
pilas de su escritorio, pero cuando llegan las 4.59 pm, es el primero en
traspasar la puerta.

 

Es muy bueno pasando trabajo
a sus subordinados, dejándoles hacer el trabajo no supervisado y aceptando los
parabienes por ello. Y si el trabajo no lo hace quedar bien, entonces se lo hace
hacer otra vez. Así de simple es para él.

 

Apropiarse del crédito de
sus subordinados es algo que hace muy bien… y disfruta al hacerlo además. No
importa cuántas críticas positivas hayamos recibido por nuestro trabajo, él
siempre estará un paso más adelante, reclamando lo que no le corresponde.

 


El
dictador

 

El opuesto al delegado, a
este gerente le gusta supervisar todo, desde los números finales del informe de
gastos hasta cómo le saca punta a los lápices. Entiende el concepto de
delegación, pero es un firme creyente de la mentalidad “si queremos que las
cosas se hagan bien, debemos hacerlas nosotros mismos”.

 

Los empleados necesitan que
se les señalen algunas pautas iniciales para luego pensar por sí mismos, pero
esto no pasa aquí. Probablemente va a mirar todo nuestro trabajo con un peine
fino y va a retocarlo, desperdiciando el tiempo de ambos en el proceso.

 


Los
opuestos no se atraen

 

Por supuesto, encontrar una
dupla perfecta jefe / empleado es casi imposible, a menos que ambas partes
quieran adaptarse a la situación. Usted tiene que trabajar en los defectos de
cada uno y en los puntos fuertes para complementar los métodos de trabajo.

 



Consecuencias de un mal jefe

 

La lealtad del empleado es
importante en cualquier lugar de trabajo, pero es probable que tienda a
desaparecer con un mal jefe. Como regla general, los empleados no necesariamente
quieren ser aconsejados, pero sí contenidos. Es una simple cuestión de
percepción, pequeña, ínfima a veces, pero de una importancia crucial.

 

La moral del equipo sufre en
una situación en la cual los empleados deben padecer “el síndrome del supervisor
que desea agradar”. El mal manejo puede resultar en la partida de un empleado de
la compañía, y lo más importante, llevándose elementos intelectuales y de
entrenamiento con él. El efecto colateral de esto es un descenso en la moral y
la productividad del equipo.

 


Qué hacer

 

Elaborar
informes regulares de progreso

 

Sobre una base regular
(semanal, quincenal, mensual) siéntese con su jefe y póngalo al día sobre los
proyectos. ¿El efecto? El desarrollo de la relación jefe / empleado, la cual, a
final de cuentas, hace que el trabajo juntos sea más armonioso.

 

Ubíquese
en el problema, no en el jefe

 

Tal vez, el jefe no es el
problema, puede ser usted el que no pueda lograr que fluya una buena
comunicación. No sea tímido para atraerlo cuando algo no va bien. Hablen las
cosas y no lo tomen como si fuera un asunto personal.

 

Trabaje
para su jefe, no en su contra

 

Hacer el trabajo en conjunto
va a hacer nacer la química entre usted y su gerente. Sea activo y déjele algún
crédito por su propio trabajo bien hecho, en tanto él sepa de dónde viene.

 

Pase por sobre
su cabeza

 

Si se nota que las cosas no
van a ningún lado, entonces considere hablar con su supervisor. Ser productivo
es mucho más importante que agradar a su jefe a costa de la compañía.

 

Planee una
reunión fuera de la oficina

 

¿Estuvo tratando de hablar
con su jefe por dos minutos para hacerle saber de una nueva idea, pero él no tiene
tiempo? Invítelo a tomar un trago rápido después del trabajo para discutir sobre
algunas cosas. Este encuentro le servirá para el doble propósito de mostrarle
que se toma el trabajo en serio y que quiere mejorar la relación jefe /
empleado.

 

Cambie de
sector o renuncie

 

Si todo esto falla, pida ser
transferido a otro lugar en la empresa –si trabaja en una firma grande– o
simplemente presente su renuncia. Solamente usted conoce lo que vale, y sino se
siente respetado, motivado o valorado, lo mejor es buscar nuevos horizontes.

 


Consejo
semanal para su carrera

 

Tenga en mente que conseguir
un trabajo no es algo fácil de hacer, y conservarlo también requiere de un gran
esfuerzo. Entonces, si el único culpable en el trabajo es su jefe, aprenda a
adaptarse a las situaciones que se van presentando y saque el máximo provecho de
las mismas.

 

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