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Las supersticiones y creencias populares más difundidas: ¿creer o reventar?

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Las supersticiones más populares y excéntricas involucran objetos, animales, flores y plantas, astros, elementos, colores, piedras preciosas y minerales, números, elementos del zodíaco, condiciones particulares de un individuo, y otras varias. Cada una tiene una historia que le es particular.

EL
ANILLO DE BODAS



Al anillo de bodas, llamado alianza desde la segunda mitad del siglo XV, se le atribuyen
poderes que giran en torno a las vicisitudes del matrimonio.
Si el anillo se rompe o se pierde, lo mismo pasará con el amor del otro cónyuge
o será señal de futura viudez.

En caso de pérdida, debe ser reemplazado por un anillo similar comprado por un
familiar o amigo, a pedido del otro cónyuge, porque sino trae mala suerte. Quitárselo
antes que nazca el primer hijo trae mala suerte.

Si se cae el anillo al suelo el día de la boda, el matrimonio durará poco.

Si al colocar el novio durante la ceremonia nupcial el anillo, éste llega hasta
el fondo del dedo de la esposa, es ésta quien mandará en el matrimonio.

LOS
ALFILERES

Los alfileres se relacionaron siempre con prácticas mágicas y de hechicería.
Plinio el Viejo, historiador de la antigüedad, escribió en su "Historia Natural", que los alfileres clavados
en el umbral de una puerta alejaban las pesadillas nocturnas.

Al regresar de un funeral la creencia popular indicaba que clavar un alfiler en
el marco de la puerta de la propia casa alejaba la mala suerte.

Tocando 9 veces una verruga con un alfiler y enterrándolo, la verruga desaparecía
cuando el alfiler se oxidaba.

Una novia no debe guardarse ninguno de los alfileres con los que se confeccionó
su vestido de bodas. Deben ser arrojados al fuego por las modistas que deseen
conseguir novio.

Colocando alfileres nuevos dentro de los zapatos, se olvidan los males de
amores.

Si una persona encuentra un alfiler que le apunta, no debe recogerlo, porque le
traerá mala suerte. Si es la cabeza del alfiler lo que está hacia la persona,
la buena suerte está asegurada.

Si se alcanza un alfiler, una aguja u otro objeto con punta, hay que pinchar un
poquito al que lo recibe, para que la amistad no se corte.

Recibir un broche o un objeto que incluya un alfiler como regalo, puede traer
mala fortuna. Para contrarrestar esto, hay que pagar algo simbólico a cambio de
ese regalo.
Soñar con alfileres es augurio de problemas y dificultades.

En la Grecia antigua, si se perdía un objeto, había que clavar un alfiler en
una silla diciendo "pincho al diablo", y el objeto perdido no tardaba
en aparecer.

EL CIGARRILLO


Encender tres cigarrillos con el mismo fuego trae mala suerte al último que lo
enciende.

Esta superstición proviene de un hecho supuestamente real, en el cual tres
soldados encendieron sus cigarrillos con la misma cerilla, lo cual permitió al
enemigo identificar su posición con el primero, apuntar con el segundo y
disparar, dándole muerte al tercero.

Algunos dicen que este hecho ocurrió en la guerra de los Boers, otros en la
Guerra Civil Española, otros en la Primera Guerra Mundial.

LOS
CORDONES DE LOS ZAPATOS


Cicerón, cónsul romano, en su libro "De Adivinatore", nos cuenta que
la rotura de un lazo o de un cordón de sandalias en Roma o de zapatos en la
actualidad, provoca un tropiezo, es decir, trae mala suerte. Hay que dar nueve
pasos antes de atarlo, si no la mala suerte durará todo el día.

LA ESCOBA

Las escobas fueron
asociadas desde siempre con las brujas. Estas salían a volar hacia los
aquelarres en escobas untadas con un ungüento maléfico, con el que también se
untaban las manos, en el dorso o en las palmas.

Pero también tienen significados protectores conttra las brujerías. Por
ejemplo, colocada con el mango sobre el suelo, impiden la entrada en la casa de
embrujos y hechicerías.

Detrás de una puerta, en posición invertida, impide las visitas inoportunas, o
hace que se retiren pronto.

EL
ESPEJO

Los espejos son empleados como puerta de entrada hacia lo desconocido. Su rotura
trae 7 años de mala suerte.
La adivinación por medio del espejo se denomina catopromancia, y proviene de
Persia.
Soñar con espejos, supone una traición.

Son el origen del empleo de "La bola de cristal" como utensilio de
adivinación.

En la Edad Media se utilizaban niños o muchachas vírgenes a las cuales se les
vendaban los ojos y que eran colocados delante o detrás de un espejo de metal
brillante, ya fuera este cobre, bronce, plata u oro.

El consultante miraba fijamente la superficie del espejo, hasta entrar en una
suerte de trance y dialogaba con el niño o con la joven vírgen, a través de
las preguntas efectuadas por el Adivinador.

Estas practicas, fueron muy perseguidas, y desde Jaime I, (El Conquistador) Rey
de Aragón, (1208-1276), hijo de Pedro II, a los Reyes Católicos estaba
castigada con la pena de muerte y los Papas amenazaban con la excomunión a
quienes hicieran uso de estas brujerías.

Sin embargo, personajes famosos como Catalina de Médicis y el rey Enrique VII
de Inglaterra eran adeptos a este método. Indudablemente estos rituales eran
sexuales u eróticos.

Durante el siglo pasado una metodología similar se empleaba para desenmascarar
a los culpables de un robo, o de otro acto criminal, considerando que la
confrontación del presunto criminal con su imagen producia un efecto hipnótico.

También se decía que en Europa, las mujeres que querían enamorar a un hombre,
ofrecían su alma al diablo a través de un espejo.