Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

¿Estás seguro de que quieres lo que dices que quieres?

¿Te has parado por un momento a pensar en las cosas/objetivos que quieres (o que dices que quieres) y que no has conseguido hasta ahora?



Hay dos formas de autosabotaje muy relacionadas
con que tengas o no los resultados que quieres:

Creer que quieres algo que en realidad no
quieres.

No ser congruente con lo que dices que
quieres.

La primera la he mencionado varias veces, hay
veces en que crees que quieres lo que en realidad la sociedad o los que te
rodean te dicen que deberías querer; y eso crea una división interna que
te hace estar confundida porque crees que lo quieres pero no haces nada para
conseguirlo, o bien no te sientes feliz una vez lo has conseguido.

La solución a esta situación es, por supuesto,
aclarar qué es lo que tú realmente quieres, teniendo en cuenta tus valores,
necesidades y prioridades, sin dejarte influenciar por el ambiente.

Por otro lado, está el tema de ser congruente
con lo que quieres. Si realmente quieres algo ¡tienes que comportarte con
coherencia! Dices que quieres cambiar de trabajo pero no haces nada para buscar
otro.

Dices que quieres estar más sana pero no haces ejercicio ni comes de
manera más saludable. Dices que quieres darle un giro a tu vida pero sigues
haciendo exactamente lo mismo…

Ser congruente con lo que quieres significa que
todo lo que hagas esté enfocado a conseguir
tu objetivo. Esa es una de las
razones por las que se recomienda que una vez que decidas hacer un cambio lo
hagas público, es una forma de comprometerte contigo misma.

Pero no sólo eso,
ser congruente también incluye controlar tu lenguaje corporal y tus mensajes
internos, lo que te dices a ti misma.

Supón que quieres sacar más tiempo para un
proyecto personal, para estar con tu familia o lo que sea. Probablemente lo que
estarás pensando es “Tendría que sacar más tiempo para…”, “Pero de
dónde lo voy a sacar
”, “Si es que no se puede tener todo”. Todo ello
acompañado de suspiros de resignación.

O bien, si se trata de algún otro
proyecto, se te puede pasar por la cabeza ”Habrá que intentarlo, no sé si
saldrá pero bueno, por intentarlo
.”

¿Te reconoces? Así, desde luego, no vas a llegar
a ningún lado, le estás mandando a tu cerebro mensajes mixtos, incoherentes.
¿Cómo vas a estar motivada?

Ahora imagínate que lo que te dices es “Voy a
hacerlo, vamos allá” con una sonrisa, bien erguida, ¿ves la diferencia? Las
personas que triunfan y que consiguen sus objetivos dedican todos sus recursos,
mentales y físicos, a la tarea en cuestión. Como dice Anthony Robbins en su
libro “Poder sin límites”:

Cuando mi cuerpo y mis palabras armonizan,
envío a mi cerebro señales inequívicas de lo que pretendo. Y mi mente actúa en
consecuencia.

¿Por qué crees que todos los que tiene éxito
dicen que la mentalidad es importante? Es fácil pensar que si conocieras las
estrategias que usan, los truquitos que tienen, tú conseguirías lo mismo.

Pero
no es así, a veces tu repites lo que hace otra persona pero a ti no te sale,
¿por qué? Porque su mentalidad es muy diferente.

Así que si te ves empezando con los mensajes de
apatía, prueba esto…

1.
Sustituye
  “Debería sacar algo de tiempo…” por “Quiero sacar más tiempo para
mi” o “Voy a sacar más tiempo para mi” hablando con seguridad y la cabeza bien
alta, nada de suspiros desgarradores ni de estar encorvada mientras lo dices.

2.
Diseña un plan de acción
. ¿Cuánto tiempo quieres sacar? ¿De dónde lo vas a
sacar? (siempre se puede sacar tiempo, no te engañes, es cuestión de prioridades
y de organizarse bien). ¿Cuándo vas a empezar? ¿Qué quieres hacer en ese tiempo?

3. Ponte en marcha.

Al final siempre volvemos al mismo punto: tomar
acción.
Si de verdad quieres cambiar
las cosas y ver resultados, sé congruente, que tus actos y pensamientos
concuerden con tus palabras. Actúa y déjate de excusas y suspiros.

Por
Aida Baida Gil

www.aidabaida.com