Había lechuga, zanahorias, acelga, rabanitos, tomates, perejil y tantas y tantas verduras que formaban todas alineadas, un verdadero movimiento de ballet cuando se levantaba la brisa y un espectacular colorido cuando el sol brillaba en todo su esplendor.

¡Qué bonito recuerdo! Nos juntábamos los chicos de la cuadra (canasto mediante) y después de pedir unas monedas y el permiso a mamá, corríamos  entusiasmados esas apenas dos cuadras que nos separaban de la “Quinta”.

Los dueños de las quintas eran todos buenos, no creo que haya existido alguien que retaceara el haber cargado hasta el tope nuestras canastas.

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¡Qué placer! Cómo olvidarlo, se olía, se veía y se disfrutaba. Las enormes hojas de acelga, las verde oscuras hojas de espinaca y… ¡me olvidaba de los choclos! Hummm… qué sabor incomparable, ya no los hay con ese gustito a… choclo.

Esos días eran de fiesta, sí, todos teníamos la verdura fresca para  ¡el puchero! Qué festín. Bueno creo que les estoy viendo la sonrisa

Hasta pronto y… chaucito

Por Norma Gramano

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