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Todo ha subido

Relatos para arrancar una sonrisa


Una mañana el jorobado Ramón llegó hasta la ferretería con la intención de
comprarse algunas cosas que le estaban haciendo falta para hacer unas
reparaciones en la casa, tenía que reparar la tubería del agua de la cocina que
ya estaba muy corroída por la acción del tiempo. A pesar de la condición física
que tenía el jorobado Ramón, había desarrollado mas que todo como hobby y
también para ahorrarse algo de dinero, la habilidad de hacer él mismo las
reparaciones de su casa en plomería, electricidad y algo de albañilería.


Entró, se acercó al mostrador donde desde el otro lado estaba el vendedor:


-Buenos días señor.


-Muy buenos días – le contestó el vendedor al tiempo que se acercaba al
mostrador  para escuchar el pedido del recién llegado-¿En que puedo servirla?

 -¿Cuánto vale ese martillo que esta allá?- preguntó Ramón al tiempo que con su
mano derecha señalaba el martillo que estaba colocado en la pared de exhibición

 -¿Este?

 -Si, ese mismo.

 -Ese costaba 3000 bolívares, pero como todo ha subido ahora vale 7000.

 -Y
esa segueta ¿Cuánto vale? –volvió a preguntar Ramón al tiempo que señalaba.

 -Esa costaba 4000 bolívares, pero como todo ha subido ahora vale 8000 bolívares. 

-Y
ese nivel… ¿Cuánto vale? 


-Ese costaba 5000 bolívares, pero como todo ha subido ahora vale 8000.

          En ese momento entró un niño a la ferretería, como de 8 años, de
aspecto muy vivaz y desde el instante que entró a la ferretería su mirada se
clavó en la popora que tenía Ramón en la espalda. No dejaba de mirarlo. El niño
se fue acercando poco a poco a la pareja que formaban Ramón y el vendedor. La
mirada del niño era inquisitiva con el aspecto de querer saberlo todo porque
estaba en la edad de los niños que lo quieren saber todo.

          Era que la popora de Ramón no pasaba desapercibida tan fácilmente, con
todo y que se mandaba a hacer sus camisas con un sastre amigo, no quedaba oculto
su defecto, quedaba disminuido un poco solamente pero aún así se notaba a
leguas.

          El niño se acercó aún más y cuando estuvo al lado de Ramón, lo tocó con
su mano derecha para que le prestara atención. 


-Señor disculpe-le dijo- eso que tiene en la espalda  ¿Qué es?

 -Ay mijo, deben ser las nalgas porque como todo ha subido – le contesto Ramón.