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Organizando la cocina

Ella no sabe donde poner las cosas, él no sabe donde encontrarlas… o viceversa. Esta escena cotidiana en todas las cocinas puede ser cosa del pasado si sigue nuestros consejos.

Lo primero es lo
primero: para que las despensas de su cocina estén organizadas, es necesario
comenzar de cero.



En primer lugar, se debe vaciar cada
rincón de la despensa moviendo todos los artículos que allí se encuentran,
sea poniéndolos en cajas o bien trasladándolos a algunos estantes cercanos.

Luego,
será tiempo de limpiar todos y cada uno de los rincones de la despensa, pasándole
un paño seco.

Una
vez hecho esto, deberá planificar un nuevo tipo de uso para la despensa. En
este sentido, sería importante que se tome algún tiempo, previamente, para
pensar cuales serán sus principales necesidades de uso, antes de empezar.

Más
adelante, deberá elegir que parte de la despensa corresponderá para el
almacenamiento principal, y que parte se destinará al secundario. Si es
posible, el lugar destinado al almacenamiento principal debería estar siempre a
la vista y bien a mano, ya que allí se guardarán los artículos utilizados más
a menudo.

Luego,
deberá clasificar cada uno de estos almacenamientos por artículo. Por ejemplo,
utilice un estante sólo para los enlatados, otro para los alimentos no
perecederos, otro para los artículos de limpieza, y así.

De todas formas,
tenga muy en cuenta almacenar todos los productos de limpieza bien separados de
los alimenticios, y fuera del alcance de los niños pequeños.

Haga lo mismo si guarda algunos medicamentos de uso cotidiano en la cocina
(recuerde guardar en la heladera los que necesitan frío).

En este caso,
controle con regularidad la fecha de vencimiento de los medicamentos, y guarde
en alguna caja o recipiente de cualquier tipo los medicamentos que estén
sueltos (blisters de pastillas, por ejemplo), las jeringas o dosificadores (que
se usan para administrar los jarabes a los niños), las curitas o bandas
autoadhesivas, etc.

Asimismo,
debería marcar cada uno de estos lugares que ha clasificado, por ejemplo poniéndoles
a cada uno de ellos un cartelito que de cuenta de su contenido.

Ahora
sí, podrá comenzar a llenar la despensa colocando los artículos que había
separado, en el nuevo lugar que les ha asignado.

Mientras
vuelve a llenar la despensa, confeccione dos listas. La primera tendrá que ver
con las compras de los artículos que necesita, mientras que la otra se compondrá
de ideas para agregar nuevos contenedores, bandejas, o como ordenar el exceso de
mercadería, todo ello con el objetivo de hacer su despensa más útil.

En
este sentido, siempre será importante que coloque todos los artículos pequeños,
como los caldos de sopa, dentro de una pequeña caja o un contenedor plástico,
con el fin de mantenerlos juntos.

Tenga
en cuenta también destinar los estantes más bajos para el almacenamiento de
papel, colocando todas las servilletas, toallas de papel, y papel higiénico
juntos.

También
en los estantes más bajos, o incluso en el piso, mantenga todos los artículos
pesados, como las botellas de agua, gaseosas o sodas, o vino.

En un envase o recipiente metálico ponga todos los objetos punzantes que guarde
habitualmente en la cocina: tijeras, agujas, alfileres, etc.


Guárdelos lejos del alcance de los niños pequeños, de una manera que no corra
riesgo de caerse al abrir la puerta de la despensa, y con un cartel o leyenda
pegado… que le recuerde no meter la mano adentro sin mirar.

Para
el caso de que le quede algún lugar libre en la pared, dentro de la despensa,
considere colgar algunos ganchos para los repasadores, escobas, carteles u otros
artículos útiles que le ayuden a organizarse.

Si guarda papeles (recetas, teléfonos y menúes de deliverys de comida, etc.)
busque folios o carpetas en los que pueda guardarlos en forma organizada, para
encontrar rápidamente lo que busca, y para que la acumulación de papel no le
ocupe espacio de más e impida la apertura de cajones y puertas.




Si no pudo dejar todo de forma ordenada, considere quitar algunos artículos
secundarios, para almacenarlos en otra parte. Por ejemplo, los artículos que
sean sólo de papel podrían guardarse en el garaje, o muchos bultos cerrados de
comida no perecedera en el sótano de la casa.

Asimismo,
no dude en desprenderse de los alimentos o los artículos viejos que nunca
volverá a utilizar.

De
todas formas, el re-almacenamiento de su despensa no finalizará en cuanto
termine de reacomodar los artículos. Por el contrario, deberá intentar
reorganizarla siempre que pueda, aunque especialmente en los momentos en que se
pueda concentrar.

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