Causas y tratamientos naturales
El interés por la disfunción sexual masculina ha oscurecido a ese otro tipo de disfunción, que no es menos importante y que de hecho ha sido considerada epidemia. Nos estamos refiriendo a la disfunción sexual femenina (DSF).
Según algunos estudios, casi el 45 por ciento de las mujeres ha experimentado alguna disfunción sexual en alguna etapa de su vida, aunque en la mayoría esto ocurre frecuentemente entre los 25 y 50 años.
Con todo, las disfunciones sexuales fueron históricamente estudiadas como un problema exclusivamente masculino, y si bien actualmente se sabe que también las mujeres pueden sufrir de disfunciones sexuales, las investigaciones sobre las mismas se suelen realizar tomando como base los productos diseñados para los hombres.
Los problemas más comunes que sufren las mujeres en el campo sexual, tienen que ver con la falta de excitación, de deseo, de orgasmos, y con problemas de dolor durante el coito, aunque las condiciones psicológicas han sido también un importante factor de problemas sexuales en este género.
Se piensa que las causas psicológicas, físicas y de relación, son interdependientes en la DSF. Pero comprendiendo cómo estos tres factores actúan recíprocamente, se puede comenzar a entender cómo actúa la respuesta sexual femenina.
En la primera de las cuatro etapas de la respuesta sexual femenina, es determinante el entusiasmo. Con un estimulo, tanto medicinal como mental, una mujer que se encuentra en esta etapa de la experiencia comienza a transpirar, su vagina se dilata y a aumentar la lubricación, así como también sube el ritmo cardíaco, fluyendo de esta forma más sangre hacia sus genitales.
La excitación prolongada lleva a la segunda etapa, el estancamiento. El ritmo cardíaco y la dilatación vaginal pueden continuar aumentando, mientras que los senos se amplían y los pezones comienzan a erguirse.
Si todo continúa bien, el orgasmo sería la tercer etapa, después de la cuál vendrá la relajación y la cuarta etapa, donde la sangre fluirá lejos del área de vaginal, invirtiendo los efectos de las etapas previas.
En el caso de la disfunción sexual masculina, la circulación a los extremos genitales es un factor esencial. Sin embargo, en el caso de la DSF, las causas hormonales y psicológicas parecen tener más repercusión.
Con todo, muchos de los
mismos productos naturales que se utilizan para los hombres, han tenido eficacia
al ser consumidos por las mujeres, aunque la investigación de estos productos se
ha concentrado en su mayor parte en los hombres.
Especias, ricas pero también sexys
Las especias pueden estimular el sistema nervioso, por lo que a menudo pueden
causar excitación o un deseo sexual aumentado. La capsaicina, el componente
principal de la pimienta, actúa de forma muy beneficiosa para ayudar a elevar el
deseo sexual, debido a su capacidad de aumentar el ritmo cardíaco, el
metabolismo y la transpiración, algo muy similar a lo que sucede durante a
excitación sexual.
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