Día a día, nos enteramos de nuevos y sofisticados proyectos para restringir
nuestra vida privada. La ofensiva lanzada por el ex-presidente norteamericano
George W. Bush, que busca hacer lo más estrecho posible el área reservada a
nuestra intimidad, “supuestamente” para luchar contra el terrorismo, es otra de
las claras muestras de la tentativa de los actuales gobiernos por controlar
todas nuestras acciones, con el objetivo de convertir el mundo en un gigantesco
panóptico, en el sentido en que lo describía el filósofo Michel Foucault en su
celebre obra “Vigilar y castigar”.
En realidad, una de las razones fundamentales por las que se busca tener un
profundo conocimiento de nuestros hábitos y acciones, es por la necesidad de las
grandes corporaciones de conocer a sus consumidores, para así desarrollar
productos que puedan tener cabida en el mercado y les permitan ampliar sus
ganancias.
Por eso, aunque no lo sepamos, existen cientos de empresas que trafican
nuestros datos, cruzan informaciones, y elaboran segmentaciones, que luego se
transforman en bombardeos de correo electrónico basura (spam), correspondencia
de promociones, y todo tipo de ofertas y solicitudes telefónicas, por cierto
siempre inoportunas.
Tanto si la información es recabada a través de internet, compañías de seguro,
bancos, u otro tipo de fuente (incluso el gobierno), debemos saber que esto dara
pie a que muchas personas tengan muchos conocimientos acerca de nosotros, lo
cual es sin dudas un motivo de cautela.
No es extraño, entonces, que surjan amplios debates referentes al derecho a la
privacidad, sobre todo por la búsqueda de informar a mucha gente que su
información personal es un bien propio, y no debe tentarse a regalarla por un
simple cupón de sorteo.
El debate es amplio y comprende una gran cantidad de aristas. Mientras tanto,
es menester que abordemos esta cuestión en manos propias, y tomemos los pasos
necesarios para controlar nuestra información personal. Aquí le damos algunas
sugerencias.
Controlando
su información personal
-
Leyendo la “letra chica” de los contratos
El primer paso a tomar, deberá ser leer “la letra chica” con sumo cuidado.
Actualmente, en la mayoría de las instituciones financieras, ya existe alguna
forma de normas de preservación de la privacidad. Sin embargo, siempre se debe
estar atento de los permisos que se firman, así como de la información que se
brinde.
Leer y completar los complejos formularios bancarios, a menudo suele ser
bastante incómodo, y algo difícil. Sin embargo, las instituciones financieras
están en la obligación de asesorarle en todo lo que usted les consulte,
proporcionándole una manera fácil y clara de comprender sus derechos de
privacidad y las maneras concretas de mantener su información personal a
resguardo del envío hacia otras compañías no afiliadas al banco, que deseen
vender sus productos.
No lleva más que unos pocos minutos comprobar la información que le requieren
proporcionar para su tarjeta de crédito o estado de cuenta bancario. Muy
probablemente, exista una opción declaración de privacidad, y una manera
concreta de transmitirle al banco o tienda su imposición de mantener su nombre
fuera de las molestas bases de datos que se suelen vender.
-
Resguardo en la red
En segundo lugar, debería tomar los mismos recaudos cuando se encuentre
navegando por Internet. Si le llega e-mails basura (spam) con promociones, no se
apure a simplemente borrarlos. Aproveche la oportunidad para comunicarle al
emisor que no desea recibir ningún otro correo de esos.
Generalmente, en la mayoría de los correos, existe la oportunidad de
desuscribirse del mailing, mediante la respuesta al emisor. Cuando complete sus
datos en una página web, y si es que no desea recibir correos de la misma, trate
de dejar vacío el casillero en el que se le brinda la posibilidad de recibir
mensajes provenientes de esa página.
En los sitios serios y responsables, siempre encontrará un link a una norma de
privacidad. Léala y tómese el tiempo necesario para entenderla. Una norma de
privacidad de la compañía, es a menudo la primera línea de defensa –asumiendo
que uno necesita defenderse de las prácticas abusivas- contra el uso inadecuado
o molesto de su información personal.
-
Atendiendo el informe de crédito
En
tercer lugar, deberá verificar periódicamente su informe de crédito. Si bien es
fácil saber, gracias a las facturas, si alguien ha “maltratado” una extensión de
su tarjeta de crédito, es imposible averiguar, por medio de estos resúmenes, si
alguien ha hurtado una tarjeta de crédito preautorizada o cheques que han estado
alojados temporalmente en su buzón, utilizando su identidad para operar con
ellos. Siempre informe de cualquier suda o comprobación de usos no autorizados,
de forma inmediata.
Finalmente, tome acciones para lograr lo que sus derechos de privacidad sean
realmente respetados. Es ciertamente un problema que su compañía emisora de
tarjeta de crédito de su nombre y número de teléfono a un vendedor… Si usted se
preocupa por que sus datos personales no caigan en manos incorrectas, debe saber
que existen una multitud de leyes provinciales y nacionales referentes a
privacidad, robo de la identidad, etc., para procesar a aquellos que hayan usado
ilegalmente sus números de cuenta u otra información personal.
Además, muchos países cuentan con leyes de consumidores que protegen del uso no
autorizado de información médica, y no permiten su uso a menos que exista una
autorización firmada por el paciente. Una vez más, la mayoría de las leyes de
privacidad de registros médicos tienen penas sustanciales -a veces penales – por
el uso indebido de esta información.
¿Es entonces tan difícil preservar la intimidad? Como vimos, los gobiernos
partidarios del control social están intentando reducir todo lo posible nuestro
derecho a preservar nuestra intimidad, pero aún existen varios medios jurídicos
y legales que nos posibilitan resguardar nuestra información.
Según la mayoría de las personas, es necesario que se sea capaz de controlar el
uso de la información personal, pero, en rigor, esta misma gente no considera la
protección de la privacidad como uno de los asuntos más importantes en su vida.
Por eso, muchos continúan compartiendo cada vez mas, de forma innecesaria,
información personal con negocios, bancos, individuos, e incluso, la que nos
pide innecesariamente el gobierno.
Por supuesto que todo esto no quiera decir que uno se encierre en un cubo de
cristal: así como nos molesta que mucha personas sepan mucho acerca de lo que
hacemos, el otorgamiento correcto de la información personal también nos permite
gozar de los beneficios del comercio electrónico, los depósitos bancarios
online, o las declaraciones financieras por Internet.
Por eso, la clave está en utilizar las herramientas que ya están a nuestra
disposición, de una manera inteligente y cautelosa, aunque sin resignar de los
avances tecnológicos. De esta forma, la información que necesitamos otorgar para
mejorar nuestras elecciones diarias como consumidores serán las mínimas
imprescindibles, mantendremos su control al respecto, y evitaremos muchos de los
peligros del maltrato de dicha información.
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