En
muchos países ya ha comenzado la primavera, y con ella, los primeros atisbos de
sol radiante, que sin dudas tendrán un importante efecto sobre nuestra piel, y
por lo tanto sobre las bases de maquillaje que debemos llevar.

En
efecto, así como no tenemos el mismo color en verano que en invierno, tampoco
la base de maquillaje puede ser la misma.
Pero antes de cambiar, se deberían tener en cuenta las siguientes sugerencias:

1.
Poca cantidad

Dice el dicho que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y lo mismo ocurre con las
bases: una cantidad suficiente disimula las imperfecciones, pero el exceso las
resalta y delata que tienes algo que ocultar.

2.
El mismo color

Las
bases para tu piel deben tener el color y el tono de tu piel. Y desde el momento
que te las aplicarás en el rostro, debe probarlas en el rostro (y no en otras
áreas como las manos, que por lo general tienen una tonalidad diferente).

3.
La mejor para tu piel

Hay
dos tonos principales de tez, por lo que para que la base no se note se debe
usar el tipo adecuado para cada piel.
El primero, el de las pieles pálidas, tiende hacia el rosa, y necesita bases
compuestas por pigmentos en la gama del rosa.
Las pieles aceitunadas, que tienden hacia el amarillo, necesitan, en cambio,
bases en la gama del amarillo.





4.
El bronceado no pasa por las bases

No
son pocas las mujeres que utilizan tonos de base mucho más oscuros que los de
su piel para parecer bronceadas.
¡ Error ! Esta no es la razón de ser de las bases. Si quieres aparentar que ya
has comenzado a broncearte, es mejor inclinarse por los “polvos de sol” o
por el rubor, aplicándolos sobre el mentón, las comisuras de la nariz y la
frente.

5.
Pero sí pueden ayudarte a resaltarlo

Una
vez que ya estés bronceada, usa una base un par de tonos más oscuro, y realza
el color con un corrector de ojeras, sobre el área de los ojos y en la frente,
nariz y mentón.