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¿Es mi hija anoréxica?

Muchas veces los padres somos los primeros en advertir cambios en los hábitos de comida de nuestros hijos. Datos que nos advierten sobre un posible trastorno de la alimentación.

Cuando hablamos de
ANOREXIA es importante distinguir entre las personas que realmente la padecen y las que, siguiendo un ideal de silueta que se identifica con las modelos, buscan bajar de peso y mantenerse
delgadas por medio de dietas estrictas y mucho ejercicio físico.

Estas últimas detienen su proceso de adelgazamiento en un límite exagerado, ya que su intención es lucir sus cuerpos y resultar atractivas. Ninguna modelo lleva su delgadez más allá de lo que cause un buen impacto estético, en cambio, en un caso de ANOREXIA ese freno no se da. 

Las mujeres que padecen ANOREXIA pueden argumentar que quieren bajar sus kilogramos de más porque se sienten “gordas", pero cuando llegan al peso que tienen las demás, no pueden parar y siguen adelgazando hasta llegar a un punto en el cual ya no causan una buena impresión, sino que pasan a provocar horror. 

Ahora bien, detectar un caso de Anorexia Nerviosa en el momento en que provoca espanto, es sumamente riesgoso porque, como es sabido, este padecimiento puede terminar en la muerte.

Por eso, la detección precoz de este trastorno tiene un enorme valor. 

Para poder determinar un caso de ANOREXIA en sus inicios, hay que tener en cuenta que la persona anoréxica deja varias actividades de lado, no sólo deja de comer.

Lo central del padecimiento es el encierro en el que se inserta la persona afectada. Y en la medida en que se va aislando, no sólo cierra la boca para suspender las comidas, sino que además habla menos, escucha en menor cantidad, no mira a los ojos (está como mirando al vacío), y presenta síntomas de constipación y de amenorrea o falta de menstruación (los que en ocasiones preceden al adelgazamiento extremo). 

Este encapsulamiento, en el cual todos los agujeros corporales parecen bloquearse, se va haciendo cada vez más intenso a medida que el cuadro se agrava.

La persona que lo padece, intenta a través del encierro bloquear su intercambio con el medio y controlar todo lo que entra y sale de su cuerpo. 

Otro elemento que también puede observarse es un cambio en las relaciones interpersonales, evidenciándose la soledad, ya sea por un marcado retraimiento o una desconexión con los afectos.

Puede suceder por ejemplo, que estén rodeados de gente, sin que ello implique tener un verdadero contacto con los otros. 

Estas son sólo algunas cuestiones a tener en cuenta cuando sospechamos que alguien de nuestro entorno está sufriendo un desorden alimentario.

Lo importante es no presionar a la persona para que coma, pues esto siempre produce un agravamiento del cuadro.

Y sobre todo, es necesario consultar a tiempo, para que tanto el paciente como sus familiares encuentren una salida posible.

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