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Educación para adultos: una segunda oportunidad

Atrás quedaron los años en los que el estudio era garantía de ascenso social: hoy ni siquiera un título da la seguridad de un trabajo estable y bien remunerado. Pese a esto, existe la percepción de que si hay algún camino, ese es el del estudio.

Es
por ello que la matrícula de inscripción al
primario, trepo, de 1994 a esta
parte, de 136.257 a 155.383 en todo el país, en tanto que la del secundario
subió, en el mismo lapso, de 128.797 a 377.426, según consignan datos elaborados
por la Red Federal de Información Educativa, dependiente del ministerio de
Educación.

· Panorama
desolador

En
la Argentina, el 2,6 % de los adultos jamás fue a la escuela, el 18,1 % no
alcanzó a concluir la primaria, y tan sólo el 14,1 de los adultos finalizó
sus estudios de nivel secundario, lo cual significa que mas de la mitad de los
que adultos, esto es, 9.100.000, no pasó de la escuela primaria, según se
desprende del informe “La educación de jóvenes y adultos. Estado de situación
en la Argentina” realizado por el
Ministerio de Educación de la Nación.

Frente
a este panorama, el Ministerio esta evaluando los cambios a seguir para impartir
educación para quienes por una razón u otra han dejado incompletos sus
estudios. Pilar Giménez, Coordinadora del plan EGB para adultos, una de las
cinco ramas del Programa Escuelas
Prioritarias, que intenta atender las necesidades de las partes mas vulnerables
de la población, afirma sin embargo que el presupuesto no se ha incrementado en
relación con la matricula “hubo un pequeño aumento, pero no nos alcanza”
se lamenta.

Giménez es quien coordina los Centros de Apoyo Pedagógicos,
(CAPS), que son 580 puntos de asesoramiento docente para los profesores de las
provincias “Trabajamos en forma conjunta con las provincias, ellos ponen los
profesores y las aulas y nosotros les damos los textos y los asistimos desde los
CAPS”.

Lo
cierto es que hasta el momento no hubo cambios significativos en la materia, mas
allá del proyecto en el que se trabaja para reformular los planes que sólo
podrá comenzase a impartir a fines del años próximo.

Consultada por las
razones del fracaso en la educación media normal, Giménez afirma que la
educación secundaria jamás estuvo adaptada a las necesidades del destinatario
y nunca tuvo programas flexibles que se adapten a los cambios que viene la
sociedad “La demanda es enorme, la gente sabe que necesita el secundario para
trabajar hasta de repositor, y su demanda es una educación que les permita
ingresar en el mundo laboral. Nosotros debemos enseñarles sus derechos como
personas, pero también como trabajadores” sentencia.

En
a ciudad de Buenos Aires, el Viceministro de Educación lanzó el año pasado
Plan Adultos 2000, que actualmente posee mas de 30.000 inscriptos, y está
orientado a aquellos que deben materias del secundario, para que a distancia y
sin complicaciones horarias puedan dar las materias que es quedaron
“colgadas” del colegio secundario e ingresen en un plan de becas y
capacitación laboral.

El plan proyecta asistir a 360.000 jóvenes de entre 20 y
24 años, una de las poblaciones mas castigadas por el desempleo, con una tasa
del 35 %.

· Búsqueda
de futuro

Las
razones por las que un adulto intenta retomar su educación formal son de las
mas variadas, desde una necesidad propia hasta una económica, pero es ésta última
la que parece ser el condicionante para que la persona vuelva a las aulas.

El
Centro Educativo Nivel Secundario (CENS) nº 42, de Chile 1158, es un secundario
que forma parte de la red pública de educación para adultos, con 69
establecimientos que funcionan en escuelas primarias, sindicatos, hospitales e
incluso en el canal 7, siempre de acuerdo a la orientación laboral que tengan
en el último año.

Allí, Melina Fiacchi, de 19 años cursa junto a su hermano
mellizo el segundo año de los tres necesarios para lograr el título secundario
“Lamentablemente, -afirma en coincidencia con su hermano- la mayor parte de
los que estudian lo hacen por una necesidad estrictamente laboral, ni por una
cuestión propia ni para relacionarse, sino para lograr un trabajo o uno mejor a
que ya posee”. Melina sostiene que junto a su hermano son de los pocos que
estudian por una necesidad socio-cultural, y para poder acceder a cursar una
carrera terciaria.

La
directora de este establecimiento, Silvia Mijalovsky, afirma en coincidencia que
la gran parte de los alumnos buscan escalar posiciones con el título secundario
“Según un informe que elaboramos hace dos años, el 65 por ciento de la
población estudiantil poseía un trabajo en relación de dependencia, mientras
que el 13 por ciento trabajaba por cuenta propia, pero existía la necesidad en
ellos de ascender socialmente, y para poder encontrar un trabajo mejor
necesitaban un título secundario”.

Sin
embargo, muchos de los que ingresan no logran finalizar sus estudios, ya que si
bien no cuentan con estadísticas oficiales sobre niveles de ingreso y deserción,
Mijalovsky contabilizó una deserción de mas de un cincuenta por ciento en el
primer año, que luego se reduce a un veinte por ciento, para ser casi nula en
el tercer año.

“De
los noventa que entramos en primer año solo vamos a egresar 25 -afirma
Alejandro González, de 21 años, que cursa el último año del CENS- muchos de
los que empezaron conmigo eran padres de familia y las complicaciones no los
dejaron terminar”.

Ciertamente,
a juzgar por quienes concurren a sus aulas, se trata mas de un secundario para jóvenes
que para adultos, ya que quienes superan los treinta años son allí minoría.

Consultada Mijalovsky por las razones de semejante deserción, afirma que para
muchos de los mas adultos la experiencia de volver a las aulas o de empezar en
una edad muy avanzada resulta altamente traumática “No solo se trata de
retomar una experiencia frustrada, sino que además tienen a su cargo muchas
otras responsabilidades” responde, admitiendo que quienes estudian no cuentan
con ningún tipo de beca ni guardería, “solo hemos logrado que desde la
municipalidad se nos mande una vianda con un sandwich y una fruta” .

Entre
las dificultades propias y ajenas, los adultos apuestan a sortear las vallas
para lograr un lugar en una sociedad cada vez mas compleja y con mayores
exigencias “No se si esto me va servir, -afirma Alejandro- pero creo que otra
no hay”.

 

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