Aguafuertes
de Rembrandt, donde con su libre y original distribución lumínica, infunde a
su composición el pálpito vital del Barroco. Lo visual, lo óptico, la luz que da vida a la sombra que determina su
estilo.
La
luz rebasa la forma y es ella la que con las cosas juega. Todo lo tectónico pierde así su valor óptico y las figuras se
separan y vuelven a unirse en la escena del mundo mas extraordinario como si no
fuesen ellas, sino la luz, lo único real.
Fue
el primer pintor grabador que alcanzó una perfecta coherencia, procesal entre
ambos medios.
Tal
como pinto, grabó y hay un paralelismo estrechísimo entre la pasada del pincel
y su tendencia a la mancha grabada, entre sus claroscuros pictóricos y las
luces y sombras de sus estampas.
En
el s-XVII, Rembrandt, es el gran pintor que investigó el paso del color al
blanco y negro grabado. Para ello utilizó la técnica del aguafuerte, el
procedimiento calcográfico al que dotó la identidad; un medio de manejo suave
que orienta y conduce la punta sobre el barniz y el surco es excavado por el
mordiente, evitando así la presión de la mano sobre la matriz.
Rembrandt,
contaba en su colección con estampas de RIBERA de un trazo libre y vigoroso,
relación que se percibe entre el grabado del holandés y el español que se
estrecha en admiraciones e influencias, en especial con los grandes del grabado
que ha dado éste país: GOYA y PICASSO, coleccionistas, admiradores y
receptores de flujos rembrandtianos, lo mismo que el catalán Mariano FORTUNY.
RIBERA,
GOYA, FORTUNY, PICASSO, y REMBRANDT, son pintores grabadores, condición que
determina un grabado más pictórico que gráfico.
La
independencia de la gráfica, se había irradiado desde la Toscana hacia toda
Italia y en definitiva a toda Europa, a partir de s.XVI, hasta punto de que
llega a ser considerada el fundamento de las artes visuales y la arquitectura:
Leonardo
le
asigna al dibujo un lugar esencial en la obra pictórica, como “medio de
conocimiento”.
En
el s.XVII, con el talento creador y la pericia técnica pusieron en evidencia
artistas como Rembrandt, contribuyendo a la emancipación del dibujo. Este siglo, fue el del esplendor del barroco, un arte vitalmente dinámico,
donde la acción y la pasión determinaron las creaciones y trataron de incluir
al observador.-
Las
poéticas del BARROCO desarrollaron un verdadero desarraigo de la tradición
metafísica y fueron por ello, anticipadoras de un fenómeno característico de
la cultura moderna: la liberación del arte de las propuestas miméticas.
FOTOGRAFÍA:
“LA MUERTE DE LA VIRGEN” (1639)
aguafuerte y punta seca 41 x 31 cm.