Si estereotipamos los géneros (por una cuestión de mayoría),
es muy fácil deducir que los hombres se centran solo en el objetivo y para las
mujeres el objetivo es un mero detalle, lo trascendental es el proceso completo.
Pongamos el ejemplo del supermercado. El
hombre debe ir con su lista, comprar lo que está escrito y volver. Mas allá de
un antojo propio, difícilmente compre algo extra que se acorde que era necesario
en el hogar.
Por el contrario, la mujer difícilmente
vaya con una lista. Si cuenta con tiempo, la mujer ira al supermercado a
caminarlo.
La pregunta en muchos casos es, como
negociar y llegar a un punto medio entre ambos extremos.
Yendo a un caso más profundo como el del
matrimonio, en términos generales, para el hombre es un objetivo cumplido y
quizás lo deje de cuidar.
En cambio, para la mujer el contraer
matrimonio es un simple paso de todo el proceso, un objetivo cumplido pero un
punto intermedio también.
La mujer ansia y necesita la conquista
diaria, como parte del proceso.