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La dosis de agua justa para el jardín

El secreto de un jardín bien regado está en los factores de temperatura y humedad del ambiente, así como del tipo de planta y la transpiración que emane.

Aquí,
algunos secretos para efectuar un buen riego al jardín y ayudar al normal
crecimiento y duradero mantenimiento del mismo:

-El riego normal: se deben dejar algunos
centímetros entre la tierra y el borde de la maceta. Este espacio es el que
precisamente se destina al agua de riego.

Se recomienda proteger las plantas del
exterior con una cubierta que lo aísle de condiciones climáticas extremas, y
una vez llegado el calor, volver a abonar o renovar la capa superficial de la
tierra para evitar que la planta decaiga. 

Las
plantas de hojas amplias y suaves tienen mayor necesidad de agua, mientras que
las que tienen hojas angostas y rígidas, frecuentemente resisten más y no
necesitan tanto riego (especialmente en épocas de frío).

Teniendo en cuenta la temperatura, las plantas varían sus requisitos hídricos.
Cuanto mayor sea el calor, mayor cantidad de traspiración mostrará la planta y

la
pérdida de agua por las hojas resultará cuantiosa. 

Las plantas de interior suelen evaporar mejor la humedad y consecuentemente
necesitan riegos más espaciados, salvo que las condiciones de calefacción
provoquen una sequedad excesiva. 

Plantas
que necesitan menos
riego:

 -las
de hoja dura

-los
bulbos

-los
rizomas

-los
tubérculos.

Recomendaciones

-Antes
de regar una planta tocar la tierra y advertir si es necesario según la humedad
presente. La tierra tiene suficiente agua cuando al apretarla rebalsan gotas.

 -Durante
épocas de calor, pulverizar con un rociador agua que tenga la temperatura
ambiente (ni fría ni caliente).

 -Revisar
el drenaje. Tanto en plantas como en el crecimiento del pasto, es imprescindible
asegurar el aireamiento para el sano crecimiento de las raíces y la circulación
del agua (de riego y de lluvia). Repetir el procedimiento 2 veces al año.

-Para
efectuar ese proceso de aireamiento, utilizar un rastrillo en las zonas en que
la tierra esté más compacta, sumergiéndolo por lo menos 15 centímetros y
llevándolo de atrás hacia delante y viceversa.

 

 

 

 

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