Nos abocaremos ahora
a considerar cada una de las emociones auténticas
y ver cuales son los mecanismos más frecuentes
de sustitución aprendidos en la infancia.
Cada emoción
abarca toda una gama de distintas intensidades,
o sea que los extremos de la rabia serían
el odio por un lado y el desagrado por el otro.
Como dijimos la
finalidad de esta emoción auténtica
es defendernos cuando nos agreden, cuando no
nos respetan, poner límites, delimitar
nuestro espacio.
Si alguien muestra
rabia la conducta apropiada de la otra persona
(Y esto sirve para empezar a aplicarlo con nuestros
hijos u otros adultos) sería permitir
su expresión y después analizar
el problema que la provocó.
Pero puede ser que
en el ambiente familiar esta emoción
no sea aprobada, o por ejemplo sea aprobada
en los varones pero no en las mujeres, quizás
no sea muy bien visto que una nena “buenita”
tenga una explosión de rabia o levante
la voz para defender sus derechos y se la rete
cuando lo hace. Entonces aprenderá a
reprimir esta emoción para ser aprobada
en su núcleo familiar.
Las emociones sustitutivas
que suelen reemplazar a la rabia son:
Falsa alegría:
esto se da cuando en la familia de origen alguien
se reía cuando estaba enojado (se aprende
por imitación) o bien se reían
cuando uno se enojaba.
Ansiedad: quizás
en la familia se creía que si alguien
se enojaba fuera capaz de matar. No distinguían
entre “sentir y expresar” y “actuar”.
O quizás hubiera algún familiar
muy violento y por no querer parecerse a él
se reprimía la rabia por miedo a perder
el control.
Falsa tristeza:
(esto se considera como estar deprimido, como
emoción) no le dejaban expresar la rabia,
volcándola contra sí mismo. También
cuando se ha tenido el modelo de algún
familiar que siempre estaba deprimido y uno
se ha identificado con esa persona. En general
detrás de toda depresión hay rabia
no expresada.
Culpa: esto sucede
cuando al mostrar rabia, aún con razón
alguien se mostraba muy dolido. Se empieza entonces
a sentirse culpable por estar enojado y se reemplaza
la emoción.
Habrán notado
que cada emoción auténtica tiene
una emoción sustitutiva que es parecida,
por ejemplo la rabia con la falsa rabia. Hay
algunos criterios para diferenciarlas.
Dijimos que una
emoción debe ser adecuada en calidad,
intensidad y duración a una situación
del presente. Por ejemplo si mi pareja se olvida
de que es nuestro aniversario y habíamos
programado una salida que ambos disfrutáramos
y en cambio hace un programa de ultimo momento
con un amigo, lo razonable es que yo sienta
rabia, bronca, enojo, adecuado a la situación
puntual que se describe, si puedo expresarla
la duración de esta bronca será
limitada (en general cuando uno expresa una
emoción auténtica, ésta
no permanece en mi.)
Ahora si yo por
esto estoy enojada sin hablarle durante una
semana o decido cortar la relación por
este olvido o mi reacción es demasiado
violenta ya no sería adecuada al estimulo
que la provocó en el aquí y ahora,
sino que estaría respondiendo a viejas
cuentas pendientes, a situaciones del pasado
sin resolver. Esto sería falsa rabia,
una reacción desmedida o que tiene una
duración excesiva en el tiempo.
Es esa gente que
guarda rabia por años, que tiene rabia
porque se peleó con el hermano hace 15
años o que parecería que siempre
está enojada. La falsa rabia responde
entonces a una situación no resuelta
del pasado e invita a los demás a sentirla
como algo exagerada.
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