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¿Adónde se han ido los buenos modales?

¿Es apropiado educar a nuestros hijos sin modales por el hecho de que casi nadie lo hace? ¿Por qué, muchas veces, nos reímos ante la falta de educación y la justificamos? Si sientes algo de nostalgia al pensar en los modales del pasado, entonces todavía hay esperanzas…

¿Qué son los buenos modales en el mundo de hoy? 

¿Qué? ¿Ehhh? ¡Muévete! ¡Cierra la puerta que entra el chiflón! etcétera, etcétera, etcétera. ¿Adónde se han ido los modales? ¿Qué a ocurrido con los: Discúlpeme, lo lamento, no lo escuché, ¿me permite?, ¿podría… ? Estas frases parecen estar extinguiéndose entre los jóvenes de hoy.  

De tanto en tanto, podrás escucharlas salir de las bocas de adultos mayores de cuarenta años, y sobre todo de los ancianos; pero, ¿qué ocurre con los jóvenes? 

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que las familias se sentaban a comer todas juntas alrededor de la mesa? ¿Te acuerdas de cuando disfrutabas del almuerzo y la persona que hablaba no era interrumpida?  

La gente sabía que no era pertinente realizar llamados telefónicos durante los horarios de las comidas, y si tu teléfono llegaba a sonar, nadie se levantaba de la mesa para atender (al menos que pudiera tratarse de una emergencia).  

Desde ya, en aquellas épocas de modales bien aprendidos, el caller ID y la máquina contestadora no habían sido inventados, de modo que quien llamara debería volver a hacerlo. Asimismo, era muy extraño que se realizaran llamados después de las ocho de la noche y, de hecho, nunca ocurría después de las nueve. Se lo consideraba como un acto de mala educación. 

Sin dudas, cada vez son más los hogares con padres divorciados y, a causa de la necesidad de que más de un integrante de la familia trabaje, las oportunidades de sentarse alrededor de la mesa todos juntos cada vez son menos.  

Los niños de hoy en día y los buenos modales 

Sin embargo, ésta no es una excusa valedera para no inculcar los buenos modales en los chicos. Codos fuera de la mesa, la servilleta sobre el regazo, y nada de hablar con la comida en la boca. Nadie comienza a comer sino hasta que todos se hayan servido y se hayan pronunciado las bendiciones correspondientes (en caso de existir una creencia religiosa).  

Ahora, todos se sientan y comienza a engullir alimentos sin esperar a que los demás se hayan sentado. “Por favor, ¿me alcanzas las sal?”, ya no suele escucharse tanto. Y, volviendo a esos días, nadie osaría abandonar la mesa antes de que todo hubiera terminado.  

Si había alguna urgencia que requería que uno de los jóvenes de la familia abandonara la mesa antes de tiempo, el chico preguntaba a su padre, “¿Me podrías permitir retirarme?”. Y cualquiera fuera la respuesta, no habrían réplicas por parte del peticionante. 

¿Cuántos de ustedes recuerdan haber dicho durante sus infancias “puedo esto…” o “puedo aquello…” y antes de que más palabras salieran de sus bocas, alguien los corregía “me permites esto” o “me permites aquello”?  

Por supuesto tú eras capaz de hacerlo, tú “podías hacer esto o aquello”, pero la verdadera pregunta era si te lo permitían “¿me permites levantarme de la cena cinco minutos antes? Tengo que llevar al tío…”  

Gracias y por favor, ¿especies en extinción? 

Los modales son una especie de arte en extinción. Si los padres no usan buenos modales, difícilmente sus hijos puedan hacerlo. La enseñanza y el ejemplo son importantes a la hora de los buenos modales. Y nunca es tarde para comenzar a decir “Señor” o “Señora”, o para usar frases mágicas del estilo de “Por favor” y “Gracias”.  

Recuerda decir a tus hijos que presten atención a la forma de hablar de los mayores de cuarenta, ya que muchos de ellos todavía utilizan los buenos modales en su lenguaje cotidiano.  

Ve hasta la biblioteca del barrio y escoge un libro antiguo con muchos diálogos. Esa será una excelente muestra de educación y cortesía.  

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