Los motivos ocultos
pueden ser uno o varios de los siguientes:
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No puede ver que otra persona (o sea uno) sea mejor que él en algún campo en
el que él o ella se siente inferior.
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Le amenaza nuestro éxito y felicidad. La envidia.
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Como se siente inferior al resto de los mortales, trata de sentirse
“superior” infundiendo temor.
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Está lleno de resentimiento por algo que considera que le ha pasado y que
piensa no se merece.
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Responsabiliza a todos menos a él mismo de sus errores. Es más cómodo para
él.
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No sabe cómo ser feliz.
En cualquiera de los casos, la única
manera de no caer en su juego de destrucción, es pensar que él está peor que
nosotros, y que la mejor manera de hacérselo sentir es no caer en sus
provocaciones, haciéndonos responsables de la forma cómo reaccionamos a sus
agresiones.
En aquella ocasión con la pobre mujer de
la que hablábamos al principio, luego de escuchar toda la amargura de sus
palabras pensé: “Debe ser terrible la vida de esta mujer, como para que pretenda
hacerme daño”.
Luego supe que vivía al lado de su esposo a quien le dio una embolia que lo dejó
paralizado del cuerpo. Ella tenía que cuidar de él, y mantenerlos a los dos.
Ella vivía llena de amargura por este hecho, que consideraba injusto.
Sé que cuando es un familiar el que nos agrede, es más difícil convivir con él.
Lo que debemos hacer es cerrar nuestros oídos a sus ofensas y pensar que no le
vamos a dar el gusto de hacernos sentir mal. El que está mal es él.
No es conveniente enfrascarnos en una discusión, porque no vamos a obtener nada,
más que más agresiones. Una vez que esté gritando, es preferible pensar que no
estamos de acuerdo en las cosas que dice de nosotros, y restarle importancia a
sus palabras.
Si se puede y el otro lo permite, ya estando tranquilo, hay que decirle que no
estamos dispuestos a recibir más humillaciones, y que si las cosas siguen así,
no podremos seguir a su lado.
Tal vez sea tu esposo quien si no le obedeces, amenace con dejarte; o sea tu
jefe quien amenace con despedirte…Pero ¿qué es preferible? Perder eso que temes
o perder el respeto que te mereces?
Valdrá la pena seguir al lado de alguien
que para sentirse bien, pretende ¿hacerte sentir miserable?
¿Hasta dónde puede otra persona herirte?
Hasta donde tu le des crédito a sus palabras y a la opinión que tiene de ti.