¿Se puede besar en la boca a un bebé?    

Niños muy ocupados, niños infelices

¿Se puede besar en la boca a un bebé?


 

  


Encontrar el equilibrio entre la programación de actividades para los hijos y la sobre-programación de actividades puede ser una tarea complicada para los padres, sobre todo cuando la presión por competir y sobresalir comienza en los primeros años de la escuela. Los padres deben enseñar a sus hijos a tomar decisiones, y, asimismo, también deberán aprender a reconocer sus propias ansiedades relacionadas a los deseos de verlos triunfar.

Ningún chico debe tener su día plagado de actividades programadas. Los padres no deben poner esta presión sobre sus hijos por varias razones. Uno de los deberes de los padres es ayudar a sus hijos a tomar las decisiones apropiadas, asegurarse que duerman lo suficiente, e intentar prepararlos hacia un futuro exitoso.

Pero, ¿qué quiere decir esto en verdad? ¿Cómo puede saber un padre cuando se ha pasado de la raya?

En primer lugar, un padre debe identificar un objetivo detrás de cada una de las actividades que sus hijos practican, y procurar que estos objetivos sean apropiados a la edad del chico. Por ejemplo, durante los años preescolares, los objetivos deben ser principalmente sociales —enseñar a los chicos a respetar, compartir, escuchar, etcétera—. En los años de escuela, los chicos están listos para comenzar a construir sus aptitudes, por lo que deberán ser expuestos a distintos tipos de actividades —desde idiomas hasta deportes y música— de modo que puedan ver dónde están sus fortalezas y sus debilidades —y sus gustos—. En forma gradual, sus actividades deberían ir acomodándose con sus fortalezas. La adultez es el período en el cual se disfrutarán de las cualidades adquiridas en las etapas anteriores.

Un indicador de la sobre-programación de actividades durante los años de escuela será la dificultad que los chicos tengan para despertar en la mañana. Tal vez, no estén durmiendo lo suficiente. Los niños deben despertarse por cuenta propia. Si debes intervenir para sacarlos de la cama, podrías estar ante un claro indicador.

Por otra parte, la irritabilidad y el llanto frenético ante una actividad también es un síntoma. No es posible que todas las actividades provoquen en tu hijo un regocijo constante y diario, pero sin dudas tendrá que tener algo atractivo para el niño o no estará bien —y de alguna forma se expresará su disgusto—.

La incapacidad de divertirse por cuenta propia puede ser consecuencia de la falta de tiempo libre. Nuestro objetivo, como padres, debe ser que nuestros hijos desarrollen la capacidad del juicio, para poder reflexionar e incluso divertirse.

El equilibrio justo

Una forma inteligente de descubrir lo que más les gusta a tus hijos es dándoles a elegir una actividad deportiva por trimestre. Ellos pueden aprender inglés y tomar clases de música, y también deberán disponer de tiempo libre. Tiene que haber un equilibrio entre el tiempo estructurado y el tiempo libre. El tiempo libre, es necesario para fomentar la imaginación en los niños.

En cualquier caso, no es la intención del artículo evitar que tu hijo participe en distintas actividades. Durante las vacaciones, por ejemplo, si tus hijos están en casa durante una semana, pronto comenzarán a dar vueltas como tigres enjaulados, por lo que será bueno encontrar algún tipo de actividad para esos días de ocio.

Pero, ¿está tu hijo demasiado ocupado? Claramente, hay algunos chicos que tienen mucho para hacer, y tienen muy poco tiempo para hacerlo. Se trata de una situación asfixiante para el infante, sobre todo cuando sus padres son quienes los presionan para practicar esas actividades. Quienquiera sea el culpable, una cosa es segura: la sobre-ocupación es una realidad en los días que corren.

¿Por qué los chicos están tan ocupados?

En algunas familias, los chicos aceptan estas agendas apretadas porque no quieren ser excluidos de sus círculos de pertenencia. Los adolescentes, por su parte, sienten la presión de mantener llena sus listas de actividades, tal vez, porque quieren ser enviados al colegio de su elección.

Algunos padres pueden sentirse en la obligación de mantener ocupados a sus hijos, en lugar de darles la posibilidad de jugar, explorar, y aprender por cuenta propia. Los padres, asimismo, pueden sentir la necesidad de hacer participar a sus hijos en clases o actividades porque creen que sus chicos se están perdiendo algo que otros chicos reciben.

Generalmente, los padres quieren todo aquello que parece lo mejor. Incluso cuando las intenciones sean buenas, un chico puede fácilmente quedar desbordado por el exceso de actividades. La presión de participar en distintas actividades todo el tiempo puede ser extenuante desde el plano físico y emocional, tanto para los padres como para los chicos.

Desde ya, las actividades y los deportes organizados son beneficiosos para los chicos por varias razones. En primer lugar, estimulan la interacción social y proveen oportunidades para jugar y ejercitar. Asimismo, fomentan el enriquecimiento cultural, enseñan camaradería, disciplina, y fortalecen la capacidad de resolución de conflictos. Y, por sobre todas las cosas, son divertidos. La clave es mantener las cosas de este modo, y asegurarse que los chicos no comiencen a asfixiarse.

Síntomas de exceso de actividades

Tarde o temprano, los chicos sobre-ocupados comenzarán a mostrar signos propios del exceso de actividades. Si bien en cada niño es diferente, lo más común es que el niño:

· Se sienta cansado, ansioso, o deprimido.

· Se queje de dolores de cabeza y de estómago, posiblemente debidos al estrés, a las comidas desordenadas y a la falta de sueño.

· Muestre poca predisposición a efectuar las obligaciones escolares, generando una caída general de las notas.

Por otra parte, el sobre-ocupación suele tener repercusiones en las amistades y en la vida social de los chicos. La familia también puede sufrir cuando sus integrantes corren en distintas direcciones. Cuando un padre está manejando hacia la práctica de básquet el otro está yendo hacia las clases de tenis. Muchas veces, las comidas con todos los miembros de la familia resultan utópicas. En consecuencia, los chicos están careciendo de un tiempo fundamental para conectarse con su familia. Además, el yugo semanal de llevar a los chicos de una clase a otra, de un juego a otro, y de una práctica a otra puede ser agotador y estresante para los padres.

Consejos para familias ocupadas

Incluso aquellos padres que intentan ayudar a sus hijos a moderar sus actividades pueden tener que vérselas con entrenadores que no toleran ausencias y chicos que quieren estar con sus amigos. Sin embargo, es importante para los padres analizar la situación con calma y asegurarse que sus hijos no estén experimentando una sobrecarga de actividades.

La clave pasa por organizar las cosas con moderación y las actividades según la edad, el temperamento, intereses, y habilidades de tu hijo. Si algo es demasiado avanzado, la experiencia puede ser frustrante. Si es demasiado desafiante, posiblemente se aburra. Y si no quiere hacer una actividad, o si sólo la practica para complacerte, eso ya será suficiente para olvidarla y pensar en otra cosa.

Dependiendo de la edad y los intereses de tu hijo, puedes establecer límites razonables sobre las actividades extracurriculares y ayudar a hacerlas más entretenidas tanto para ti como para tu hijo. Aquí van algunas sugerencias simples:

· Acuerda algunas reglas de base antes de que las cosas se salgan de control. Por ejemplo, planifica la práctica de un deporte por temporada, o limita las actividades a dos tardes o noches durante la semana escolar.

· Antes de decir sí, asegúrate de que tu hijo conozca cuánto tiempo se necesita para practicar esa actividad. Por ejemplo, ¿habrá tiempo para practicar entre las clases? ¿Tu hijo cae en cuenta de que las prácticas de fútbol soccer son dos veces a la semana, justo después de la escuela y hasta el horario de la cena? Asimismo, habrá un partido semanal. ¿Podrá cumplir con las tareas de la escuela? ¿Se verá afectado su rendimiento académico?

· Lleva un calendario para estar organizado. Exhíbelo en el refrigerador o en otro punto prominente, de modo que toda la familia pueda estar al tanto de las actividades del día. Si encuentras un espacio vacío en el calendario, déjalo como está y aprovecha para descansar.

· Incluso cuando tu hijo esté inscripto para toda la temporada, permítele faltar una o dos clases. A veces, aprovechar la oportunidad para permitirle relajarse en un día hermoso es más importante que ir a una actividad más, incluso cuando ya hayas pagado la cuota mensual.

· Los padres de los hicos que concurren a una misma actividad, para hacer las cosas un poco más fáciles, deben turnarse para llevar a los niños. De este modo, si puedes llevar a cinco o seis niños, te tocará llevarlos cada cinco o seis clases. Es una gran diferencia...

· Intenta equilibrar las actividades para todos los chicos, y para ti también. Difícilmente sea justo gastar tiempo y energías llevando a uno de tus hijos a una actividad y dejando poco tiempo para el otro. Y no te olvides que también necesitas algo de tiempo para ti, para hacer las cosas que disfrutas, y para pasar momentos felices en familia.

· Crea tiempo para la familia. Si sólo puedes comerte una porción de pizza por noche mientras te vistes —antes de salir a buscar a tenis a uno de tus hijos—, tal vez sea apropiado que pienses en planificar el calendario de actividades de los chicos en forma que se respete el tiempo de la cena. Incluso, podrías retrasar la cena un rato con tal de comer todos juntos. Asimismo, asegúrate de crear tiempo de esparcimiento familiar, como jugar a las cartas, a un juego de mesa, o salir a andar en bicicleta juntos.

· Establece prioridades. La escuela deberá ser lo primero. Si tu hijo atraviesa un mal momento académico, deberá quedarse estudiando en lugar de ir a la clase de Karate.

· Aprende a marcar límites y a decir “NO”. Si tu hijo ya se encuentra realizando muchas actividades y aparece diciendo que quiere tomar lecciones de piano, dile que no es posible sumar otra actividad, y que deberá desechar algunas para poder practicar su nuevo interés.

· No subestimes la importancia del tiempo libre. Todos necesitamos la oportunidad de relajarnos, reflexionar, o, simplemente, de no hacer nada.

Tranquilizándonos

Tómate un instante para pensar en la vida de tus hijos. Reflexiona. Si crees que están sobre-atareados, invítalos a sentarse a tu alrededor —tal vez, ofreciéndoles un vaso de leche chocolatada— y decidan juntos qué actividades eliminar. Si tienes hijos muy estructurados —con la escuela, las actividades extracurriculares, y las tareas—, cuyos días parecen tallados en piedra, deberás ayudarles a flexibilizar sus vidas.

Andar en bicicleta, dar una caminata, jugar a las cartas, escuchar música, o, simplemente, no hacer nada por un rato, dará a tus hijos parte de su descanso necesario. Nunca olvides lo importante que es para los niños encontrarse y jugar con otros niños. Ellos sólo necesitan tiempo para ser niños.
 

   

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