Para el inversor promedio del mercado de valores, el riesgo normal es suficiente
para satisfacer sus objetivos financieros, sin que les impida dormir por la
noche.
Pero para los inversores de alto vuelo que quieren obtener grandes cantidades de
dinero de forma rápida -y son plenamente conscientes de los enormes riesgos
involucrados- no hay nada como las operaciones al margen.
Comprar al margen implica pedirle dinero prestado a su corredor de bolsa para
comprar acciones. Esencialmente, es un préstamo de su corredor.
He aquí un ejemplo de cómo funciona la compra al margen: su agente puede
prestarle hasta un 50 por ciento del precio de una acción.
Así que, si el precio de la acción es de US$100.000, usted sólo tendrá que pagar
US$50.000 y su corredor le cubrirá los otros US$50.000. Si el precio de las
acciones aumenta a US$125.000, ¡usted obtendrá un retorno del 50 por ciento de
su inversión!
Pero si el precio de la acción cae a US$75.000, habrá perdido el 50 por ciento
de su inversión; y le deberá los interés del préstamo a su corredor (actualmente
un 2 por ciento), además de los cargos y
comisiones.
Las compras al margen son profundamente arriesgadas. Usted no sólo tiene la
posibilidad de perder toda su inversión, más los intereses, sino que puede
perder aún más dinero a través de algo que se llama demanda de margen adicional
(o margin call, en inglés).
Para tener una cuenta marginal, la Junta de la Reserva Federal requiere que
usted siempre tenga suficiente dinero en su cuenta para cubrir el margen de
mantenimiento.
Como mínimo, usted debe tener el equivalente en dinero en efectivo en su cuenta
marginal al 25 por ciento del precio total de las acciones que posee.
Si usted no tiene suficiente dinero en su cuenta, su agente puede emitir una
demanda de margen adicional, pidiéndole que deposite el dinero suficiente para
alcanzar ese 25 por ciento.
Siguiendo con el ejemplo anterior, si usted compra US$100.000 de acciones al
margen, sólo tendrá que pagar US$50.000. Parece un buen negocio, sobre todo si
el precio de las acciones sube.
¿Pero qué pasaría si su acción cayera a US$60.000? De pronto, habrá perdido US$40.000,
quedándose con sólo US$10.000 en su cuenta marginal.
La reglamentación establece que es necesario tener al menos el 25 por ciento del
valor de las acciones en su cuenta, lo que equivale a US$15.000.
Así que no sólo perderá US$40.000, sino que tendrá que depositar una suma
adicional de US$5.000 en su cuenta marginal para seguir en el negocio.
La lección de 1929
En la década de 1920, los inversores y los corredores sucumbieron a la fiebre
del margen. Como los precios de las acciones subieron, los inversionistas
comenzaron a comprar al margen de forma masiva.
Cuando los precios comenzaron a caer, en octubre de 1929, los corredores
comenzaron a emitir gran cantidad de demandas de margen adicional.
Cuando los inversores no tenían dinero en efectivo suficiente para cubrir las
pérdidas, los corredores vendían sus acciones, haciendo que los precios de las
acciones disminuyeran más y más - y esto contribuyó aún más a la gran depresión.