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Cómo descubrir tus talentos

El talento es una capacidad concreta y valiosa que tiene alguien para hacer algo, pero muchas veces es difícil identificarlos. ¿Cómo encontrar los tuyos?

Se tiene la idea de
que ha de ser algo grandioso y trascendental. Sin embargo, el talento puede
encontrarse en lo sencillo, en lo cotidiano. No hace falta componer una ópera ni
salir en la portada del Wall Street Journal. Existen talentos cotidianos y todos
y cada uno de nosotros tenemos alguno. 

El talento fue una
moneda utilizada en la antigüedad originaria de Babilonia y muy utilizada en los
países del Mediterráneo. El origen del talento como moneda indica que es algo
importante y valioso.

Atención a lo sutil para detectar el
talento

A veces, no
sabemos cuál es nuestro talento o
capacidad
, simplemente porque no le hemos dado
importancia, quizás nos ha parecido poca cosa y no le hemos seguido la pista.

Lo sutil es algo que
no se ve tan fácilmente pero que está ahí. Porque… quizás ese talento aparece
como un atisbo, algo pequeño, la punta del iceberg cuya dimensión total solo se
descubre si se mira más en profundidad.

 Ese talento, es como ese diamante en
bruto que al ir puliendo brilla cada vez más. Pero, si no valoramos esa aparente
pequeña capacidad que se nos muestra y no le seguimos la pista, entonces, ahí
nos quedamos, en el comienzo del camino.

La búsqueda y
seguimiento del talento

Cuando se identifica
esa capacidad especial y se va puliendo, sale sin apenas esfuerzo y se disfruta.
Esto no quiere decir que sea fácil identificarlo.

 Resulta sencillo cuando se
explora, se toma acción, y a pesar de lo errores se sigue adelante. Resultará
imposible si no nos atrevemos, si al primer obstáculo que surja nos rendimos,  o
si pensamos que no merece la pena intentarlo porque no lo tenemos.

Conocernos: saber lo
que podemos aportar

Para conocernos, hemos
de explorar, hacer, equivocarnos, y seguir hasta dar con esa capacidad especial,
que sale sin esfuerzo y que, además, te sientes bien al realizarla.

 Cuando
descubres ese talento que te hace especial, es genial porque sabes lo que puedes
aportar, lo valoras, y no te empeñas en dar algo para lo que no estás
capacitado. Te sientes bien, y dejas de compararte con otros porque te empiezas
a valorar y encuentras tu sitio.

El
gran obstáculo a superar para llegar a nuestro talento: el miedo al fracaso

Desarrollar el talento
tiene mucho que ver con la valentía individual para atreverse a ser diferente
dentro del grupo y, a la vez, respetar al grupo.

Las personas que
encuentran su talento son personas activas, que se ponen objetivos y toman
acción para conseguirlos, y que si ven que los resultados no son favorables,
entonces, lo reconocen, lo aceptan y toman nuevas iniciativas. Aprenden y siguen
adelante.

Algunas personas,
cuando ven a alguien que tiene éxito piensan ¡qué suerte tiene! Y no se plantean
los miedos superados, los errores cometidos y de los que ha aprendido esa
persona, las veces que se ha caído y ha tenido la valentía de volverse a
levantar, los sinsabores hasta llegar ahí… solo se ve el resultado y no el
camino ni lo que, a veces,  se tiene que pasar a nivel de crítica social por ser
un poco diferente.  

Una amiga mía no sabía
que escribe y se expresa relativamente bien hasta que se ha puesto a ello (ya
cerca de los treinta y muchos años). No se plantea llegar a ser escritora,
simplemente aplica esa capacidad en su trabajo de comercial.

Cuando habla o
escribe a sus clientes sabe que llega a ellos  con sus mensajes atractivos y su
estilo claro, fresco, y directo que la diferencian.  Ha encontrado una
capacidad especial que aplica en su trabajo cotidiano.

Nunca es tarde para
explorar y para vivir…. No hay excusas para no hacer, salvo el propio miedo.

Atreverse no es ser un
insensato y lanzarse porque sí. Atreverse es ir buscando opciones y tomar acción
paso a paso, cada uno respetando su propio ritmo para ir avanzando hacia su
propia capacidad, su talento.  

Unas tips sencillas
para empezar a desarrollar el talento:

  • Céntrate en lo que puedes hacer
    tú y deja de mirar fuera para compararte y pensar ese sabe más, o lo hace
    mejor.
  • Haz y explora. De tus errores
    saca una conclusión sencilla y sigue hacia adelante.
  • Observa y pon atención a lo
    sutil: ¿qué cosas haces bien? ¿qué vas consiguiendo? ¿te sale de manera
    fácil? ¿disfrutas haciéndolo? ¿se te pasa el tiempo “volando” cuando lo
    estás realizando?
  • Identifica esa actividad
    concreta y síguele la pista para pulirla.

No hace falta que
cambies tu profesión. Quizás puedas aplicar ese talento en tu actual trabajo y
sentirte bien por ello. Ese puede ser tu talento y lo puedes ir refinando,
puliendo y aplicando en tu día a día.

¿Crees que es posible?
¿Te animas a intentarlo?

Por Ana Molina

www.anamolina.es

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