Tren transiberiano, un viaje a través de la historia
En 1904 se inauguró, tras una dedicación de casi trece años, el trecho más
importante, la ruta principal (mundialmente conocida con el nombre Rossiya).
Ésta es la encargada de unir Moscú con la costa del Pacífico de Rusia. Para ser
exactos, con Vladivostok. Se ubica en el mar de Japón y significativamente su
nombre, traducido del ruso, quiere decir, “poder sobre Oriente”.
Esta ruta cuenta con una extensión de 9.288 km y recorre transversalmente gran
parte de la que supo ser Asia soviética. De ahí, que constituya uno de los
itinerarios más atractivos para llevar a cabo por los turistas.
Recorrido del tren transiberiano
El viaje dura alrededor de siete días y atraviesa ocho zonas horarias. Por ello,
se ha convertido en el servicio más extenso del mundo.
Por cierto, el tiempo que dure la travesía dependerá en gran parte del número
que lleve como identificación, ya que determina que realice más o menos paradas.
No obstante, el cruce de fronteras conlleva tiempo y éste no disminuye. Hay que
tenerlo en cuenta. Por esta razón, la comodidad resulta un factor de suma
importancia para quienes desean sumarse a esta magnífica trayectoria.
Por ello, existen dos clases de comodidades en sus instalaciones. En primer
lugar, cuenta con asientos blandos que están totalmente tapizados.
Éste tiene compartimentos estilo europeo con dos o cuatro literas. En segundo
lugar, están los duros que poseen asientos tapizados de plástico o cuero. Los
compartimentos en este caso son de cuatro literas o directamente, coches sin
compartimento.
Este viaje atraviesa numerosas ciudades, sin embargo no pueden apreciarse ciudades importantes, con lo cual algunos optan por no realizar el recorrido en su totalidad (algunos turistas eligen conocer con más detenimiento las ciudades de Ekaterimburgo, Novosibirsk y Irkutsk, donde el ferrocarril ofrece un servicio muy rápido).
El segundo de los tres ramales lo llaman Transmanchuriano, que hasta el punto de
Tarskaya (cerca de 1000 km al este del Lago Baikal) comparte camino con el
primero.
A partir de allí, emprende hacia el sudeste, más precisamente hacia China y
continúa hasta su límite en Pekín.
En último lugar el tercer ramal, también coincide con el Transiberiano, pero hasta Ulan Ude (la ribera al este del mismo Lago Baikal), y se llama Transmongoliano. Prosigue su meta hacia el sur, hasta Ulaan Baatar y continúa al sudeste hasta Pekín.
Se incorporó un cuarto ramal con destino al norte en el año 1991. Bajo el nombre
de Ferrocarril Baikal Amur, separó al Transiberiano en cientos de kilómetros al
oeste del Lago Baikal.
Finalmente, llegará al Pacífico, al nordeste de Khabarovsk, en Sovetskaya Gavan.
Las zonas que atraviesa esta travesía se han considerado peligrosas, respecto de
las primeras.
La mano de obra que se implementó para la construcción del transiberiano estuvo a cargo de convictos de la Isla Sajalín, entre otros, además de integrarse por soldados de origen ruso.
El lago Baikal representó un gran problema en los comienzos ya que
originariamente se lo atravesaba en barco. La adquisición era inglesa: un ferry
rompehielos utilizado para poder trasladar la locomotora y los coches de
pasajeros.
Éstos cruzaban en trineo de un extremo al otro. Otra curiosidad es que llevó
setenta y tres años completar la electrificación de la línea ferroviaria.
Comenzó cuando corría el año 1929 y culminó llegado el año 2002. La ventaja de
esta implementación se ve en la posibilidad del peso de carga, ya que llegó a
las seis mil toneladas, el doble de lo que llevaba hasta el momento.
Al margen del, sin duda, atractivo turístico que implica realizar este viaje, el
tren transiberiano es, hoy en día, empleado para transportar más del 30% de las
exportaciones que lleva a cabo este país y como transporte para quehaceres
domésticos.
Quinientos metros de vagones de pasajeros es el número con el que cuenta esta
recorrida no sólo por la geografía, sino también por la Historia en esta línea
de ferrocarril y, hasta la actualidad, la más extensa.