Mi hijo se toca: ¿qué hago?
La masturbación es una de las formas privilegiadas de autoconocimiento. De niños
y niñas, de adolescentes, de adultos.
Las personas tenemos la posibilidad de explorar distintas experiencias para
aumentar el conocimiento de nuestro cuerpo y nuestro propio funcionamiento, lo
que como resultado más probable, redundará en un gran beneficio: una sexualidad
sana, integral y plena.
Vivimos la sexualidad desde el nacimiento, en distintas etapas, cada una con
distintas necesidades y manifestaciones.
Una de las más importantes es la infancia temprana (y luego la adolescencia)
porque es en este período donde se aprende la relación básica con el cuerpo, las
reacciones corporales y emocionales ante los distintos estímulos, la seguridad
de la contención, la diferencia entre el placer y el dolor.
Los genitales representan una de las zonas del cuerpo que producen más placer
ante el estímulo y los niños lo descubren pronto. Los padres no deben asustarse
ante la auto-estimulación de sus hijos.
Es importante para ellos satisfacer su curiosidad, explorar, conocer sus
genitales, así como conocen las otras partes de su cuerpo. Es una preparación
para una vivencia sana de la sexualidad.
Los niños naturalmente se masturban porque encuentran en su cuerpo una fuente de
placer sensual. Puede ocurrir que se toquen con las manos, que se hamaquen sobre
algún objeto o sobre las piernas de alguna persona adulta. También pueden
hacerlo como una forma de descargar tensiones.
Hay varias cosas que conviene destacar en la
comunicación con ellos:
Debe quedar claro que es una actividad que conviene hacer a solas, en la
intimidad, sin hacerla pública.
Esto no significa que no pueda suceder que se junten dos niños (o dos niñas o un
nena y una nena) y jueguen al “doctor”, lo cual también es normal y saludable.
Niños, niñas y adolescentes necesitan conocer no solamente sus cuerpos, sino
también el cuerpo de las personas del otro sexo. Lo que se trata es de preservar
la intimidad del niño o niña de la presencia de adultos (o de grupos de
personas, en general).
Es decir, procurar evitar que se toque, por ejemplo, en una reunión familiar o
en el colegio (como un adulto evita hacerlo también) porque es una actividad
íntima.
Es muy importante respetar, como padres, la intimidad de los niños.
Esto significa: así como los y las hijas deben acostumbrarse a tocar la puerta
antes de entrar en la habitación de los padres, también los padres deben
acostumbrarse a hacer lo mismo antes de entrar en la pieza de sus hij@s.
Es una norma recíproca de convivencia y de respeto por los espacios de cada uno
de los miembros de la familia.
Tomar la sexualidad como un tema natural, contestando las preguntas que los
niños hacen.
Ni más ni menos. Cuando la curiosidad está satisfecha y los “huecos” de
información y el imaginario se van llenando con contenidos sanos y veraces, es
menos probable que se busque información afuera, que puede ser inexacta, dañina
y generadora de malentendidos que más adelante pueden producir problemas serios
y difíciles de resolver.
Las disfunciones sexuales, en los adultos, suelen provenir de un aprendizaje
erróneo de la relación con el cuerpo, con el otro y de información inexacta,
mitos y creencias sobre la sexualidad.
No alarmarse, ni hacer escándalos, ni regañarlos.
Tampoco asociar la actividad con términos negativos y generadores de culpa.
Estar atentos a algunas señales que pueden estar
indicando otras cosas:
Por ejemplo, si el niño o la niña se masturba constantemente, de una manera que
podría llamarse compulsiva, varias veces por día o dejando de hacer otras cosas,
esto puede estar indicando una excesiva presión o tensión en su entorno por
algún tema (que conviene investigar, sin juzgar).
Se trata de descubrir qué es lo que causa la excesiva tensión para eliminar la
causa y luego con ello el efecto de desequilibrio. También puede significar que
está aburrido/a y encuentra de esa forma un alivio a su aburrimiento.
Si continúa masturbándose en público, en repetidas ocasiones, después de
habérsele explicado que es una actividad que debe ser realizada en privado, es
conveniente tomarlo como una llamada de atención.
Por alguna causa puede estar pidiendo a padres y/o maestr@s que escuchen que
algo les está pasando. Y en este caso puede ser conveniente consultar con un
especialista. Pero solamente si es una conducta excesivamente repetida que puede
estar impidiendo una actividad social y/o lúdica normal.
Al hablar claramente con sus hijos los ayudará a cuidarse para evitar posibles
abusos.
Mientras mayor confianza sientan sus hijos de hablar con usted, más probable
será que le pidan apoyo o consejo o le cuenten las cosas que les suceden.
De esta manera, usted podrá orientarlo/as con respecto a las caricias que son o
no aceptables (provenientes de otras personas, especialmente adultos) para
evitar situaciones incómodas o de abierto abuso sexual.
Solamente la confianza y la contención de su papá y su mamá pueden ayudar a los
niños y niñas a cuidarse, en su inocencia y curiosidad naturales.
Detectar si lo que está ocurriendo es una estimulación genital o el niño o niña
se están rascando, lo que puede estar indicando por ejemplo, una infección o
problema médico que puede requerir atención.
Como ocurre con todas las actividades, mientras no esté tapando otras cosas o
impidiendo una vida normal y placentera, la masturbación es una experiencia
natural y beneficiosa porque como todo camino hacia el auto-conocimiento,
conduce al cuidado y el respeto por sí mismo/a.
Por Verónica Kenigstein
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