Cómo prepararte para una evaluación de desempeño

Destaca los aspectos positivos de tu rendimiento laboral y proporciona un nuevo impulso a tu carrera a la hora de la evaluación anual de tu desempeño

Cómo prepararte para una evaluación de desempeño


 

  


Tu frente comienza a humedecerse mientras miras fijamente el formulario que descansa en la mesa. Preocupado, te das vuelta y le preguntas a tu colega qué escribió. Después de todo, hacer este tipo de evaluaciones no puede ser tan complicado...

Llegado el momento de las apreciaciones de rendimientos y a las auto-evaluaciones, las personas suelen padecer achaques de escalofríos. Tu año entero de trabajo podría depender de lo que incluyas en esos preciosos párrafos. Naturalmente, tiene sentido estar, por lo menos, un poco preocupado. Pero, en lugar de perder tu tiempo preocupándote, haz tu ansiedad a un lado e intenta concentrarte en la tarea que tienes entre manos.

Según los especialistas, siempre es recomendable, antes de escribir tu auto-evaluación, que decidas lo que quieres lograr durante esta prueba. Construye un argumento sólido, manteniendo tus objetivos —y los siguientes tips— en mente. Aquí van:

Revisa los objetivos originales

¿Has logrado lo que se esperaba de ti o lo que tú mismo esperabas? Esperemos que así sea. El mejor lugar para comenzar con tu evaluación es echando un vistazo a los objetivos y a las expectativas que fueron establecidas por ti durante la última evaluación. En caso de que ésta sea la primera, deberás recordar la descripción del trabajo.

Pregúntate a ti mismo: ¿He alcanzado los objetivos y las expectativas planteados? ¿Alcanzar estos objetivos y expectativas ha generado algún tipo de recompensa o reconocimiento? Si puedes responder afirmativamente a estas preguntas, la tarea deberá ser mucho más fácil. Concéntrate en la primera parte de tu evaluación de desempeño en demostrar cómo has alcanzado tus objetivos. Asegúrate de hacer referencias a las recompensas que hayan sido anticipadas, dado que ésta podría ser tu única oportunidad de hacerlo. Por ejemplo, si se esperaba de ti que pudieras conducir un gran proyecto de equipo, ofrece las muestras de cómo ayudaste al equipo a sacar adelante las tareas asignadas y cómo tus decisiones contribuyeron a superar los obstáculos que fueron presentándose.

Asimismo, indica cómo se formaron tus expectativas; cita cosas como las promesas que te fueron hechas en tu última revisión o los criterios aplicados sobre otras personas ascendidas.

Un error muy frecuente es no comunicar lo que uno siente que debe ser la justa recompensa por su trabajo. Cuando, de buenas a primeras, caes en cuenta de que tus expectativas no han sido satisfechas, tu estado de ánimo podría verse afectado y, en consecuencia, tu rendimiento. Incluso podrías pensar en abandonar el trabajo. En cualquier caso, la experiencia señala que aquellos que hacen bien su trabajo, y dejan en claro lo que esperan a modo de recompensa, suelen ver sus expectativas satisfechas.

Si has fallado en alcanzar los objetivos que se esperaban, entonces el énfasis de tu evaluación de desempeño deberá concentrarse en lo que sí conseguiste. Intenta evitar reparar demasiado en tus deficiencias, y, en cambio, focaliza el análisis en tus fuerzas y logros.

Enfatizar los logros, no las tareas

Muchas veces, los evaluadores suelen encontrar ante sus narices listas de tareas; y suelen ponerse muy nerviosos por esto. Las tareas ubican al trabajador dentro de una categoría laboral, pero nada dicen acerca de su rendimiento. En consecuencia, lo que tú debes hacer es comparar y contrastar. Veamos dos casos concretos.

He supervisado las actividades de una docena de vendedores.
Bajo mi supervisión, las ventas del equipo crecieron de X a XY, obteniendo una ganancia incrementada del XYZ%.

¿Cuál de las dos crees que hace lucir mejor tu rendimiento? Esperemos que todos coincidamos: la segunda.

A decir verdad, casi todos los jefes tienen buena idea de lo que sus empleados hacen. Ellos saben cuán ocupados están y saben si podrían tolerar más o menos responsabilidades. Al mismo tiempo, un empleador podría no saber todos los pequeños logros conseguidos por un trabajador, ya que suele ocurrir que ninguno logra capturar su atención.

¿Hay algo mejor para el jefe que ver que un empleado ha obtenido resultados mejores a los esperados? No. Y enumerar tus tareas no reflejará tu rendimiento superlativo e, incluso, podría ser contraproducente. No des a tu supervisor la impresión de estar estirando la verdad dando igual importancia a la descripción de tus actividades diarias que a los logros conseguidos.

No te distorsiones

Una forma rápida de perder credibilidad con tu jefe es inflar el valor de tu trabajo. Cuando vayas de vacaciones, la verdad saltará a la vista. No hay nada peor, para un empleador, que notar, en ausencia de uno de sus empleados, que los recursos han sido mal distribuidos a causa de su impericia —o, en realidad, de lo que has exagerado—.

Siempre que sea posible, concéntrate en las tareas que han dominado tu agenda laboral y conviértelas en logros encontrando ejemplos en los que tu éxito haya impactado positivamente en la compañía. Siéntete libre de sazonar esto con cualquier otro logro sustancial que, si bien podría no estar relacionado a tus actividades más intrínsecas, haya representado un gran éxito para la empresa.

Por otra parte, mantente abierto a las críticas y procura aprender de ellas. Invita a alguien a desempeñar el rol del abogado del diablo y plantea tu caso acerca de por qué no alcanzaste el nivel deseado. Si estás dispuesto a ser criticado, te sorprenderás al ver cuánto puedes aprender sobre ti mismo y sobre cómo los demás perciben tu rendimiento y tu situación general. Estructura una defensa alrededor de tus debilidades. Encuentra un ejemplo de cómo consigues superar cada una de ellas y úsalos como evidencia de que puedes mejorar y has mejorado en esos aspectos. Tu anticipación dejará a tu jefe sin palabras cuando quiera usar tus “debilidades” en su argumentación.

El objetivo de este apartado es dar a tu evaluador el menor espacio posible para esquivar tus futuras peticiones. No te des por vencido fácilmente. Si tu jefe se muestra reticente a reconocer tus logros, haz todo lo posible por dificultarle cada vez más esta omisión.

Tómalo como una candidatura laboral

La autovaloración y la evaluación de rendimiento tiene mucho que ver con el proceso de candidatura a un nuevo empleo. Toma estas pruebas como una postulación a una mejor posición y concéntrate en lo que te hace mejor que tus colegas.

Asume una perspectiva a largo plazo. Comienza a pensar en el año que viene. Confecciona una lista de lo que quieres abordar en la discusión de revisión y ofrece esta información a tu jefe en avance.

Asimismo, aprovecha la oportunidad para dejar en claro las condiciones para tu próximo ascenso o suba de sueldo. La importancia de estas acciones hace hincapié en dejar en claro lo que necesitas para alcanzar tus próximos logros y objetivos. No permitas que las cosas queden en el camino. Arregla una cita posterior para tratar cualquier punto pendiente.

Prepárate para el futuro

Sacar el mayor provecho de tu evaluación de desempeño requiere de mucho esfuerzo, pero si te mantienes concentrado y llevas a cabo las acciones correctas, tendrás la gran oportunidad de dar un buen impulso a tu carrera.

   

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