Necesito vacaciones de mi familia

 El estrés que se genera en el entorno familiar puede hacer que la paciencia de sus integrantes se agote y se requiera de distancia. ¿Realmente se desea pasar un tiempo lejos del núcleo familiar o lo que se busca son unas vacaciones, pero de uno mismo?

Necesito vacaciones de mi familia


 

  


 

Hoy en día la tolerancia es una virtud que escasea. Vivir en familia es complejo, también lo es vivir en pareja y ni hablar si se está solo. “Uno busca muchas excusas.

Es bastante frecuente escuchar a alguien referirse de modo despectivo con respecto a sus amigos, pareja, familiares, pero lo que realmente nos está diciendo es que hay un problema interior que hay que resolver y que la paciencia se está perdiendo, pero con uno mismo.

Lo que ocurre es que es muy difícil advertir esta realidad, conscientemente no hay manera de descifrarla hasta que la persona comienza a hablar y uno se da cuenta de muchas falencias que hay que solventar, pero que yacen dentro de uno y que son las que hacen que la convivencia con los otros sea exasperante”, comenta la psicóloga uruguaya Carmen Dos Santos.

Lo primero que hay que hacer es adoptar una actitud madura. “Analizar qué es lo que nos molesta del otro, no vaya a ser que aquello que vemos reflejado nos perturbe porque nosotros somos iguales.

No es sencillo ver y asumir los propios defectos, pero en muchas oportunidades somos nosotros los que generamos el malestar que luego termina complicándose y desatando una relación de desencuentros y de tensión.

Huir de ella no nos beneficiará ya que donde iremos nos llevamos a nosotros mismos, es decir, el conflicto”, explica la profesional.

Cómo aliviar el estrés en la familia

1.- Hay que adoptar un comportamiento práctico y detallar qué defectos o qué actitudes son las que nos molestan del otro. Una vez que las tengamos definidas hay que darse cuenta cuánto de nosotros ponemos para que ese comportamiento sea desagradable y qué podemos hacer para revertirlo.

 “La responsabilidad para que una relación ya sea de pareja, familiar o social no funcione como esperamos es siempre compartida”, argumenta la especialista.

2.- La distancia puede ayudar a ver la realidad de todos los días desde una perspectiva diferente. “Estar lejos es bueno para apreciar aquellas cosas de las que no nos dábamos cuenta y para comprender muchas otras situaciones.

Siempre y cuando sea un alejamiento productivo que invite a la reflexión y que los días en soledad ayuden a reflexionar, a asumir la parte de responsabilidad que existe, la distancia es una buena alternativa, pero al volver ya nada puede quedar igual y hay que actuar.

Hablar con la familia o irse a vivir solo en donde cada quien sea libre de impartir las normas. Hay que ver cuán maduro se es y cuán responsable para asumir lo que implica valerse por uno mismo”, determina Dos Santos.

3.- La negociación es muy importante para la convivencia. “Durante la etapa de la adolescencia todo se puede complicar.



Los padres no quieren ceder porque piensan que pierden autoridad y los hijos, tampoco quieren perder terreno y pretenden fortalecer la imagen rebelde que se han esmerado en forjar.

Una relación basada en la intolerancia no puede salir nunca fortalecida. Lo más acertado es negociar, aprender a ceder para que la convivencia se dé de la mejor manera posible.

Ya cuando los hijos sean adultos podrán decidir qué hacer con sus vidas y marcharse si así lo desean, pero mientras tanto, no queda más remedio que conversar en buenos términos todas las decisiones y ser flexibles los unos con los otros”, finaliza diciendo la psicóloga.

Por Natalia Fernández - Autora del libro “Recuperar Mi Matrimonio”, que ofrece consejos y herramientas para ayudar a las parejas en el desarrollo de una buena comunicación y la resolución de los conflictos que muchas veces llevan a la separación. Encuéntralo haciendo clic aquí 

   

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