Las plantas
elevan la autoestima,
alivian la depresión, relajan y mejoran las funciones motoras, la concentración,
la motivación, la tolerancia al trabajo y la destreza manual de quienes las
manipulan. Alguien dijo por allí: “No hay mejor forma para preservar la salud
que pasar el tiempo libre en el jardín”.
Según
estudios realizados sobre las ventajas de la utilización de la jardinería como
medio de salud y comunicación, estar en contacto con las plantas incentiva los
lazos con la naturaleza, fortalece el equilibrio bio-psico-socio-cultural y
espiritual en el que se sustenta la salud humana y mejora la calidad de vida de
la persona.
La práctica
de la jardinería supone además la coordinación de movimientos tan delicados como
el corte a tijera para la poda, hasta los más fuertes y vigorosos como la
paleada.
La poda,
resulta una de las actividades ideales para la meditación, ya que exige un alto
grado de concentración en la tarea y permite a la mente despejarse de
pensamientos indeseados o innecesarios, lo que beneficia el estado mental.
Según
algunos estudios, la jardinería estimula la mente, los sentidos y la memoria.
Además, los retos que implica y el sucesivo alcance de metas que se van logrando
simbolizan en pequeña escala una muestra de lo que es la vida, nos enseña a ser
perseverantes, pacientes y a luchar por conseguir los objetivos.
Las
propiedades de las plantas han sido estudiadas en diferentes ámbitos académicos
que han llegado a la conclusión de que la relación con las plantas puede
constituir una verdadera terapia para calmar ansiedades y mejorar la vida
emocional de las personas.
El doctor
Uno Brunprei, representante de la Sociedad Iberoamericana Japonesa de Ciencias
de la Salud, quien se ocupa de la terapia florihortícola en los
establecimientos
geriátricos, ha descubierto que esta terapia da muy buenos resultados porque
cumple con el objetivo terapéutico establecido a través de acciones que
estimulen los cinco sentidos del ser humano.
Estas
acciones deben ayudar a recuperar expectativas de futuro al observar el
crecimiento de las plantas; de interacción social con nuevos compañeros; de
mantenimiento de posturas y equilibrio en prevención de caídas o fracturas.
Para
evaluarlas, se observa a las personas en actividades diarias, como comer,
vestirse y desvestirse, bañarse, y se puntualiza una escala de dificultades, que
a su vez se relaciona con las actividades programadas para estimularlas, como
caminar por el jardín, intercambiar información sobre el cuidado de las plantas,
los movimientos de agacharse, sentarse, incorporarse. El doctor Uno considera
que los establecimientos geriátricos son los lugares donde es posible aplicar
esta novedosa terapia florihortícola.
El poder de
las plantas
Las plantas
nos aportan una energía muy especial; su belleza y frescura activan nuestro
cerebro y estimulan la producción de serotonina. Visualmente, alegran los
ambientes y cuidarlas y ayudarlas a crecer es un ejercicio muy gratificante que
nos conecta siempre con la vida. De acuerdo con la antigua sabiduría china, las
plantas transmiten diferentes energías según sus orígenes y los aromas que
despiden.
El
crisantemo, por ejemplo, representa la fortaleza. Para lograr un espacio de paz
y armonía, es imprescindible un estanque con flores de loto. Los ciruelos son el
símbolo de la primavera y aportan alegría y vitalidad mientras que el bambú es
sinónimo de sabiduría y se asocia con una vida extensa.
Las plantas
con más elementos yang, relacionados con la fortaleza, la energía, lo
activo y lo expansivo son el bambú, el crisantemo, la peonía, el cerezo, la
orquídea y el sauce. Las planta con más elementos ying, relacionados
con características más tranquilas y frías son la magnolia, el rododendro, el
jazmín, el peral y el rosal.
También el
perfume de las flores tiene propiedades curativas, ya que favorece la
circulación del
chi la energía
vital. Cuanto más perfumada es una flor, más capacidad tiene de producir
sensaciones de armonía en las personas. Entre las más apreciadas por sus aromas
se encuentran la madreselva, la rosa, la lila, el loto, el jazmín, el lirio, el
clavel y la glicina.
Cada flor
tiene un símbolo y una propiedad beneficiosa: el rosal es considerado un buen
conductor de las energías de la tierra y según algunas leyendas sus pétalos
secos protegen contra las malas vibraciones.
La reina de
las flores es la peonía, símbolo de la buena fortuna, la felicidad y la riqueza.
El loto, la flor del verano, es considerada un símbolo de amistad, paz y unidad.
La
selección de plantas en el hogar debe responder a un criterio lógico, estético y
viable. Conociendo sus beneficios para la salud emocional y sus propiedades
terapéuticas, y basándonos en el sentido común de acuerdo con el espacio
disponible y nuestras preferencias personales podremos encontrar un lugar
apropiado para que cada planta nos beneficie con su energía y belleza en cada
rincón de nuestra casa.