Cómo saber cuánto vale un libro antiguo
La oferta y la demanda es un elemento que influye
ampliamente. Si bien no asegura la calidad de contenido, como cualquier objeto
de mercado, el libro se determina por estos parámetros.
Existen tantas respuestas como personas, o incluso más. Pero se pueden ver algunas tendencias: Existe gente que busca en el libro una identificación con sí misma, sus ideas, o la sociedad en la que vive.
Puede que estos libros le retrotraigan a su niñez, su juventud, sus familias o sus ciudades. Otros buscarán libros que tengan relación con su trabajo, o con los hobbies que practican, mientras que algunos preferirán aquellos que los lleven a lugares que visitaron, o en los que jamás estuvieron pero a los que les gustaría llegar.
Un genero que últimamente ha concitado mucha atención, es el de las biografías, en el que se busca conocer la historia de aquellas personas a las cuales los lectores admiran o admiraron.
En definitiva, los libros son como un cristal del espíritu
humano: “dime que estas leyendo y te diré quien eres”, sería el ajuste de la
clásica frase que podríamos hacer. Y formar una pequeña biblioteca personal, es
una tarea muy intima y creativa.
Pensando en los fríos términos de “mercado” u “oferta y demanda”, comienzan a entrar en juego las características particulares de cada libro. Muchas editoriales, suelen sacar dos tipos de ediciones del mismo libro: la original y la de bolsillo.
Las primeras suelen ser más grandes, poseen hojas mas gruesas, letras más amplias, y tapas mejor diseñadas, mientras que las segundas, son todo lo contrario, pero mucho más económicas.
Luego, influye mucho la edición: las primeras tiradas suelen
ser las mas caras, ya que son más difíciles de conseguir. Otras veces, influye
el hecho de que el libro haya sido poseído por alguna persona muy importante
(por ej. Galileo, García Lorca, Borges). Y sin dudas una de las cosas que más
valor les dará, es el hecho de que estén firmadas por su autor.
Para otro experto, son otros los factores que inciden en el valor de los libros. En primer lugar, señala la historia del libro, “en la que se incluyen su buen ranking de ventas, su precio, y la opinión de los libreros sobre la seriedad de su contenido”.
En segundo lugar, ubica la experiencia propia, y la intuición
para reconocer un libro con mucho valor “muchas veces esos libros están
escondidos, a un bajo precio, y son muy pocos los que reparan en su alto valor”.
Existe un gran número de factores. El biógrafo John Carter
dijo alguna vez “Luego del interés por la belleza o importancia del libro, lo
cual siempre fue un parámetro importante, las dos consideraciones más
substanciales son probablemente la rareza de la edición y el estado de la
copia”.
Para otros, por último, lo más importante en el valor del libro es la oferta y la demanda. “Hay muchos factores que inciden en estas variable, pero todo quedará resumido a una cuestión: el precio de tapa”.
Entre los factores que afectan a esta cuestión, se encuentran
“los años que tiene, las ediciones limitadas, el estado, y la firma del autor,
pero nada de ello es garantía de su valor: Solo se determina por cuantos hay en
el mercado y cuantos personas desearían comprarlo”.
Si el libro es viejo… ¿automáticamente tiene más valor?
Esto es totalmente erróneo. Salvo que el libro haya sido impreso antes del 1500, la antigüedad del libro no influye por sí sola en su valor. Recuerden que muchas familias suelen guardar los libros por generaciones, y tirarlos se considera un pecado, por lo que no es muy difícil encontrar libros antiguos.
Además, el libro fue inventado para durar por muchos años, por lo que la mayoría
de los libros pueden durar mucho tiempo, y de hecho los libros viejos (impresos
luego de la invención de la maquina de papel en 1930) duran incluso mucho mas
que los actuales.
Es por está razón que algunos libros de mas de quinientos años se pagan 100
dólares o menos, ya que su contenido no les interesa a nadie. Los que contienen
sermones o discursos clericales son un ejemplo común de esto.
Y de la misma forma, existen libros que tienen solo cinco o diez años de
antigüedad, y cuestan mas de mil dólares. ¿Por qué? Muy simple, porque fueron
editados en ediciones muy reducidas, o resultaron ser mucho más populares de lo
que cualquiera hubiera imaginado, o ambos casos juntos. Imagínense cuanto puede
costar un ejemplar del libro “The Christmas Box” (la caja de navidad) del que
solo se imprimieron veinte lujosos ejemplares, que fueron repartidos entre los
amigos y parientes del escritor.
Mirando atrás, el libro parece ser uno de los objetos de arte de mayor importancia en la época medieval y renacentista, que ha sobrevivido hasta nuestros días. Un manuscrito puede llegar a valer el precio de un auto nuevo, y la próxima vez que se venda la Biblia de Gutemberg (1454-55), esta podrá costar el precio de un par de Jet de ultima generación.
Los libros en general son baratos. Existen billones y billones de ellos. Y
muchos de ellos se editan en solo una edición, por el hecho de sus autores no
fueron en su momento lo suficiente populares, o no se contó con el dinero
suficiente para reimprimirlo, pero su contenido es muy valioso.
Hay muchos libreros que guardan libros del siglo 15 debajo de sus escritorios.
Todos los días, reciben gente que vienen ofrecerle este tipo de libros muy
viejos a un precio elevado. Entonces, ellos responden: ¿Ve esos libros?¡Se los
vendo todos por unos cinco dólares!
Pero de los millones de libros que existen en el mundo, solo una muy pequeña
proporción –no mas del uno por ciento- son totalmente indeseados. ¿Por qué? Por
que siempre habrá alguien, en algún lugar, que querrá Ese libro.
Para muchos expertos, la antigüedad es uno de los aspectos menos importantes en el valor de un libro. Por cierto, un libro impreso antes de 1500 tiene mucho valor, sea cual fuere. Pero muchos libros impresos en el siglo 17 o 18 son muy difíciles de vender. (Salvo que hablemos de precios inferiores a los 20 dólares).
El valor de un libro reside fundamentalmente en los ojos del potencial
comprador. Un librero dijo una vez que cuando algún otro librero lo llama por un
libro muy raro, le cuesta dar el precio, pues no puede precisar si el comprador
también es “raro”.
Caso contrario, una simple copia de un libro recientemente editado puede tener mucho valor, especialmente si perteneció a una prominente asociación, si fue firmado, tiene anotaciones en sus márgenes de un importante autor, o si está asociado con alguien de suma importancia.
Si, por ejemplo, Albert Einstein hubiera estado leyendo una simple novela de
detectives poco antes de morir, (y esto estuviera fehacientemente documentado),
esa copia tendría un valor importantísimo.
¿Cuál es la diferencia entre un libro raro, escaso, antiguo, y usado?
El término “raro” suele ser utilizado de forma muy ligera en la actualidad, por lo que ha perdido el significado apropiado y se ha convertido en una especie de sinónimo de “costoso”, o de “viejo”.
Y, aún más, hay personas que pagan cifras relativamente elevadas por ejemplar
‘raro’ solo por que era de los años veinte, y a pesar de que cualquier persona
podía comprar otras diez copias de ese libro esa misma tarde.
El término “escaso” no se utiliza tanto como raro, y quizá por ello conserva su
significado apropiado: Cuando un librero dice que un libro es ‘escaso’, está
diciendo que no hay muchas copias disponibles.
En cambio, la palabra ‘antiguo’ nunca es utilizada por los libreros. Si usted ve
un negocio en el cual le ofrecen ‘Libros antiguos’, puede estar seguro de que en
esa librería no saben nada de libros.
Pero no deja de resaltar la importancia de separar este término de la palabra “anticuario”. Esta palabra, que se refiere a las casas de venta de objetos viejos, tiene una larga historia, y muy interesante.
Se vienen a la mente los libros que pertenecieron a dos o más generaciones
anteriores, cuyos contenidos difieren mucho de los actuales, en referencia a las
historias, las artes, la ciencia, etc. Es un termino agradable, con un cierto
glamour.
Cuando se habla de ‘usados’, se suele hablar de libros de ‘segunda mano’. Esto
no es valorativo, sino que es un término neutral, que en el mejor de los casos
se utiliza para denominar a un libro que está muy cuidado, aunque se nota que ha
sido leído; y en el peor, para hacer referencia a un libro que solo se compraría
si no existiesen mas copias del original.
Si un libro es realmente escaso, no permanecerá a la venta durante mucho tiempo.
Incluso muchas guías de precios de internet dan valores falsos, y por seguir
esos precios muchos libreros se pierden de realizar buenos negocios. Por ello
mismo, muchos recomiendan tener mucho cuidado con el e-commerce.
No existe, entonces, un “diccionario de librería” que defina estas palabras,
sino que solo la experiencia del librero puede hablar de ello. Pero en base a
eso, hay quienes armaron este “diccionario”:
Raro: pocos ejemplares del libro pero muchos compradores. Suele tratarse de un
libro de buena calidad, y de una primera edición rara, o de una edición clásica,
con mucho valor histórico.
Escaso: No significa que posea muchos compradores potenciales. Puede tratarse de
un trabajo de poca importancia de un autor famoso, un tratado histórico
interesante, o algo asociado a una persona o acontecimiento famoso.
Antiguo: Esto vendría a ser “viejo”. Este término no se suele utilizar mucho en
las librerías, ya que remiten a esas pilas de libros que estorban y nadie
quiere. Algunos de estos libros parecen a primera vista muy interesantes, pero
no lo son cuando se los examina de cerca, y se ve bien cuales son sus
materiales.
Usado: Esto se puede dividir en libros que actualmente se imprimen, y libros que
están fuera de impresión y por ende no se pueden conseguir. En este último caso,
solo se puede obtener un ejemplar en una librería de usados, y es justamente por
eso que poseen un precio alto. Si por el contrario, aún se pueden comprar,
suelen valer la mitad del precio de tapa de los nuevos.
Cuánto incide el estado de un libro
La incidencia del estado de un libro suele ser inversamente proporcional a su
“rareza”. Si un libro es muy difícil de conseguir, los compradores no suelen
fijarse mucho en su estado. Sin embargo, si pudiesen conseguir diez iguales esta
misma tarde, serán muy puntillosos para elegir el que mejor se conserve.
Algunos libros tienen valor solo por su estado: muchos decoradores, compran
libros solo por su estado, a entre diez y veinte dólares el volumen. También
están los que se interesan por la historia de la edición, y suelen por lo tanto
fijarse mas en el estado del libro que en su contenido.
Si un libro está en buenas condiciones, (es decir sin rayas en el lomo, raspones en la cubierta, marcas adentro, etc.) puede valer el doble de lo que vale uno en estado normal. Existen algunas personas muy detallistas, que buscan hasta con un ‘tercer ojo’ cualquier defecto que pueda portar un libro.
Esta gente finge ser coleccionista, pero en realidad no lo son: un coleccionista sabría que un buen libro que pueda completar su colección, puede servirle mucho, por lo menos hasta que pueda hallar una copia mejor. Por ello, existen también coleccionistas que por fijarse SOLO en el estado, desechan libros que tienen un valor único, aun cuando no estén en perfecta conservación.