Aumento de pechos: derribando mitos
- Los implantes mamarios han de cambiarse
La vida de las prótesis mamarias es mucho más larga de lo que se piensa. Las prótesis que se están utilizando actualmente son de muy alta calidad y no tienen fecha de caducidad concreta . Aunque es cierto que a partir de los 10 años el riesgo de alteración del implante aumenta, sólo habría que sustituirlo en caso de que se rompa o se presente algún otro tipo de problema.
- Las prótesis pueden estallar en el avión debido a la presión
Se trata de un mito que cae por su propio peso. Si fuera cierto, millones de mujeres en todo el mundo no podrían viajar en avión. Las prótesis están hechas de un gel muy resistente que no se ve afectado durante el vuelo.
- Las prótesis son perjudiciales para la salud
Los implantes no provocan ninguna enfermedad ni están relacionados con un aumento de patología en la mama. En EE.UU. se han realizado un gran número de estudios que descartan cualquier tipo de relación entre enfermedades como el cáncer y las prótesis de mama.
- Los implantes impiden la lactancia
Las intervenciones de hoy en día hacen posible que no exista ningún problema para amamantar al bebé con un implante de pecho.
- Dificultan los exámenes médicos
Todo lo que la paciente debe hacer es avisar a su médico de la existencia de una prótesis para que éste pueda visualizar correctamente la mama realizando las proyecciones que sean necesarias en cada caso.
- Se pierde sensibilidad
Si la operación se realiza correctamente, no se pierde ninguna sensibilidad. En los mínimos casos en los que esto pudiera suceder, dicha pérdida suele ser temporal, como efecto secundario del posoperatorio.
- Llevar implantes requiere más cuidados
Una mujer que se ha aumentado el pecho no requiere más cuidados que otra que no lleve prótesis ya que, especialmente a partir de cierta edad, todas las mujeres deben revisar sus senos en busca de anomalías. Lo que sí es cierto es que, dado que a partir de los 10 años el riesgo de alteración del implante aumenta, es recomendable realizar resonancias periódicas (cada uno o dos años).