Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Tu perro y los visitantes

Tu perro puede ser un problema cuando tus amigos, conocidos o compañeros de trabajo vienen a tu casa. Es posible que no te moleste que ladre o salte cuando alguien entra, pero todas las posibilidades apuntan a que esto puede molestar a los visitantes ocasionales…

Reconozcámoslo, no es lo más agradable entrar a una casa y ser atacado por un perro desesperado por saludarnos, lamernos o “darnos besos”. Si hay gente que no entra a tu casa (o lo hace como un ultimo recurso) por miedo a esto, puede ser importante evitar este tipo de comportamiento, entrenando a tu perro para que no lo tenga. 

Saludo amistoso 

Evitar que tu perro sea tan “amistoso” puede llevar trabajo. Puede, inclusive, ser bastante difícil, y hasta imposible sin la ayuda de los demás.
Es cierto que si no le festejas sus saludos cuando llegas del trabajo, eventualmente dejara de saludarte de una forma tan entusiasta, llegando a un extremo de felicidad casi pasiva. El procedimiento es tan simple como ignorar a tu perro cuando llegas hasta el momento en que se haya calmado lo suficiente como para sentarse tranquilamente. En ese momento, y solo en ese momento, reconocerás su presencia y le festejaras su corrección. Eventualmente, y con la constancia en esta actitud, aprenderá que una recepción tranquila y un comportamiento educado equivale a un saludo cálido por parte de su humano favorito. 

Necesitas ayuda 

Pero, con el resto de la gente la costumbre no va a estar arraigada. ¿Qué hacer, entonces, en ese caso?

Acá es donde entra en juego la necesidad de ayuda, donde se explica porque es imposible educar a tu perro tú solo. Lo que necesitas es que la entrada de visitantes sea algo común, de todo los días. Que tu perro se acostumbre a ellos.

Y para esto es interesante contar con la ayuda de amigos que al entrar realicen el procedimiento antes descrito, ignorando a tu perro hasta que este se calme y se siente. En ese momento, deben saludarlo efusivamente y afectivamente, felicitándolo.
Debe hacerse esto tantas veces (tres o cuatro veces al día es casi ideal) y con tanta gente distinta como sea posible. Finalmente, tu perro entenderá que saltar y ladrar no le consiguen nada, y que portarse educadamente conlleva un saludo cálido.<![endif]>

La paciencia es vital 

Esto tipo de entrenamiento (una combinación de refuerzos positivos –las felicitaciones- y negativos –ignorarlo-) lleva tiempo, principalmente porque al comienzo del mismo tu mascota está acostumbrada a conseguir el saludo cálido a través de las demostraciones afectivas exageradas.

Cuanto más viejo el perro, por supuesto, más acostumbrado estará a esto y más tiempo llevara cambiar su conducta. Se necesita mucha paciencia y, de ser posible, empezar con el entrenamiento tan pronto como el perro entra a la casa, cuando aún no tiene comportamientos adquiridos que entorpezcan el trabajo.

¿Quieres conocer a tu perro? Inscríbete ahora en nuestro curso gratis, haciendo clic aquí.