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Terapias a caballo

La hipoterapia, o terapia con caballos, es una técnica que permite combinar el deporte, la recreación y los beneficios terapéuticos. Conozca sus beneficios y aplicaciones.

Es
un conjunto de técnicas reeducativas que, mediante el empleo de caballos, presta
su servicio en el tratamiento de distintos trastornos de índole física y
psíquica. Presenta una doble ventaja, a su condición de juego recreativo y
disciplinado, la hipoterapia suma el componente de salud que conlleva la
práctica de un deporte.



En qué consiste

La
persona montada a caballo, asistida por psicoterapeutas e instructores, aprende
a guiar al animal y, de un modo progresivo, a hacerle realizar determinados
movimientos. La clase dura 45 minutos y se repite varias veces a la semana. Los
instructores y los médicos y en general el equipo multidisciplinario (psicólogo,
pedagogos, intructores, veterinarios, entrenadores de los caballos, asistentes
sociales etc) establecen el tratamiento en función de cada persona y de su
problema específico. Una sesión típica da comienzo con algunos minutos iniciales
durante los que el instructor guía al animal. A continuación, se invita a la
persona en cuestión a que lo haga sola durante media hora, siempre siguiendo las
instrucciones del experto. Al final todo, el grupo se dedica a atender al
caballo (limpieza, alimentación, etc.) favoreciendo así la socialización.



Para quiénes está indicada


Pueden beneficiarse de la hipoterapia aquellas personas que:


Tienen problemas de movilidad (problemas de equilibrio, lesiones en la médula
espinal).


Sufren de ansiedad y depresión.


Tienen problemas de inseguridad y falta de concentración.


Sufren problemas de retraso mental (síndrome de Down).


Han padecido toxicomanías


Han tenido brotes neuróticos.


Adolescentes con problemas de socialización.



Principales ventajas

El
contacto con el caballo y con el ambiente natural transmite sensaciones
positivas. Por su naturaleza imprevisible, cabalgar sobre este animal estimula
la concentración y aumenta el umbral de atención.


Conseguir guiar un caballo, hacerle sentir nuestra autoridad es un buen
ejercicio para reforzar la autoestima.


Además, montar a caballo estimula la relajación de los miembros, tonifica los
músculos y mejora la coordinación y el equilibrio.


El corazón también sale beneficiado: se regularizan los latidos cardíacos y se
normaliza el nivel de presión sanguínea


También se disfruta de ventajas sin necesidad de montar en la silla: la simple
proximidad con este animal, acariciarlo y mimarlo mejoran el humor.