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Síndrome del comedor nocturno

 ¿En qué consiste este trastorno? ¿Cómo saber si sufres del síndrome del comedor nocturno? 


La
compulsión de comer sin freno luego de algunas horas después de la cena se
denomina “síndrome del comedor nocturno”.

Esta
patología está afectando cada vez más a las mujeres, sobre todo a aquellas que
se ven perjudicadas por algún fallo hormonal ya que el
estrés y la ansiedad son
dos factores claves que despiertan este deseo de necesitar constantemente estar
ingiriendo alimentos
”, sostiene la psicóloga argentina María Teresa Galeano.


Características de esta patología del
síndrome
del comedor nocturno

· No
se suele tener hambre durante la mañana

· A la
tarde se comienza a sentir hambre y se llega a sentir un intenso apetito durante
la noche

·
Durante la madrugada también se experimenta una gran necesidad de comer

· Se
considera un trastorno si se mantiene esta conducta compulsiva por más de dos
meses

· Se
puede registrar este problema por causas emocionales o biológicas

· A
diferencia de la bulimia, no se intenta tras la ingesta el vomitar o ingerir
laxantes.

·
Afecta al tres por ciento de la población mundial.

·
Afecta mayoritariamente a quienes sufren de ansiedad o estrés.

·
Quienes padecen de este síndrome suelen sufrir también de obesidad, enfermedad
que antes de padecer de esta compulsión no se hacía evidente.


Recomendaciones para prevenir el
síndrome
del comedor nocturno

· No
saltarse ninguna de las comidas y darle especial importancia al desayuno.

·
Mantener una dieta balanceada a base de frutas verduras y demás alimentos
naturales.

· El
ejercicio físico es prioritario para poder distraerse y relajar la mente de la
necesidad constante de estar comiendo sin necesidad.

·
Realizar actividades que requieran algún esfuerzo mental durante el día. De este
modo se llegará a la cama con más cansancio y se dormirá mejor. El insomnio y la
compulsión de comer se ven muy unidos y dependen uno del otro.

·
Consultar a un especialista si se hace muy ardua la tarea de controlarse. Si los
episodios son cada vez más frecuentes, lo aconsejable es ponerse en manos de un
especialista para poder comenzar cuanto antes la terapia adecuada a cada caso.

·
Estar con alguien que pueda servir de apoyo emocional. Si se vive solo, pero se
padece de esta patología hay que pedir ayuda a un amigo o familiar que pueda
acompañar durante el tiempo que duren los episodios e intentar evitarlos.

El
respaldo afectivo es sumamente importante ya que esta patología tiene un fuerte
vínculo emocional. Lo importante es descubrir cómo se ha originado para poder
encontrar la respuesta que lleve a la cura.

· Cada
vez hay más grupos de autoayuda en los que se hacen presentes personas que
atraviesan una situación similar.

Si no se tiene familia o amigos de confianza a
los que se pueda acudir en busca de contención, estos lugares son esenciales
para poder sobrellevar los ataques y el escuchar experiencias similares ayuda no
solo a identificarse sino a poner lo mejor de cada uno para poder superarlo.


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