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Relato de un viaje a Namibia, V

Del oasis de Palmag al Dammaraland y sus desiertos y bosques petrificados


9/8/99:


Nos levantamos a las 5, que bien hemos dormido, esto del suelo es estupendo, que
estupenda la almohada de Iberia.

Ese día lo del polvo me sobrepaso, no doble
bien la tienda, me molestaba las manos de sequedad, quería llorar y hubiera
matado a alguien, hasta que llegó Kim y nos dice “su truco” para hacer mas
cómodo el tema y no desfallecer. Se levanta, coge sus bartulitos y ala a la
ducha, calentita, estupenda se viste de a limpio y ala a desmontar y guardar
tienda y … bañito de lodo..

A
las 8 salimos hacia Opuwo, para comprar presentes (comida), para llevar a los
himbas, esto luego el jefe lo repartirá y desde ese momento podremos hacer fotos
y visitar el poblado.

La
aldea se llama Orachitambo, según llegamos se va que ni aldea ni nada, hay 3
chozas, un aprisco de ganado y una especie de despensa de adobe, es un lugar
seco, árido, pobre, mucho sol, solo hay mujeres pues los hombres se han ido de
entierro, las mujeres son muy guapas con una tonalidad rojiza de piel, debido a
un maquillaje hecho de barro y aceites, el pelo se lo arreglan en tirabuzones
hechos con barro, los niños tienen una especie de conjuntivitis en los ojos que
los tienen todos rojos. Los chicos llevan taparrabos.

Huelen a cabra, olor no de
perfume recién echado sino de algo conseguido a lo largo de toda una vida. 
Venden muñecas de barro, calabazas, pulseras, 1000pts cada una y es plástico
puro y duro,  salimos del poblado a las 12:30, y nos volvemos al camping, donde
comemos y nos pegamos una buena mojadura de cabeza, mientras Alfie arregla el
camión que llevamos estropeado.

A
las 2 de la tarde salimos dirección Oasis de Palmag,  que ya nos adelanta Alfie,
que no tenemos reserva, por lo que nos a cercaremos  a ver si tenemos suerte,
comentamos que ahí hay, elefantes del desierto y que se pueden ver en sus
charcas y ante eso se estropea el camión antes de lo que pensábamos, con lo cual
paramos a mitad de camino en pleno kaokoland a dormir, con el fuego encendido
toda la noche por si … algún animal, ¡que casualidad ¡ que los sitios mas caros
no hay reserva!, segundo camping que nos falla.

El
camino es bonito, con su vegetación de arbustos espinosos resecos de baobabs y
matorrales de acacia, termiteros rojizos.

Vemos muchos baobabs, la carretera,
camino es de tierra con cantos, y con subidas y bajadas de un considerable
desnivel, vamos carretera que puede dar lugar a una portada principal en los
periódicos de grupo de turistas españoles se despeñan en el Kaokoland, o Grupo
de Turistas españoles desaparecen en Namibia, pues cualquiera podría no
encontrarnos.


Como consecuencia de todo esto Alfie decide en una bajada que hagamos lo ídem y
que bajemos andando y el bajara solo con el camión, mientras a mitad del
precipicio, nos vemos a un carro tirado por tres burros que ha volcado, y entre
todos, desenganchamos burros y arrinconamos carro en la cuneta, para que pasara
Alfie.

El señor una vez que pasa el camión, pretende comernos el coco pensábamos
para que pusiéramos el carro en medio otra vez, pero  pensamos por que lo que de
verdad quería es que le lleváramos a su pueblo, con carro burro y todos y las
chicas pues los chicos ni se molestaron en contemplaciones caritativas.

En
uno de los esfuerzos de enderezar el carro se cayo Hoker, y resulto una pequeña
heridita, sin importancia.

El
lugar de acampada salvaje es … salvaje (nos quedamos a 60km de Palmag), ¡que
soledad! Y que belleza inquietante, claro que en ese calificativo tiene mucho
peso el de pensar que cualquier elefante puede pasar por encima de tu tienda
contigo dentro hasta conseguir pasar por encima de tu cadáver.

Alfie comenta que
se quedara el fuego encendido toda la noche, previamente habíamos cogido bien de
troncos par alimento del fuego que evitaría el alimento de los elefantes o
leopardos.


Ana me vacila con comentarios como: mira mira ves esa especie de sendero: es la
senda de los elefantes, la verdad es que me tranquilice pensando que la tienda
en plena senda del elefante era la suya y no la mía, pero como persona
comprometida con los demás dije un tímido ¡que pena os pueden pisar!.


Alfie aguantó el tipo como pudo pues se dormía en la silla. Menuda paliza
llevaba, coche roto, conduce solo, lleva la intendencia y tiene que vérselas con
mi ingles.


Contamos muchos chistes a la luz de las estrellas mientras Alfie soportaba los
párpados a duras penas.   

10/8/99:


Amanece para nosotros, que no es poco, pues en la noche no hubiéramos dado un
duro por ello a las 5 de la mañana el amanecer es precioso en tonos rosas y
azules, paisaje de altas montañas rocosas.


Pasamos Palmag y ni nos enteramos, atravesamos todo el Dammaraland y es
espectacular, es como un catalogo de desiertos, zona pedregosa con piedra
arenisca roja, zona de arena, pero muy montañoso y con bonitas formaciones de
rocas. Vemos jirafas y muchos cactus.

A
las 12 llegamos al bosque petrificado, hacía mucho calor o teníamos la tensión
baja, pero el resultado era no tenerse en pie, vimos las por primera vez la
welvichia, los troncos son piedra pura y dura es curioso, pero quizás no
mereciera la pena mucho por la vuelta que conlleva el tiempo y lo que se ve, el
paisaje es seco pedregoso y ya empieza a saturarnos.


Después de la visita comemos en un paraje de descanso con bancos, allí volvimos
a ver algún aborigen que estaban vendiendo, pulseras, muñecas collares, y llegas
a la conclusión que lo mejor es comprar en Windhoek pues es mas barato y mas
cosas.




Había dos niños una niña como de 7 añitos y enseguida nos llevo a su
hermanito que previamente su madre había dejado solo en una sombra , y nos lo
pasaba de una mano a otra. La niña era un encanto dulce simpática no dejaba la
sonrisa y guapa el niño era un bebote sin pañales, con lo cual le mantuvimos en
vilo por posible fuente de bajos pues con el polvo que llevábamos encima lo que
nos faltaba, para odiarnos exteriormente. Les hicimos fotos y les encantaba, a
la niña le dieron ensalada y no la gusto el sabor.

A
las 14h. Salimos hacia Tewfoltein llegamos a las 15:30 al campig Aba Huab, aquí
unos cuantos tocamos el techo típico de toda vacación, viaje o lo que sea, que
se precie, Hocker se enfado pues en el camping había mucho polvo y tierra, yo no
acampo aquí dijo, desde ese día le condecoramos como experto en desierto, Angela
comenta que no hemos hecho nada y  son las 3 de la tarde y ala a perder el
tiempo, y yo quería ir a montaña quemada que estaba a 10km a ver la puesta de
sol que la recomendaban y el camión iba mal y Alfi dijo que no compensaba y no
encontramos a nadie que nos llevara, en ese momento desee no ver a gente tomarme
una cerveza con Fernando y llorar de rabia, pues ya comprendí este tipo de viaje
tipo expedición, supone muchas perdidas de tiempo en comidas levantar
campamento, montarlo y como por cualquier causa se pierda un sitio como Palmag o
montaña quemada has empleado un día solo para sobrevivir pero no para ver que es
a lo que vas al país, pues el contacto con la gente fue estupendo pero yo
quería  VER.

Como a Sanjoderse tocan, pues buscamos las duchas y
vemos que son las mas grandes que hemos visto, al aire libre con plantas, y con
fregadero dentro, entramos de 2 en 2, por lo de la fila y mientras uno se lava
la cabeza el otro se ducha, ¡toda una experiencia!.

Fuimos los primeros eso si
después de haber montado nuestra tiendecita, nos vamos a tomar una cerveza
después y vamos reuniéndonos todos, como siempre risas y risas, la educación y
el buen humor brillo por su estadía, para lo cual ayudo mucho la educación.

A
mal tiempo buena cara, nos vamos a ver a un cerro la puesta de sol, y como
siempre muy bonita es emocionante ver el sol posarse en el horizonte, fuimos
Olga, Tania, Chesca, Fernando y yo.


Después de una pequeña charleta nos acostamos, Alfie se acostó pronto se le veía
fumar desde el techo del camión, estaba agotado pero por fin arregló el camión.

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