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¿Regurgitación o reflujo?

¿Tu bebé está vomitando o se trata de la Enfermedad del Reflujo Gastroesofágico? Descúbrelo a tiempo…

Si te preguntas si los vómitos de tu bebé son normales o obedecen a alguna causa más seria, como la Enfermedad del Reflujo Gastroesofágico (su sigla en inglés es GERD), esto es lo que podemos decirte:

Regurgitación normal

La mayoría de los bebés experimenta cierta forma de reflujo regular —regurgitaciones  suaves a moderados— desde la boca o nariz sin dolor o malestar.

Es común durante las comidas o inmediatamente después de las mismas. Ok, seguramente ya lo sabías.

Pero, ¿cuál es el daño que produce todo esto en el chico? A decir verdad, no hay mucho de qué preocuparse. De hecho, es muy extraño que pueda producirse algún ahogo.

Para evitar la regurgitación, o al menos intentar evitarla, siempre haz eructar al bebé durante la mitad de las comidas, y procura hacerle adoptar una posición recta una vez que haya terminado.

De todas formas, aun con estos recaudos el bebé puede regurgitar. Los expertos en la materia ya no recomiendan dar cereal de arroz, sobre todo para los vómitos normales.

Efectivamente, un nuevo estudio publicado en  la revista especializada Pediatrics sostiene que esto puede conducir a una sobrealimentación, lo que no haría más que empeorar el problema.

Enfermedad del Reflujo Gastroesofágico

La enfermedad del reflujo gastroesofágico es un trastorno digestivo causado por el ácido gástrico que sube desde el estómago al esófago.

Si tu bebé vomita o regurgita muy a menudo, grita o llora por horas, se niega a comer, o no gana peso, podría presentar esta patología.

¿Qué produce esto en nuestros bebés? En primer lugar, si el bebé asocia la comida con el dolor o el malestar, la consecuencia lógica será la pérdida de peso a causa de las negativas a comer.

Asimismo, existe un riesgo potencial de daño en el esófago. El estrechamiento del esófago, y el esófago de Barrett (la presencia de células anormales en el revestimiento del esófago) son complicaciones a largo plazo de dicha inflamación.

Si crees que tu hijo puede tener GERD, lo primero es llamar al doctor. Éste podría sugerirte que cambies tu dieta para hacer que tu leche sea más aceptable.

Por su parte, los bebés alimentados con biberón podrían necesitar una fórmula de hidrolisato más fácil de digerir.

Asimismo, puede serte útil alimentar al bebé de a pequeñas cantidades y en forma más seguida, y mantenerlo erguido durante media hora después de haberlo alimentado.

Tu doctor también podría prescribirte un antiácido. A la edad de un año, la mayoría de los bebés superan el GERD.

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