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Reciclar la vida el fin de año

Los buenos rituales de paso: a veces se termina como se comienza


“El cristiano del siglo XXI será  místico o no será cristiano, es decir, habrá
experimentado algo o no será cristiano” (Karl Rahner).


 


Hay una pregunta muy común a los hombres de las aldeas globales: ¿Cómo resarcir
el amor el fin de año y luego hacerlo cada fin de semana?, Cómo cargar baterías
para estar más plenos?, ¿Cómo aumentar los sentimientos de pertenencia cuando ya
ni el equipo de fútbol interesa tanto como para sentirnos vitales durante la
semana? 


 


De qué forma regamos el pasto y lo cortamos para que venga el de mejor calidad y
no se nos llene de yuyos y devenga amarillento. Parecería que para muchos
occidentales está bien visto aquello que hace aumentar el amor recíproco:
visitar a los seres queridos, dedicarles más y mejor calidad de tiempo optimiza
cualquier fiesta.


 


 


Para la cultura madrileña un fin de año “cachondo” implica comer doce uvas en la
plaza del sol beber un buenos tragos; para muchos brasileños el ritual es
vestirse de blanco y llevarle flores a “Yemanya”, diosa del mar, para que la
vida se plenifique y sea abundante.


 


 


 


En La Plata hay un transito de socialización entre la navidad y el año nuevo se
comienza la noche del 24 con algo muy intimo y la noche del 31 con algo no tan
familiar festejando incluso con resonancias sociales y políticas en la
exposición y quema de muñecos de fin de año.


 


 


 


Uno podría saber que fue lo mas importante que paso en el mundo, simplemente
visitando todos los muñecos de la ciudad. Para algunas culturas marcadas por la
experiencia cristiana sigue siendo estimulante compartir algún texto espiritual,
reunirse a meditar en contextos de amigos.


 


En mi caso, sigue siendo enriquecedor haberlo hecho en templos, cárceles, mi
propia casa, campamentos, me ha dado una experiencia positiva si se busca no
estar disociados de las auténticas pasiones del alma.


 


Para que aquel ritual sea reparador sanador quizá el mejor concejo práctico
seria: busque y garantice en su fiesta el clima de amor recíproco.


 


 


Procure estar en esa hora ultima del año con las personas que mas ama y se
siente amado; vera que si lo hace así,  y lo repite en la medida que fuera
posible cada domingo podrá regenerar esa energía con sus mejores amigos y con la
persona que usted se viene dejando acompañar. Es una buena estrategia para
limpiar nuestra cultura de la neurosis que nos hace estar con alguien por deber
o por interés y no por pasión reciproca.


 


Nada más tóxico que ir a un salón de fiestas a fin de año solo porque está
cerca. Sería como ir a misa por cumplido o por que el celebrante premia para
otra vida, a cambio de que hoy se lo soporte.


 


Salir a caminar con un ser querido, hacer un lindo ritual de fin de año, ir a
misa, son como el jugo de uva o un vino bien añejado: si hay combustión, buen
proceso, y buen estacionamiento.


 


 


 


Puede ser que, a veces, apetezca un buen jugo de uva, pero todos sabemos que hay
un disfrute mayor solo en el champagne cuando festejamos en serio con los
amigos.


 


El desafío es cómo originar estos climas de fiesta comunitaria en ciudades
laceradas por tanto individualismo.


 


 


 


Una vez pregunté a una profesora de yoga que generaba alrededor suyo un gran
clima de familia, cuál era su secreto y respondió, que procuraba no estar lejos
de sus alumnos en las grandes alegrías y en las grandes tristezas, y para eso
había que optimizar la escucha.


 


 


 


Entendí que lo más importante que hice en mis 26 años de sacerdote, era escuchar
a los que llamo amigos, estimular al que trae nuevas ideas, escuchar sin juzgar
ni interrumpir al afligido.


 


Hacer bien las celebraciones requiere saber bien disculparnos cuando se yerra,
saber pedir en serio lo que uno quiere, pedir realmente lo que se necesita  Esto
se vuelve realmente revolucionario en comunidades neuróticas, nos consustancia
con los deseos reales.


 


 


Si se pide aquello que se necesita, se miente menos. Luego, cuando se agradece
también se lo hace en serio. Todo esto se transforma en una especie de mantra:
en muy poco tiempo si esta bien hecho el ritual se conoce el alma de los que nos
acompañan, sus necesidades, sus culpas, sus dichas.


 


 


 


Para que la liturgia cristiana pueda dar vida y reciclarla, hace falta que todos
los que se quieren por la misma fe, o la sangre, o los intereses comunes se
comprometan en un momento de la semana a expresarse el amor recíproco y
compartir lo que meditan, aquello que realmente los nutre espiritualmente y
enriquece.


 


En los diez primeros siglos del cristianismo el ícono dominante fue el de Jesús
en la última cena con sus discípulos, posteriormente se pasó al crucificado,
hueco y vacío, dos experiencia básicas de la respiración y todo camino
espiritual oriental u occidental.


 


 


Plenitud en cada encuentro verdadero, soledad y vació en los sentimientos de
separación. Dos caras de una misma moneda como dijera Chiara Lubich para vivir
la vida disfrutando los momentos de plenitud sin apegarnos a nada cuando se
suscitan los vacíos.


 


 


El “secreto de Jesús como Mesías es que no quiere ser el centro de su
actividad.  El Reino de Dios es su centro. Son los demonios lo que identifican a
Jesús como Mesías. Jesús los manda callar.


 


El Reino en todos los sinópticos se identifica con al vida del pueblo pobre (el
Reino llega cuando los enfermos son sanados de sus enfermedades y los demonios
son expulsados).


 


 


 


Los cristianos del nuevo siglo podrán ser mas universales incluso mas
ambientalistas si superan el cristocentrismo de otrora por un biocentrismo, en
la perspectiva del Reino de Dios.


 


 


La solidaridad social no declamada, la participación, la creatividad, y el
acercamiento de personas con carisma, y ganas de vivir denota si estamos en
aquel biocentrismo. Las reuniones son opacas si se hacen con personas que
“aguantan” el presente, y no  crean el futuro.


 


 


 


En realidad una mesa de fin de año no puede diferir mucho de una cena de amigos
y ojalá fuera como nuestras liturgias semanales. Que sintamos lazos mas fuertes
que la sangre y como en Emaús que nos arda el corazón, son el indicativo para
darnos cuenta si estamos tomando champaña.


 


 


 


Por eso el cierre bueno de año y cada misa o ritual de paso semanal es positivo
si se busca reciclar la energía con aquellas personas con las que se tienen amor
y proyecto.


 


 


 


Por todo esto no sirve celebrar el fin de año mal acompañado y es mejor estar
solo si el ritual de fin de año prescinde del contexto de comunión y familia; se
hace abstracto, no hay cabida para evaluaciones y verbalizar nuestras verdaderas
necesidades y agradecer lo que en serio nos hace feliz.


 


Sería como bailar una danza sin contar con el medio acústico. Cultivar vínculos
que amemos y nos quieran hasta dar la vida, es un camino bíblico para hacer la
experiencia de Dios y sentir que realmente está entre nosotros.


 


 


 


Alimentarnos con aquella  energía prometida para muchos vale más que los tesoros
del Vaticano; porque – en nuestras culturas del desencanto- sólo apetece lo que
nos hace “arder el corazón”.


 


 


 


Los rituales de fin de año y los de cada domingo si están bien hechos en aquel
contexto de personas que quieren ser verdaderos amigos ayudan a que la vida sea
una verdadera aventura y no una pasión inútil.


 


 


 


El solo hecho de existir se puede ir haciendo milagro y para eso sirven los
rituales de cualquier camino espiritual. Las reuniones son opacas si se hacen
con personas que “aguantan” el presente, y no  crean el futuro.


 


 


La tonada “El otoño en Mendoza” creo que  es una muestra anticipada del que vive
un cotidianidad mística en comunión con la magia de las estaciones y su paisaje.


 


Ojalá que el rito  de finalización de año y de semana que uds realice lo
mantengan  radiante Solo una conciencia expandida  nos ayuda a disfrutar el todo
lo que la vida nos da como regalo.


 


Que la tonada de Enrique Sosa sea el milagro de nuestros días y  que sus días y
los míos estén marcados por aquella comunión con el todo que nos ayuda  vivir en
permanente luna de miel.


 


Tiene el canto que baja la acequia


una historia de duendes de agua.


Personajes que un día salieron


a poblarnos la piel de tonadas. 


 


La brisa traviesa


se ha puesto a juntar


suspiros de nubes


cansadas de andar.


Esta lluvia que empieza en mis ojos


no es más que un antojo de la soledad. 


 


Es posible encontrar cada nombre


en la voz que murmuran los cerros.


El paisaje reclama por fuera


nuestro tibio paisaje de adentro. 


 


Ser la tarde que vuelve en gorriones


a morirse de abrazo en el nido


y tener un amigo al costado


para hacer un silencio de amigos. 


La tarde nos dice


al llevarse al sol


que siempre al recuerdo


lo inicia un adiós.


Para quien lo ha vivido en Mendoza


otoño son cosas que inventó el amor


 


Bibliografía  para profundizar el tema:


 


Jesús en medio de Chiara Lubich


Donde dos o mas de Chira Lubich


Boff, Leonardo: Jesucristo, Liberador


En: Jesucristo y la liberación del hombre, Madrid (Ed. Cristiandad) 1981


Bravo G., Carlos: Jesús, hombre en conflicto. El relato de Marcos en América
Latina. Santander (Sal Térrea) 1986


Cardenal, Ernesto: El Evangelio en Solentiname. Costa Rica (DEI) 1979.  Dos
volúmenes.


Comblin, José: Jesús de Nazareth. Meditación sobre la vida y acción humana de
Jesús. Santander (Sal Terrae) 1979


Dri, Rubén: La Utopía de Jesús. México, DF (Ediciones Nuevomar) 1984


Echegaray, Hugo: La Práctica de Jesús. Lima (Perú) (CEP) 1980


Gutiérrez, Gustavo: Teología de la Liberación. Perspectivas


Lima (CEP) 1971. Séptima edición en 1990, con una nueva introducción titulada
“Mirar lejos” (febrero 88)


Miranda, José Porfirio: El Ser y el  Mesías. Salamanca (Ed. Sígueme) 1973


Lois, Julio: Cristología en la Teología de la Liberación, en: Ellacuría/Sobrino:   
Mysterium Liberationis. Conceptos fundamentales de la Teología de la Liberación.
Tomo I. Madrid (Trotta)1990


López Vigil, José Ignacio y María: Un tal Jesús.  La Buena Noticia contada al
Pueblo de América latina.  San Salvador (UCA) 1992. Dos tomos


Mesters, Fray Carlos: Con Jesús a contramano en defensa de la vida


Buenos Aires (Centro Bíblico Ecuménico) 1995 (traducido del portugués)


Richard, Pablo: Apocalipsis. Reconstrucción de la Esperanza,


San José (DEI) 1994 (republicado en Quito, Caracas y México. Traducido al
portugués, inglés, alemán, italiano y francés).


 


Richard, Pablo: El movimiento de Jesús antes de la Iglesia. Una interpretación
liberadora de los Hechos de los Apóstoles. Santander (Sal Terrae) 2000


Segundo, Juan Luis: El Hombre de Hoy ante Jesús de Nazareth


Madrid (Ed. Cristiandad) 1982. Tres tomos. Especialmente Tomo II/1: “El Jesús
histórico de los Sinópticos”.


Segundo, Juan Luis: La historia perdida y recuperada de Jesús de Nazareth


Santander (Sal Térrea) 1991


Sobrino, Jon: Cristología desde América latina (esbozo).


México (Ediciones CRT) 1976.


Sobrino, Jon: Jesucristo liberador. Lectura histórico-teológica de Jesús de
Nazareth. Madrid (Ed. Trotta) 1991, 93. 97


Tepedino, Ana María: Las Discípulas de Jesús. Madrid (Narcea) 1994


Algunos libros escritos en otros continentes, que han tenido impacto en  América
Latina:


Aguirre, Rafael: Del movimiento de Jesús a la Iglesia cristiana. Ensayo de
exégesis sociológica del cristianismo primitivo. Estella, Navarra (Ed. Verbo
Divino)1998


Crossan, John Dominic: Jesús, vida de un campesino judío. Barcelona (Crítica)
1994.


Käsemann, E.: El problema del Jesús histórico. En: Ensayos exegéticos. Salamanca
(Ed, Sígueme) 1978


Meier, John P.: Un judío marginal. Nueva Visión del Jesús histórico. Tomo I, II-1
y II-2 y III Estella (cuatro volúmenes), Navarra (Ed. Verbo Divino)  1998 ss.


Noland, Albert: ¿Quién es este hombre? Jesús, antes del cristianismo. Santander
(Sal Terrae) 1981. Autor sudafricano.


Sanders, E.P.: La figura histórica de Jesús. Estella, Navarra (Ed. Verbo Divino)
2000


Schottroff, L / Stegemann, W: Jesús de Nazareth, esperanza de los pobres


Salamanca (Ed. Sígueme) 1981
 


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