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Piercing en bebés

Agujerear las orejas de las niñas es una tradición cultural que, según los especialistas, nada tiene que ver con la salud. ¿Es lícito someter a un bebé a este procedimiento?


Perforar el lóbulo de la oreja de las mujeres al nacer, es una costumbre que
difícilmente se diluya, al menos no en el corto plazo. Quienes están en contra
de este hábito alegan que exponer a la recién nacida a semejante hecho
traumático no reviste ningún sentido.


Entre las consecuencias más habituales que pueden surgir de esta acción, podemos
mencionar desarrollo de infecciones y aumento del orificio debido al crecimiento
y al paso del tiempo.

“Si los padres desean llevar adelante este acto, lo primero que deben tener
en cuenta es que no cualquiera puede hacerlo, sino que las medidas de seguridad
e higiene son imprescindibles”,
comenta la pediatra uruguaya Lydia Zuñiga.


Otras de las consecuencias que no se deben menospreciar son las inflamaciones de
la piel, el temor a futuras inyecciones o vacunas, lesiones cutáneas,
inconvenientes en la coagulación, riesgos de que los pendientes se enganchen con
la ropa y transmisión de enfermedades infecciosas.


Recomendaciones importantes antes de perforar las orejas del bebé:


1.- Si la decisión está tomada y se quiere perforar alguna zona del cuerpo del
bebé, hay que pedir consejo a la matrona o la pediatra ya que ellas son quienes
mejor saben dónde acudir.


2.- Los pendientes que llevará el bebé o el
piercing debe ser de oro para
evitar
infecciones
. Es preciso estar muy pendiente de la zona perforada ya que la
higiene debe ser extrema sobre todo durante los primeros meses.


3.- El material con que se haga la perforación debe estar esterilizado. La
pistola que se utiliza para perforar los lóbulos no es conveniente ya que no
asegura el ciento por ciento de higiene.


4.- Cada uno es dueño del cuerpo que tiene. Dejar que el bebé cuando crezca
decida qué perforaciones desea tener es una manera de respetar su libre
elección, su integridad corporal y derechos como ser humano.


El piercing en los bebés es considerado un ritual inofensivo, pero nada tiene de
inocente si se consideran las consecuencias que esta intervención puede generar
en algunos niños.

“He visto a muchas recién nacidas con estrés post traumático y aunque no se
puede asegurar que se deba al sufrimiento que padecieron durante la perforación,
es bastante seguro que se deba a ello.

Hay que ser cuidadosos y entender qué se está haciendo y por qué. Un hábito
cultural que no es válido no debería de reiterarse. Los padres tienen la
capacidad de reflexionar y no actuar como autómatas en muchas situaciones
relacionadas a la crianza de sus hijos.

Pensar antes de actuar y no atentar contra sus propios niños. El piercing en
bebes puede considerarse como una herida que la niña llevará de por vida esté o
no de acuerdo con ella
”, finaliza diciendo la especialista.

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