Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Préstamos a amigos y familiares: ¿una mala decisión?

¿Qué hacer cuando un amigo o familiar viene a pedirte dinero? Cientos de veces te dijeron que estas cosas terminan mal…

Préstamo familiar, ¿mejor evitarlo? 

 

Es una cuestión de sentido común, que se ha remarcado una y otra vez, en cientos de miles de ocasiones: nunca prestes dinero a amigos y familiares. ¿Ya lo habías escuchado? Seguro, pero ¿qué harías si en este momento un amigo toca a tu puerta aludiendo que su destino depende de lo que pudieras prestarle? Probablemente, arruinarías una amistad…   

Lo que, a menudo, no se dice es que tampoco es bueno vender cosas a amigos y familiares. Muchas veces, la continuidad de las relaciones (de cualquier clase) se ve interrumpida cuando los asuntos monetarios aparecen en escena.  

Caso 1 

Estás con dos amigos en el centro comercial dispuesto a comprar un regalo para otro amigo que se va a vivir al exterior. De pronto, deciden que el presente podría ser más importante si los tres aportan para el mismo regalo.  

Y allí está, un hermoso traje de Armani que tu amigo lucirá en su nuevo puesto de gerente. Sin embargo, el precio del traje se sale del presupuesto previsto, y decides pagar con la tarjeta de crédito en tres cuotas, diciéndoles a tus amigos que te den el dinero antes del vencimiento de cada una.

Conseguir el dinero de la primera cuota fue casi una tarea imposible. Llamados telefónicos, discusiones, etcétera. Seis meses después, nadie te ha dado un centavo por las otras dos.   

Caso 2 

O, tal vez, tienes un amigo que está buscando comprar un auto para su hijo adolescente. Por otro lado, tienes otro amigo, un mecánico independiente, que constantemente está comprando autos viejos y arreglándolos, para luego revenderlos.  

Le mencionas a amigo 2 que amigo 1 quiere comprar un auto para su hijo. El mecánico, que iba a vender el auto en determinada cifra, decide hacer una rebaja del 30% sólo por el hecho de que se trata de un amigo tuyo.  

Después de ver el auto, amigo 1 y su hijo pagan la mitad de lo acordado y se llevan el vehículo, señalando que cancelarán el resto en 30 días. Cuatro meses después, la deuda todavía se mantiene. 

¿Qué salió mal con estos préstamos? 

 

Entonces, ¿qué es lo que salió mal en ambos casos? En primer lugar, tu actitud fue inapropiada. En el primer caso, cada uno debió haber hecho su regalo. Luego, una vez que el traje de Armani fue asunto de tu tarjeta de crédito, tus amigos pudieron sufrir algún inconveniente monetario, o simplemente ver la conveniencia del resultado de la transacción.  

Después de todo, podrían pensar: “Esto no será motivo suficiente para que nos peleemos”. Sin embargo, la actitud habla por sí sola. En el segundo caso, evidentemente tu participación como intermediario fue más que desafortunada.  

El resultado de la operación: amigo 2 está enfadado porque piensa que tú sabías que tu amigo era un timador. Amigo 1 te evita porque teme que estés enfadado por haberte hecho pelear con amigo 2.  

Por lo tanto, la única y verdadera solución es, nunca vender nada a amigos o familiares, al menos que recibas el dinero en efectivo en el momento. Y no te sientas obligado a ofrecer un plazo de por vida.  

Si pudieras conseguir un buen precio por el artículo en otro sitio, entonces ofréceselo a tu amigo al mismo precio. Si no lo haces, podrías estar perdiendo mucho más que un ingreso. Las amistades y las relaciones familiares, con frecuencia, se ven resentidas cuando este tipo de operaciones salen mal. No dejes que esto te suceda. 

Para aprender a manejar mejor tu economía y cuidar mejor tu dinero, inscríbete ahora en nuestro curso gratis de Administración y Economía del Hogar, haciendo clic aquí.