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¿Las Flores de Bach le han hecho peor?

Efectos paradojales de las flores de Bach y otras terapias florales

¡Bingo!  Lo más probable es que usted haya tenido un efecto paradojal.  Esto es el agravamiento que surge frecuentemente en la terapia floral y debe interpretarse como una señal de que se ha dado en el blanco con la fórmula indicada para su caso.

 

¿Es esto motivo para alarmarse?   De ninguna manera: Es para celebrar: usted está andando el camino correcto. Cuando se interpreta cabalmente el problema emocional y se toma el compuesto floral justo y necesario, comienzan a agitarse fibras íntimas adormiladas y el cuerpo responde con renovada energía. 

 

Obviamente, no conviene interrumpir el tratamiento. No significa que se haya debilitado el sistema de defensas. Todo lo contrario: significa que se quebraron las forzadas resistencias y se revigorizaron las fuerzas que verdaderamente defienden al individuo de riesgos de consideración.

 

Por incómodas o desconcertantes, nunca hay que confundir estas respuestas tan vitales del organismo con los llamados “efectos colaterales adversos” o efectos secundarios  de algunos medicamentos tradicionales. 

 

Nunca un efecto paradojal degenerará en enfermedad y cualquiera sea el síntoma que sobrevenga, todo efecto paradojal debidamente abordado, durará a lo sumo, un par de días.  Si en lugar de tomarlo como una agresión o una amenaza, se lo explora con sabiduría ofrecerá además hallazgos que serán de valor único para la persona.

 

Efectos paradojales de la terapia con flores de Bach
 

Las esencias no dañan. Con un efecto paradojal denuncian un daño posible. Un efecto paradojal es la expresión de poder y determinación del mundo interior hacia el bienestar general. Como la firme presión de un amigo interior que se resiste a acompañarlo a uno en sus más alocados caprichos ni se asociará a él en su afán por engañarse a sí mismo. 

 

Adecuadamente comprendido, y aprovechado con inteligencia, un efecto paradojal ofrece al hombre la magnífica oportunidad de sincerarse consigo mismo y hacer frente a sus problemas verdaderos. Los más íntimos. 

 

Las Flores de Bach proponen un tipo de terapia de la emoción, no en vano se las denomina “remedios para el alma”.  Ellas remedian; no anestesian; sanan, no alivian. ¿Cómo lo logran? Porque se comportan como agentes de un tipo de inteligencia arquetípica que se recibe por vía de la intuición, se capta mediante flashes de conciencia diurna, en el sueño,  a través de una amplia gama de percepciones que devienen sin falta en certezas sólo propias. 

 

Las técnicas para el trabajo floral serio brindan herramientas para explorar la complejidad de ese rico mundo interior a fin de embellecerlo traduciéndose esto en salud y en un estado de alegría y vigor. Son sin lugar a dudas, influencias altamente movilizantes que generan reacciones no solamente emocionales, sino también orgánicas de variada naturaleza e intensidad.

 

Cabe decir entonces que el ingreso de la flor correcta para un individuo dado en un momento dado de su vida nunca ha de ser inocente para él.  El tratamiento floral bien entendido compromete seriamente la interioridad de la persona impulsándola desde allí siempre en procura de su beneficio.

 

¿Por qué aparecen entonces efectos paradojales con las flores de Bach?

 

Aparecen porque son la expresión más vital de las fuerzas sanadoras del organismo puestas nuevamente en acción. Son la manifestación concreta del ser que fortificado, consigue barrer al exterior lo que estaba gestándose en el interior.

 

Puede denunciar una enfermedad latente o una tendencia señalando al mismo tiempo la parte más sensible del organismo ante el tipo de problema de base: (afectivo / emocional)  que el paciente manifiesta. Demuestran la potencia de la esencia para sacudir de cuajo aquello que está en estado de latencia y que,  si no se remueve a tiempo, podría degenerar en males mayores.

 

Si bien hay modos de agilizar este proceso, hay que saber que solo expresa la tensión que se inicia en el interior de la persona entre el cambio inaugurado y la rigidez de sus hábitos personales, sus creencias, su actitud general. El efecto paradojal constituye, por lo tanto, una vía de sinceramiento. No es la respuesta de rechazo o defensa a un elemento extraño.  

 

Siempre de la auténtica superación del problema de base, (afectivo/emocional) resulta la verdadera curación en la superficie, la erradicación definitiva del problema. De lo contrario, el mismo persiste, se distorsiona, o vuelve cada tanto. 

 

Entonces, ante un efecto paradojal, lejos de suponerse que el elemento floral que ingresó en el sistema causó daño debe saberse que tal elemento ha iniciado un proceso de limpieza profunda  (en el sentido más puro de esta palabra), una vía natural de purificación. 

 

Si se tiene en cuenta que el remedio floral actúa sobre las emociones mientras que el medicamento tradicional modifica la química del cuerpo, se entenderá la diferencia oceánica entre estos dos enfoques terapéuticos y el tipo de riesgos que cada uno puede presuponer. Se hará claro también que poco puede constituirse uno en alternativa del otro puesto que transitan distintas vías de curación y se proponen objetivos diferentes muchas veces. 

Por ejemplo, uno puede recurrir a la medicina tradicional para “atacar” una “alergia que le está haciendo la vida imposible”,  o uno puede elegir ayudarse con Flores de Bach para iluminarse y descubrir eso que en su vida le produce “alergia”; es decir:  eso que verdaderamente le hace la vida imposible. (y que puede ser un vínculo enfermizo, un lugar desagradable, un olor evocador, una actividad irritante, un pensamiento perturbador, una inhibición, un recalcitrante deseo oculto, etc.).  

La sola intención de  indagar sobre algo de todo esto ya agita el pseudo-equilibrio que se viva. Si, entonces,  una molestia sobreviene, lo mejor es persistir y atravesarla con valentía y optimismo, permitir que el proceso de purificación se complete y esperar a ver qué sucede en la mente, qué ideas surgen del interior, qué se capta del exterior.  

Efectos "secundarios" de las flores de Bach 

Así es como con las Flores se obtienen “efectos secundarios” altamente beneficiosos en ocurrencias a menudo insospechadas y un estado de claridad tal que lleva sin resistencias a resolver un problema de una forma magnífica, completa y definitiva. No solamente se consiguió desterrar la alergia, sino que “gracias a ella” se obtuvo una lección de vida y se consiguió desplegar una actitud completamente renovadora de una manera natural, no traumática que devolvió la alegría.  

Cuando la terapia floral es abordada con seriedad y compromiso genuinos los resultados maravillan. Cuanto más en profundidad se trabaje la esencia y cuanto más abiertamente se explore uno mismo, más asombra la contundencia de los resultados.   

A partir de “hacer aflorar en uno lo mejor de uno” (como decimos habitualmente) sucede que el individuo sana en su totalidad.  Las esencias no son remedios curativos de un síntoma, sino elementos sanadores del ser.  Lamentablemente las interpretaciones facilistas, las fórmulas estándar nacidas, entre otras cosas, de la fascinación por lo rápido han lastimado el concepto de terapia floral;  han distorsionado tanto su uso como sus alcances reales.  

Cuando detectamos el compuesto floral que necesitamos –y solo ése recibimos—ingresa en nuestro sistema la carga energética faltante clave que será la que obrará maravillas. Ninguna otra. Ante este acierto, las necesarias transformaciones interiores comienzan a activarse inevitablemente.  

Estos aciertos benditos no siempre ocurren: raramente surgirán a partir de una fórmula floral estándar; sería una colosal inocencia esperar un grado de comprensión significativo a partir de las 3 o 4 preguntas de los cuestionarios elementales que se divulgan por doquier. 

¿Y cómo se llega entonces a la fórmula correcta para las flores de Bach?

Mediante el rastreo correcto que merece aprenderse y que consiste en trabajar las esencias a la manera de Bach porque “De  un modo justo de pensar, sale el modo justo de obrar”.  Él rastreo correcto es ése que guía obligando a la sinceridad y se obliga a sí mismo a librarse de formulismos, ése que se niega a ajustarse a teorías sabiendo que la complejidad personal y de la vida misma, son superiores a ninguna teoría.

De nada sirve engañarse: no se descubre el alma humana a través de estudios académicos; mucho menos la propia. Aquella voz que pretenda constituirse en portavoz del inconsciente ajeno está mal garantizada; no fue por capricho que la terapia floral nació para estar al alcance de todas las personas.

Nació a partir de un hombre que confiando en las voces de su interior, terminó confiando en las voces del hombre. Descubrió así Edward Bach que lo que se busca con sencilla sinceridad, se encuentra con claridad luminosa. Así debe procederse.

El rastreo sobre el elemento natural necesariamente debe ser simple, sincero, genuino sin confundir simpleza con raquitismo; lo simple, lo sencillo conserva gracia, ingenuidad y misterio. Entonces, si lo que se persiguen son mejoras hay que permitir que la naturaleza siga su curso tan simplemente con su gracia y sus misteriosos efectos.

Y en el camino comprobamos cómo resulta tan tremendamente reveladora la sinceridad genuina y valiente y únicamente ella: porque no hay secretos para la naturaleza. Ella se alza majestuosa y a la larga o a la corta imprime su sello incorruptible por encima de los códigos culturales, de las modas, de las imposiciones arbitrarias.

Así es que, quien en términos florales pretenda reducirse a una fórmula estándar, habrá perdido su tiempo, sus energías, su ilusión y posiblemente dinero también. Quien se atemorice frente a un efecto paradojal sepa que su temor o su rechazo está puesto en el lugar equivocado. Ése no es el “mal” que debería preocuparle y que bien le vendría explorar sus verdades inconfesas para encontrar el tesoro que guardan.

Un efecto paradojal puede constituirse en una bendición en la vida de alguien, casi como un espejo mágico que refleja la existencia de algo misterioso, benéfico, inquietante, y posible pero poco frecuentado todavía y al que vale la pena asomarse. 

Luego, quien aprende a “pensar los problemas en flores “ de un modo atinado, liberado de toda idea liviana sobre la terapia floral, y decide impulsar su vida con energías palpables, consigue la respuesta que necesita y encuentra la guía para actuar con inteligencia. Comprobará que de un modo natural asoman verdades indiscutibles, que no solo serán sentidas subjetivamente sino también demostradas objetivamente por ejemplo, en la superación de un síntoma o de una enfermedad.

De un modo suave, o de una sacudida, se hacen claras esas ideas que siempre hemos albergado,  se apoderan del pensamiento y obligan a transformar conceptos y actitudes anticuadas. Luego hay menos fricciones estériles y más cambios de auténtico provecho. 

A mayor claridad, menos episodios orgánicos, mayor vitalidad y efectividad bien entendidas. O simplemente: a mayor alegría, menos sintomatología porque como bien lo define Jung:  Nada es tan difícil de soportar como la carga de uno mismo.    

Así, una fórmula floral puede ser lo que usted quiera: la alternativa de un remedio cualquiera o la flecha certera para bien de su organismo barriendo al exterior lo que no debe contaminar su esencia y de este modo preservándolo a usted en su totalidad y defendiendo el camino de su progreso y de su individualidad. 

 

El que el tratamiento floral sea también para usted fuente de claridad y guía confiable hacia el bienestar y recurso para resolver sus problemas humanos desde la raíz es un asunto posible.

 

Y cuando estas vibraciones energéticas comiencen a hacerse sentir, recuerde que bien vale la pena darles la bienvenida con agradecimiento, y avanzar con entusiasmo por este excitante camino hacia su autosuperación. 

 

¡A su salud!

 

Fuente: Aflorarte


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