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Errores de redacción, ¿cómo evitarlos?

En mi profesión de Correctora Literaria, encuentro a menudo errores; muchos de ellos repetidos en casi todos los textos, aunque provengan de diferentes autores y de distintos países de habla hispana. Espero que mis explicaciones puedan ayudarlo a que usted no los cometa

Aquí podrá encontrar algunos de los más comunes que descubro en los contenidos que corrijo; otros, son «gazapos» extraídos de algunas noticias de los periódicos. 

También podrá encontrar ejemplos para subsanar el «dequeísmo»,  divididos en «Correctos» e «Incorrectos». 

Ser y estar 

Yo pude ser llorando a ese difunto 

Era el título de  un cuento corto que el autor se negaba a cambiar.

Le ofrecí varias alternativas lógicas, pero no aceptaba ninguna.

Me llevó más de cuatro correos electrónicos intercambiados con el autor, para descubrir lo que él quería decir.

Eso era: Yo pude estar llorando a ese difunto.

Esa forma, aunque no se aceptaría como correcta en un texto, sí está permitida para el título de un cuento. 

Es un ejemplo típico del error más común que encuentro en los escritores latinoamericanos: la confusión entre el verbo ser y estar, o viceversa. 

«Yo soy feliz de ser latinoamericano», es otro ejemplo.

Lo correcto sería: «Yo estoy feliz de ser latinoamericano». 

Ambigüedades producidas por hipérbaton

 Son errores comunes, no sólo en los periódicos sino en muchos documentos y novelas. 

Diario Clarín

Detuvieron a un hombre acusado de robar a siete comercios en Ezeiza. 

¿Lo detuvieron en Ezeiza? ¿O robó en Ezeiza? 

Diario Clarín

Murió de las heridas recibidas en el Hospital Pirovano. 

¿Las heridas las recibió en el Hospital Pirovano, o murió en el Hospital Pirovano por las heridas recibidas? 

Diario La Nación

Los rumores hablan de que la joven nació dos meses antes del casamiento de Diana con el heredero, en una ceremonia en la catedral de St. Paul. 

¿La joven nació durante una ceremonia en la Catedral de St. Paul, o allí se casó Diana con el heredero? 

Noticiero de canal 13, Argentina 

Crecen los muertos del  incendio. 

Yo siempre he creído que no era así. ¿No habrán querido decir que “crecía el número de muertos en el incendio”?  

Mal uso de las preposiciones

 
Es muy común la utilización de la preposición impropia según el régimen preposicional, pues su empleo resulta complicado para la mayoría de las personas. Se dice que un idioma se domina, cuando se dominan sus preposiciones. 

Hay verbos –y también sustantivos– que deben utilizarse con determinadas preposiciones.  

Por ejemplo: «lamentarse de», «indagar a», «estar de acuerdo con», «con base en», «en relación con», «con relación a», «basarse en», etc. No debe ignorarse este importante régimen preposicional, pues su empleo equivocado es otro de los errores comunes. 

Otra falta frecuente: la preposición «de», a continuación del verbo cuando es totalmente incorrecto, por ejemplo: «evité de encontrarla»; «pensaba de ir con él».

Debería ser: «evité encontrarla»; «pensaba ir con él». 

Otros verbos 

Encontrar irregularidades en los verbos, no es lo mismo que encontrar verbos irregulares.

Me refiero al uso indebido de los tiempos verbales en un mismo párrafo.

Por ejemplo: «la encontré cuando había ido al cine, y decido seguirla».

Debería ser: «la encontré cuando fui al cine y decidí seguirla». 

En algunas novelas se comienza narrando en presente y se continúa en pasado.

Por ejemplo:

«Ella está sentada en el sillón. Y yo me preguntaba si me podría acercar».

«Ella estaba sentada en el sillón. Y yo me preguntaba si me podría acercar». 

En otras, se pasa del narrador omnisciente al narrador en primera persona.

«La tormenta arreciaba y ellos, tomados de la mano, caminaban por el parque. La miré a los ojos y le sonreí».

«La tormenta arreciaba y ellos, tomados de la mano, caminaban por el parque. La miró a los ojos y le sonrió». 

En muchas ocasiones, estos errores se repiten a lo largo de toda la novela. 

Otro problema serio con los verbos es el uso del tiempo continuo, que proviene de la traducción textual del idioma inglés y que, lamentablemente, se está extendiendo en su uso por esnobismo.

Ejemplo:

«Me estoy yendo mañana».  Proviene del inglés «I am leaving tomorrow».

Debería ser:

«Me iré mañana». 

Otros ejemplos:

«Te estoy llamando mañana».

«Te llamaré mañana».

«Te estoy buscando en una hora».

«Te buscaré en una hora». 

Y ese error me recuerda a los… 

Gerundios
 

Son muy sencillos de utilizar, pero pocos saben hacerlo.

La forma para recordar su regla –poco académica pero más sencilla–,  es: las acciones que estoy mencionando, ¿pueden ser realizadas al mismo tiempo? 

Por ejemplo: yo puedo «bajar las escaleras cantando», pero NO puedo «bajar las escaleras abriendo la puerta».

Correcto: «bajé las escaleras y abrí la puerta».

Incorrecto: «…se sutura la herida, evitando que se infecte… ».

Correcto: «…se sutura la herida, para evitar que se infecte.. ». 

Deber y deber de

Tienen dos significados diferentes, en el caso de que lleve o no la preposición antes del infinitivo, pero no todos los conocen, y es por eso que los confunden. 

Deber + infinitivo: significa obligación.
Ejemplo: «Debe ir». (Significa que “tiene” que ir)
 

Deber de + infinitivo: significa probabilidad.

Ejemplo: «Debe de tener cinco años». (Lo deducimos, pero no estamos seguros) 

Haber y hacer 

Las oraciones impersonales pueden construirse utilizando los verbos haber y hacer. Se dice que una oración es impersonal cuando carece de sujeto léxico explícito o implícito; es decir, cuando su sujeto es cero. Sin embargo, se suele escribir de manera incorrecta.

Incorrecto: «Habían muchas personas». 

Debe ser:

Había mucha gente

Había muchas personas 

Gazapos

Los buenos escritores también se equivocan y tienen dificultades con el idioma.

Escriben “halla” en lugar de “haya”; “haber” en vez de “a ver”; “a” en lugar de “ha”. ¡O viceversa!

Colocan tilde en donde no corresponde y se enamoran de un término que pueden llegar a repetir hasta el cansancio.  

Asimismo he encontrado, como Correctora, algunos ejemplos graciosos: “la rótula de la rodilla…” (como si hubiera otra); “…en su rostro, las pestañas de los ojos se movían…” (?).

Otros, con información errónea: …”tan hermoso como el monte Mont Blanc que había visto en Alemania”, (¿no estaba en la frontera franco-italiana?)  

Decidió cambiar, y dio un giro de 360º” (pero… ¿no será de 180º? ¡Porque con 360º se quedará en el mismo sitio!) 

Muchos errores también son de tipografía, pero resultan altamente peligrosos, pues pueden cambiar el significado del texto.  

Por ejemplo:  no es lo mismo decir “criando los ojos”, que “cuando los ojos”; o “besos” que “pesos”.  

De la misma manera, podemos encontrarnos con un autor que ubica a la Revolución Francesa en el año 1680, en vez de 1789, o cualquier otra confusión de fechas, que no siempre son por mala información sino que, en oportunidades, pueden deberse a un descuido que los Correctores debemos subsanar.  

¡Y cómo no mencionar aquí a los escritores que no han preparado un buen perfil de sus protagonistas y, por lo tanto, «ellas» aparecen como altas y rubias en un capítulo, para pasar a ser de baja estatura y morochas en otro!  

Un ejemplo real: al principio de un capítulo, Juan iba –con su automóvil azul– a buscar a Pedro por su casa, para ir a comer. Pero al finalizar el mismo capítulo, una vez terminado el almuerzo, salen del restaurante y se dirigen al automóvil rojo de Pedro (?)   

Otro ejemplo: corregí un libro en donde –en el último capítulo– se descubre toda la confabulación, porque encuentran los datos pertinentes en el disco rígido de la computadora del personaje principal. ¿El error? Al comenzar la novela, ese protagonista decía odiar las computadoras y no tenía una. 

Y ahí estamos de nuevo los Correctores; por eso se dice que detrás de un buen libro, siempre hay un buen Corrector.  

Palabras sinónimas difíciles 

¿Y por qué ese afán de complicar la lectura?

Algunos escritores consideran que cuanto más dificultoso sea un texto, más culto parecerá el autor, pero no es así, pues eso impacienta al lector. Y más aún, en ciertas ocasiones, el sinónimo que han escrito no es el más conveniente.  

Sin embargo, uno encuentra palabras como írrito, por inválido, nulo, sin fuerza ni obligación; taxonomías, por clasificaciones, encasillamientos; palimpsesto, por documento, manuscrito… para mencionar sólo unas pocas.

No es lo mismo utilizar un vocabulario extenso, que recurrir a «palabras difíciles». En mi página www.hildalucci.com.ar tengo un artículo escrito por Andre Maurois sobre el tema, en el año 1964, ¡y tiene gran actualidad! 

Dequeísmo

El dequeísmo es el gran ogro de los errores gramaticales habituales.

Consiste en el uso indebido de la preposición «de» delante de la conjunción que,  cuando la preposición no viene exigida por ninguna palabra del enunciado.  

Por lo tanto, he aquí unos consejos como guía.   

1. Se incurre en dequeísmo en los siguientes casos:

a) Cuando se antepone la preposición «de» a una oración subordinada sustantiva de sujeto. El sujeto de una oración nunca va precedido de preposición; por lo tanto: 

INCORRECTO: Me alegra de que estén bien.

CORRECTO: Me alegra que estén bien. 

INCORRECTO: Es seguro de que nos quiere.

CORRECTO: Es seguro que nos quiere. 

INCORRECTO: Me preocupa de que aún no lo sepan.

CORRECTO: Me preocupa que aún no lo sepan. 

INCORRECTO: Es posible de que mañana esté nublado.

CORRECTO: Es posible que mañana esté nublado. 

Algunos de estos verbos, cuando se usan en forma pronominal (alegrarse, preocuparse, olvidarse, etc.), exigen un complemento precedido de la preposición de.  

En ese caso, el uso conjunto de la preposición y la conjunción es obligatorio, y los pronombres reflexivos que anteceden al verbo no ejercen ninguna función, sino que son parte integrante del verbo. 

CORRECTO: Me alegro de que estén bien.

CORRECTO: Me preocupo de que tengan lo que necesitan. 

b) Cuando se antepone la preposición «de» a una oración subordinada sustantiva de complemento directo.  

Esto ocurre, sobre todo, con verbos de pensamiento: pensar, opinar, creer, considerar, etc.; de habla: decir, comunicar, exponer, etc.; de temor: temer, etc.; y de percepción: ver, oír, etc. 

En cambio, el complemento directo nunca va precedido de la preposición de. 

INCORRECTO: Opino de que…

CORRECTO: Opino que 

INCORRECTO: Pienso de que…

CORRECTO: Pienso que… 

INCORRECTO: Me dijeron de que…

CORRECTO: Me dijeron que… 

INCORRECTO: Le comunicaron de que…

CORRECTO: Le comunicaron que… 

INCORRECTO: Temo de que…

CORRECTO: Temo que… 

INCORRECTO: He oído de que…

CORRECTO: He oído que… 

c) Cuando se antepone la preposición «de» a una oración subordinada que ejerce funciones de atributo con el verbo «ser». Este complemento, por lo general, no va precedido de preposición. 

INCORRECTO: Mi intención es de que vayamos todos.

CORRECTO: Mi intención es que  vayamos todos. 

INCORRECTO: Su deseo era de que lo pasáramos bien.

CORRECTO: Su deseo era que lo pasáramos bien. 

d) Cuando se inserta la preposición «de» en locuciones conjuntivas que no la llevan. 

INCORRECTO: A no ser de que…

CORRECTO: A no ser que 

INCORRECTO: A medida de que

CORRECTO: A medida que 

INCORRECTO: Una vez de que

CORRECTO: Una vez que 

e) Cuando se usa la preposición «de» en lugar de la que realmente exige el verbo:  

INCORRECTO: Insistieron de que…

CORRECTO: Insistieron en que… 

INCORRECTO: Me fijé de que…

CORRECTO: Me fijé en que… 

INCORRECTO: Hizo hincapié de que…

CORRECTO: Hizo hincapié en que… 

2. Los verbos dudar, informar, advertir, avisar y cuidar –en sus acepciones más comunes–, presentan dos regímenes en español. O sea, pueden construirse con complemento directo, sin preposición; o con complemento de régimen, con preposición. 

Advertir (algo a alguien) y advertir (de algo a alguien).

Avisar (algo a alguien) y avisar (de algo a alguien).

Cuidar (algo) y cuidar (de algo).

Dudar (algo) y dudar (de algo).

Informar (algo) (en América) e informar (de algo) (en España).  

Por lo tanto, con esos verbos, la presencia de la preposición «de» delante de la conjunción subordinante que, no es obligatoria. 

3. Un procedimiento que puede ser útil en muchos de estos casos para determinar si debe emplearse la secuencia de «preposición + que», o simplemente que, es el de transformar el enunciado dudoso en interrogativo.  

Si la pregunta debe ir encabezada por la preposición, ésta ha de mantenerse en la modalidad enunciativa.

Si la pregunta no lleva preposición, tampoco ha de usarse ésta en la modalidad enunciativa. 

¿De qué se preocupa? Se preocupa de que…

¿Qué le preocupa? Le preocupa que…

¿De qué está seguro? Está seguro de que…

 ¿Qué opina? Opina que…

¿En qué insistió el instructor? Insistió en que… 

Y la enumeración nunca termina. Cuando creo haber encontrado ya todos los errores en diferentes manuscritos, aparece alguno más para engrosar la colección de los… «Errores más comunes””. 

Si tiene alguna duda, ¡no deje de consultarme! 

Prof. Hilda  Elina Lucci

Correctora – Redactora – Traducciones 

        Corrige al sabio y te amará
       Corrige al necio y te odiará

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