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Peleando con un lobisón. Continuación.

JULIÁN empieza a referir cómo la noche ‘anterior se encontró con un lobisón. . .

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La leptospirosis es una enfermedad transmitida por una bacteria llamada<br /> Leptospira

Pegué
un salto pa trás y empecé a recular pal lao de las casas, mientras que con el
cuchillo, le hacia así, ligero, unas cruces cortitas; pero no cejaba el
condenao y se me venía, y se me venía nomás; revolié el freno como pa
espantarlo, y parecía pior; le tiré unos hachazos pero al aire porque no me
animaba cortarlo, dicen que eso es malo.

Le
tiré un puntaso, y hermanito, se puso como mancarrón que está por corcoviar,
y mostraba los dientes igual que si se riyera.

Dije
pa mí, me ha estao espiando de siguro, esperando que soltara el caballo pa
tomarme de a pie. Era fiero el ruido que hacia con las orejas, juertísimo; quien sabe pa
que sería, pasustarlo a uno, o talvez pa yamar lajanimas; yo no le daba la
espalda, sabia que era malo y ansina hermanito, no quiero acordarme … meta
tajo al aire, y reculando y reculando, un redepente sentí que empezaron a
toriar los perros; me di cuenta que estaba cerca de las casas.

Cuando
atropellaron, se sentó, dejó de hacer ruido con las orejas, y los perros le
formaron rueda; vide, entonces, que de los ojos le salía como juego; abría y
cerraba la boca sacudiéndose y cuando hacía esto, los perros ladraban
despacito … ¡Quien sabe si les diría alguna cosa! …

Yo
aproveché y sin darme güelta, pasé debajo del alambrao hasta que pude llegar
al rancho. Sentí que los perros parecía que lloraban.

A
la noche, toda la peonada comentaba el suceso. Lo ocurrido era algo natural y lógico; la explicación del caso, clarísima
y convincente.

En el campo de "loj cujcos", que queda a unos mil metros de
dicho lugar, hacía unos días habla entrado a trabajar, como “pión pa
arar", Fulgencio, quien, como se sabe, "tiene dos gurises que son
infieles", y el lobisón, esa noche, iba en la misma dirección …

(1) El "lobisón",
según refieren los paisanos “es un cristiano igual que nosotros", pero
puede transformarse o convertirse en un animal y toma especialmente la forma de
perro; y así de noche los viernes, suele abandonar su casa, para dirigirse a
los campos o a las vías de los trenes en busca de osamenta, que es su comida
predilecta.

Suele merodear, sobre todo, en los lugares donde hay criaturas que aún
no han sido bautizadas. Y así se recuerdan casos realmente extraordinarios: do niños de la
misma edad y durmiendo en la misma cuna, a uno que "le habían echao el
agua" y a otro no, caer el lobisón, y llevarse al infiel …

De
su libro “Plumas de Ñandú”

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