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La guerra de los sexos

¿Su mujer logra ponerlo tan nervioso que siente que no la soporta más? Y sin embargo, eso es lo que tanto le gusta de ella. Su forma de ser. Tan distinta, tan complementaria…

Aún hoy, después de millones de años de convivencia, el hombre siente la necesidad de decodificar ese enigma llamado mujer. Y la mujer al hombre. Las diferencias entre ambos sexos son tema de debates en mesas de café y peluquerías por igual.  

Sin embargo, las conclusiones son pocas y lo único que nos queda es la aceptación. Aceptarnos unos a otros y abrazar nuestras diferencias, en lugar de rompernos la cabeza intentando descifrarnos. 

Compromiso 

La disparidad de opiniones entre ambos sexos es enorme. Ambos hacemos concesiones y superamos dudas cuando elegimos un compañero, pero los hombres suelen tener más problemas con el concepto de compromiso. 

¿Esto es porque el hombre tiene una necesidad biológica de plantar su semilla y procrear? Suena a excusa. ¿No hemos evolucionado lo suficiente como para aceptar y predicar la monogamia? Seguro, y gran parte de los hombres lo hace. 

No obstante, para muchos otros el compromiso representa una batalla mental. El famosos comediante Chris Rock señalaba: “No nos comprometemos. Nos rendimos”. 

Todos tenemos reservas para con el compromiso. Sí, las mujeres también. La cultura popular, los medios y la sociedad en general idealizan a deportistas, aplauden a actores y artistas que son reconocidos por sus infidelidades. 

La antigua creencia de que los hombres deben conquistar a sus mujeres como Genghis Khan todavía prevalece. Sin embargo, al encender la televisión, sólo se ven reality shows, videos musicales y programas principales que glorifican la promiscuidad.

Por otra parte, todos amamos la desnudez, sobre todo gratuita. Pero llegado el momento, cabe preguntarse: ¿Quiénes son nuestros modelos?  

¿Cómo pueden los hombres resistir a tales tentaciones a su alrededor? Nuestra cultura es más liberal y sexual que nunca antes (existen comerciales y programas que insinúan sexo lésbico y grupal, por ejemplo), y aunque sólo un ingenuo pensaría que afecta únicamente la capacidad de compromiso del hombre, es probable que la mujer, llegado el caso, se comprometa y se case con más facilidad. 

Sexo 

A las mujeres les gusta “hacer el amor”. Les gusta la sensación que evoca la frase. Aumenta su pasión y su deseo. Quieren que los hombres les “hagan el amor”. Sin embargo, la pregunta para el hombre es: ¿Cuál es la diferencia entre tener sexo y hacer el amor? 

Sin dudas, en algunas oportunidades el acto se vuelve más emocional que sexual. Pero en la mayoría de los casos, no es el amor lo que nos lleva a tener relaciones. Es la lujuria. Lujuria carnal, pura.

En este sentido, la mujer promedio suele tener un desenlace mucho más explosivo si el acto se concentra en la lujuria y no en el amor, o tal vez en una combinación de ambos.       

Muchas mujeres reconocen que cuando les dicen a su marido “hazme el amor”, lo único que desean es ser penetradas. Incluso, para muchas, “hazme el amor” es sinónimo de “sexo duro”. 

Queda claro que cada género tiene una visión distinta sobre el sexo. ¿Una disputa natural? Sin embargo, cuando el hombre y la mujer cooperan, y apuntan hacia el mismo objetivo, el resultado es maravilloso. 

No quedan dudas. Sexo es sexo. Amor es amor. Pero nadie está forzado a combinarlos. Si se da la oportunidad, mejor (nada mejor que un interminable abrazo después de una relación). Lo importante, es la felicidad y la satisfacción personal de todos. 

Comunicación 

La comunicación, por lejos, es el área donde los hombres y las mujeres son más disímiles. Los hombres piensan en términos de blanco y negro. Es una cosa o la otra; no hay un medio. Las respuestas nunca son complejas para un hombre.  

Si, por ejemplo, su mujer tiene un problema, la solución es simple, o al menos usted piensa eso. Todo lo que usted quiere es encontrar respuestas a los problemas. El hombre necesita resultados. 

Las mujeres, por otra parte, no necesariamente quieren soluciones. Tal vez, sólo quieren expresarse; contar lo que sienten. No importa que tan obvia sea la respuesta, quieren que sus hombres las escuchen y ofrezcan su punto de vista. Pero el hombre sólo quiere resolverle tema y pasar a otra cosa: televisión, comida, sexo, o al próximo problema.  

El punto es que el hombre quiere ayudar de manera constructiva, ofreciendo consejos y distintos cursos de acción. Sin embargo, las mujeres sólo quieren una oreja y un hombro donde apoyarse.  

El hombre debe entender las necesidades de su contraparte. La mujer, asimismo, debe entender que el instinto del hombre es resolver la cosas rápidamente (esto no quiere decir que lo haga mal) y tratar de mejorarlo todo. 

Ser sus héroes 

Eso debería ser algo que conforme a las mujeres realmente. ¿No es así? Los hombres sólo quieren mejorarlo todo. Algunas veces, las novias o esposas callan a sus parejas, pero deben entender que los hombres quieren ser sus héroes. Y hacerlas felices. 

Ahora, podemos continuar todos en paz. ¡Y que vivan las diferencias! 

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