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La hiperobesidad también aumenta en los niños

Aunque no existen datos epidemiológicos, se cree que la hiperobesidad u obesidad mórbida, está aumentando también en chicos y adolescentes. En esta nota, las razones del fenómeno, y la forma de realizar una prevención adecuada

La hiperobesidad, u obesidad mórbida,
también se manifiesta en los niños y si bien es cierto que los casos aún son
pocos, no menos real es que la tendencia parece ir en crecimiento, ya que los
profesionales indican que cada vez existen más niños y jóvenes excedidos de
peso, lo cuales comienzan además a engordar a una edad cada vez más temprana.

Sucede que, a diferencia de lo que
ocurría en años anteriores, actualmente no parecer ser tan extraño que lleguen a
los hospitales chicos de 15 años, no mayores a 1,60 metros de altura, pero con
un peso superior a los 160 kilos.

Razones de un fenómeno


Según un estudio realizado en la Argentina por el Servicio de Nutrición del
Hospital Garrahan, fue posible observar que el 5% de los niños y jóvenes de 10 a
19 años eran obesos, ya que su índice de masa corporal (IMC, el cual se obtiene
de dividir el peso por la estatura al cuadrado) equivalía a un 30 a 35 en
adultos. Además, el 20% de los chicos evaluados ya tenían algún tipo de
sobrepeso, pues su IMC equivalía al de 20 a 25 de los adultos.


Según afirman los especialistas, algunas de las principales causas que producen
estos problemas en los niños y adolescentes, tienen que ver con una excesiva
desatención y descuido por parte de sus padres, -quienes muchas veces están más
pendientes de sus propias silueta que de las de sus chicos-, o la concepción
errónea por parte de las abuelas, que siguen creyendo que cuanto más “gordito”,
está el chico, más salud tiene.


Asimismo, el sedentarismo provocado por la falta de recreación con actividad
física, que suele estar reemplazada por horas enteras frente al televisor o la
computadora, -siempre acompañada por dulces y grasas-, es otra de las razones
que está provocando una creciente cantidad de chicos con sobrepesos, algunos de
los cuales tendrán en el futuro riesgo de sufrir hiperobesidad.

Mucho más riesgoso de lo que se cree


Pero lo cierto es que la hiperobesidad no sólo atrae aparejados problemas en el
aspecto estético. De hecho, los especialistas afirman que los chicos hiperobesos,
es decir con un IMC equivalente a uno superior de 40 en adultos, suelen también
tener problemas respiratorios, así como otro tipo de complicaciones metabólicas
y mecánicas, lo cual puede llegar incluso a poner en riesgo sus vidas.


Es por eso que, en estos casos, es fundamental efectuar un tratamiento, el cual
generalmente incluirá una internación, con el fin de controlar los parámetros
vitales y favorecer la reducción del sobrepeso.


Además, será también clave la participación y apoyo de toda la familia del
paciente, ya que lo más probable es que una de las causas por las cuales el
chico ha llegado a esa situación, tenga que ver con una familia que no estuvo
atenta a sus problemas.


En muchas oportunidades, sucede también que los adultos son también obesos, y es
por ello que no pueden ver el problema.


Con todo, hasta el momento, son casi nulas las cirugías bariátricas (para
intervenir el estomago de los obesos) efectuadas en niños y adolescente, ya que,
según afirman los especialistas, todavía no se tiene mucha experiencia
internacional en este tipo de operaciones en niños, y se sabe que cualquier
terapia o intervención que pueda llegar a afectar el crecimiento, no se debe
aplicar bajo ningún punto de vista si no existe un respaldo suficiente que la
avale.

Previniendo el problema


Es importante saber que no todo problema de sobrepeso infantil tiene que derivar
en un cuadro de hiperobesidad, ya que si se logra adoptar un hábito de vida
adecuado, y no hay mayores factores genéticos, es posible revertir este problema
y llevar una vida normal.


Es por esto mismos que los especialistas hacen tanto hincapié en la prevención,
pero muy especialmente si existen antecedentes familiares de obesidad: en ese
caso, es imprescindible que cambiar ciertos hábitos lo más temprano posible.


Para esta última situación, los especialistas recomiendan que sean los padres
obesos quienes modifiquen primero sus planes alimentarios y de actividad física,
para que sus hijos los acompañen en su búsqueda por lograr un descenso de peso y
mejorar sus estilos de vida: el beneficios, además, será por duplicado.

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