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Frente a las ideas de suicidio

El suicidio es uno de los fantasmas más intensos de quienes sufren problemas emocionales y de quienes los rodean. Pautas para ayudar/se a confrontar y superar las ideas de suicidio.


El suicidio, es un problema que afecta a personas de todas las edades y los
niveles económicos, y está reconocido por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) como un problema de salud pública muy significativo.


Los pensamientos y los comportamientos de un suicida son sin dudas complejos,
pero casi siempre se relacionan con la depresión, el abuso de sustancias
tóxicas, u otros desórdenes psiquiátricos como la psicosis. El temprano
reconocimiento y tratamiento de estos desórdenes -especialmente la depresión– es
fundamental para prevenir el suicidio.


Sin embargo, muchas veces, las personas no reciben el tratamiento adecuado en
los primeros momentos de su depresión, por más que den sutiles señales de
socorro, incluso antes de haber llegado a un estado de verdadera crisis, por lo
que sus fantasías pueden desencadenar en una cruda realidad.


En cualquiera de los casos, estos estados de crisis son el llamado de atención
para que, tanto quienes se encuentran alrededor de la persona afectada como
quienes los sufran, puedan lograr una mejor comprensión de la situación, así
como saber las medidas que se deben tomar, de forma inmediata, para revertir la
situación.


Aquí le ofrecemos una guía para responder a las amenazas del suicidio, las
cuales fueron desarrolladas por destacados especialistas clínicos en los Estados
Unidos.



Preste atención a los siguientes signos de alerta


No existe la “típica víctima de suicidio”. Esto puede sucederle tanto a jóvenes
como a adultos, tanto a ricos como a pobres. Sin embargo, sí existen algunas
señales de peligro comunes que, si son detectadas a tiempo, pueden salvar vidas.
Estas son algunas de ellas:



Una persona puede llegar a tener un comportamiento suicida si:



·
        

Habla frecuentemente de suicidio.



·
        

Tiene problemas para dormir o comer.



·
        

Ha experimentado cambios drásticos en los últimos tiempos.



·
        

Se muestra retirada de sus familiares, amigos y/o las actividades sociales.



·
        

Pierde interés en sus hobbies, trabajo, escuela, etc.



·
        

Tiene actitudes relacionadas con la muerte, como hacer “testamentos
anticipados”, o arreglos finales.



·
        

Regala posesiones muy preciadas.



·
        

Ha tenido anteriores intentos de suicidio.



·
        

Toma riesgos innecesarios.



·
        

Recientemente, ha tenido pérdidas severas



·
        

Habla demasiado sobre la muerte



·
        

Pierde interés en su apariencia personal



·
        

Incremente el uso alcohol o drogas



·
        

Tiene episodios de accidentes graves o a repetición, como choques con el auto



·
        

Toma actitudes extrañas que puedan hacer pensar que está “preparando el terreno”
(como remover obstáculos al paso en un balcón o una ventana, por ejemplo)



Tomando cartas en el asunto



Estas son algunas de las formas de ayudar positivamente a alguien que está
amenazando con suicidarse:


• Sea directo. Hable abiertamente y sin tabúes sobre los pensamientos de la
persona enferma.


• Esté dispuesto a escuchar. Permita que el otro exprese abiertamente sus 
sensaciones, y acéptelas.


• No sea crítico. No es el momento de discutir si las sensaciones son correctas
o incorrectas, sólo es tiempo de escuchar.


• En el mismo sentido, tampoco de una larga conferencia sobre el valor de la
vida, sino limítese a escuchar y apoyar.


• Trate de implicarse. Muéstrese disponible, y con interés por saber de qué
manera podría ayudarle a salir de su problema.


• No trate al enfermo como alguien que le amenaza.


• No se muestre shockeado. Esto pondrá mucha distancia entre ambos.


• No mantenga nada en secreto. En su lugar, busque ayuda.


• Ofrezca esperanzas, pero no alternativas que no tiene a mano, ni la seguridad
de poder lograrlas.


• Entre en acción. En primer lugar, quite los medios por los que el potencial
suicida podría llevar a cabo su acción, como las armas o las píldoras guardadas.


• Consiga ayuda de las personas o de las instituciones que se especialicen en la
intervención de crisis y prevención del suicidio.



Prestando atención a los sentimientos


Mucha gente, en un cierto momento de sus vidas, fantasea con cometer un
suicidio. En la mayoría de los casos, esto no es más que una fantasía, que pasa
rápidamente al olvido, ya que se entiende que todas las crisis son temporales,
mientras que la muerte es permanente. Sin embargo, también existen personas que
atraviesan crisis y perciben que su dilema es ineludible, por lo que sufren una
pérdida completa de control. Éstos son algunos de los impedimentos que estas
personas experimentan:


• No pueden frenar su dolor


• No pueden pensar claramente


• No puede tomar decisiones


• No pueden ver ninguna salida


• No pueden dormir, comer o trabajar


• No pueden salir de su depresión


• No pueden abandonar la tristeza


• No pueden ver ningún futuro sin dolor


• No pueden ver los logros que han obtenido durante sus vidas


• No pueden conseguir la atención de nadie


• No pueden lograr un auto-control


Si alguna persona cercana, o usted mismo, experimenta varias de estas
sensaciones, consiga ayuda rápidamente. Para ello, puede contactarse con las
líneas telefónicas de asistencia gratuita al suicida, el hospital de su
comunidad, su médico de cabecera, un terapeuta profesional, un psicólogo o
consejero escolar, o un centro privado de salud mental.