Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp

Comenzar de cero (I)

Uno va construyendo su vida paso a paso, ladrillo tras ladrillo, dándole un rumbo que piensa inalterable y pensando que lo está eligiendo. Pero a veces, la marcha se interrumpe.

Sea culpa de la
situación económica o de otros factores externos, sea producto de
crisis
internas
(¿cuántas veces nos damos cuenta tarde que en realidad nunca elegimos
nada, y que hubiéramos querido otra cosa?), nos encontramos de golpe que
delante nuestro hay una tierra yerma.

Y no tenemos más
remedio que comenzar otro camino.

Empezar de
nuevo, arrancar de cero, muchas veces sin tiempo para hacer el duelo por lo
perdido, por las ilusiones dejadas atrás.

Sin poder
aceptar que, quizás, nos equivocamos en nuestras elecciones y en nuestras
decisiones.

Y pensamos:
"ya no tengo veinte años", "ya es tarde", "no sé
hacer otra cosa", "mi familia no lo aceptará", "no me
animo", y la lista de excusas sigue y sigue.

Y parece que nos
derrumbamos, y que el mundo se derrumba a nuestro alrededor, y que no hay nada
que hacer.

Hace poco me
contaron este chiste:

Dios se aparece
al Papa, al Dalai Lama y al Gran Rabino, y les dice en dos días vendrá
nuevamente el Diluvio Universal y las aguas cubrirán la Tierra para siempre.

Ante esto, el
Papa anuncia: Hermanos, les tengo dos noticias, una buena y una mala: La buena
es que Dios existe, y la mala es que destruirá la Tierra y tenemos dos días
para arrepentirnos de nuestros pecados. 

El Dalai Lama,
por su parte, dice a sus fieles: Les tengo dos noticias. Una es que, pese a lo
que creíamos, Dios existe.

La otra es que
tenemos dos días para meditar y alcanzar el Nirvana.

El Gran Rabino,
en tanto, anuncia: Tengo dos anuncios que hacerles. Una, es que Dios existe. La
otra, que tenemos 48 horas para aprender a respirar bajo el agua.

¿Nunca se
puede?, ¿ya nada se puede?

¿No nos
estaremos equivocando nuevamente?

Pero no alcanza
con superar esas barreras psicológicas.

Dejamos de
buscar excusas como la edad o el "ya es tarde", y estamos decididos a
recomenzar.

¿Y ahora?

En vista de la
época que nos toca vivir, podríamos tomar como ejemplo lo laboral, aunque lo
mismo se aplica

a cualquier área
de la vida.

PASO 1:

Si el terreno
que conocíamos bien (el trabajo que hice siempre, pasar de la relación

de dependencia
al trabajo autónomo, etc.) se demuestra cada vez más y más estéril, hay que
empezar a pensar que hay que buscar otras alternativas, aunque sean totalmente
desconocidas ¡¡y nos de TERROR!!

PASO 2:

El Terror puede
ser producto del famoso miedo a lo desconocido, pero es muy posible que incluya
también cuestiones de nuestra historia personal (seguridad en mí mismo, relación
con los padres, ser más o menos dependientes de los demás, etc.).

Fuere cual fuere
la causa (que se podrá descubrir o no), lo imprescindible en este momento es
poder "salirnos de nosotros mismos".

Es decir dejar
de darnos manija y tratar de ver las cosas en forma OBJETIVA (pensar, por
ejemplo, ¿qué le diría a alguien que me plantea lo que yo me estoy
planteando?).

Preguntarse:

– ¿Dónde estoy
parado realmente?

– ¿Cuáles son
las ventajas y desventajas REALES de la situación?. En el 90% de los casos es más
terrible lo que nos imaginamos que la realidad en sí.

– ¿Cuáles son
mis posibilidades OBJETIVAS de encarar un proyecto NUEVO y en terreno (teóricamente)
DESCONOCIDO?.

Muchos responden
en este punto: "No me siento capaz", "no sé", "no
puedo".

Nuevamente, en
el 90% de los casos esto NO ES CIERTO (salvo, lógicamente, que su objetivo sea
ganarle un cabeza a Maradona).

¿Quiere un
truco?: Olvide lo que USTED piensa de usted, y trate de ver lo que los DEMAS
piensan de usted.

¡Y créales!
(por supuesto, no es recomendable pedirle opinión a su peor enemigo).

¡Atención!
Cuanto más avance, menos tendrá que depender de la opinión de los demás y más
de la suya propia.

¡Este es el
momento de pedirles permiso para dejar de pedirles permiso!.

Continuará…