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Sistema Milderman, para adelgazar reforzando la autoestima

¿Me siento como me veo?, ¿o me veo como me siento? Fuere cual fuere la respuesta, este método de gimnasia rítmica te ayudará tanto de afuera como de adentro

La gimnasia rítmica expresiva, según Susana Milderman       

No importa la edad.  Hay mujeres que perciben al gimnasio casi, casi, como su segunda casa.  Hay otras, que saben que es más que conveniente hacer ejercicio pero los abdominales, las pesas, la bicicleta fija, no les convence demasiado. 

La mayoría de personas que tienen, por ejemplo, el propósito de adelgazar, acuden a la gimnasia y a la dieta como clásicos caballitos de batalla para llegar a la meta de estar más delgadas. 

Sin embargo, más allá de la eficacia de estos dos grandes compañeros de lucha, rara vez sospechan que su forma externa está inseparablemente vinculada con su contenido interior. 

Quizás admitan que no se sienten del todo bien consigo mismas, pero piensan que les bastará con empezar a bajar de peso para que su ánimo mejore.  Entonces, voilá, piedra libre. 

En un lugar del Viejo Palermo, hay un espacio donde se invita a habitar la estética de libertad del propio cuerpo.  Un centro donde confluyen un montón de expresiones que reflejan al hombre y lo guían en su búsqueda de caminos personales y espirituales. 

Siendo la columna vertebral del emprendimiento el Sistema de Gimnasia Rítmica Expresiva con base en escuela Griega, creado por Susana Milderman. 

El sistema Milderman

Roberto Corvazo, italiano de cuerpo y alma y director del centro, que bautizó con el nombre de un ave mitológica que renace de sus propias cenizas:

Fénix, dice: “las personas que aún con esa visión parcial de quienes solo piensan en la forma, se acercan a practicar este sistema de Gimnasia, permanecen en el centro con mayor placer una vez que comprenden la necesaria armonía con el contenido.

Este es un camino psicofísico de autoconocimiento.  Su mentora experimentó consigo mismo para modelar una forma, para que todos los dispuestos a usarla pudieran establecer un diálogo íntimo con su propio ser, incluyendo la corporalidad. 

Tuvieran el físico que tuvieran.  El peso que tuvieran.  No importaba.  Lo que realmente importaba era empezar a animarse a habitarse. 

A esta modalidad se le denomina gimnasia porque se practican los movimientos con asiduidad pero sin compararla con la que se hacía en épocas escolares, la mayoría de veces aburridas, ya que los movimientos nunca se repiten. 

Es rítmica porque se vale de la música como instrumento para hacer contacto con el mundo emocional.  Y Expresiva porque a través de los movimientos se ayuda al ser a que se manifieste.

Al explorar los horizontes de su propia expresión, Susana vislumbró la necesidad de liberación latente en cada persona y al mismo tiempo el miedo a que esto se produzca. 

Sumó a estos componentes la ayuda de la perspectiva de la plática griega y aportes de su conocimiento de filosofía oriental.  Fue valiente porque se aventuró con su trabajo creativo-terapéutico en territorios que siempre parecieron antagónicos: cuerpo-mente, palabra-acción, entre otros. 

Puso la luz de posibilidades de unión sobre las sombras de lo que parecía no poder unirse como el agua y el aceite, por ejemplo.

La maestra murió, no sin antes recibirse de espíritu y ver a sus discípulos seguir sus pasos.  Diseminados por el país y algunos hasta en Uruguay. 

Sembrando sus ideas valientes y esparciéndolas entre quienes aspiran a autodescubrirse, traspasando los límites a veces ficticios que pone el ego.

Escrito en el alma

A través de las incursiones del sistema en la plástica griega, se descubre un camino cuya meta es la comprensión de la necesaria armonía entre forma y contenido. 

Desde la historia los griegos dicen con la Estética todo lo relativo a la sensación.  En aquella cultura lo bello se consideraba al mismo tiempo bueno y verdadero e inspiraba amor. 

La posterior represión a las sensaciones corporales que se produjo al separarse el hombre de la naturaleza tiñó a la hermosura exuberante del cuerpo con una sombra de maldad.

En las clases se promueve respetar las sensaciones, la belleza , la verdad, el amor como la vía estética para una mejor expresión y una mayor libertad. 

Se propone una forma de percepción que supere los sentimientos de culpa que miles de años de predominio intelectual han depositado en el cuerpo.  Y poder vivificar placenteramente nuestras facultades creadoras.

Se puede interpretar el mensaje de los griegos en su esculturas e imágenes, las manifestaciones psíquicas están ancladas en el cuerpo, no provienen de otra realidad externa se desprenden en forma natural de la maduración y la libre expresión de las estructuras biológicas.

Los movimientos internos se representan en lo externo, imprimiéndole, entonces, al cuerpo una vibración nueva, plena de espiritualidad.

Escrito en la historia        

Cuando decae la democracia griega y sus ideales de libertad política y corporal, se refleja en sus esculturas.  Aparece la acción inhibitoria del miedo, el cuerpo se ahueca sobre si mismo, la acción es interior, psicológica, la expresión corporal es más reposada. 

Desde ese entonces el intelecto compite con la intuición y la libertad corporal es desplazada por un valor nuevo: la claridad de pensamiento y la explicación de los hechos. 

Además la fe religiosa en el más allá, en la otra vida, desvalorizó todas las manifestaciones de los sentidos físicos.  No obstante, tarde pero seguro, el psicoanálisis y el arte moderno empezaron a poner las cosas en su lugar. 

Dando prioridad al mundo subjetivo ya su expresión simbólica, (por ejemplo el descubrimiento del inconsciente y el mundo onírico), la cultura occidental comienza a liberarse del sentimiento de culpa hacia el cuerpo. 

Sistema Milderman, la hora de comenzar 

Al principio sonrisas desconfiadas, pies descalzos indecisos, siguen los movimientos del instructor en la barra.  Se percibe la ansiedad que produce el tácito acuerdo de no hablar ni racionalizar. 

Ya que si así se hiciera, se perdería la posibilidad de la expresión gestual y corporal.  Unos cuantos minutos de ritmo animan al cuerpo y sirven para entrar en el clima de una energía común, armonizándose el grupo. 

Las ropas ligeras y sueltas, permiten una mejor fluidez de la energía personal y dan la sensación de librarse de “vestiduras”, “corazas”,  “poses”, con que la cultura igual a y viste a todos. 

Vivifica la acción con ritmo.  La elección de los temas corre por exclusiva cuenta y cargo del instructor, se ayuda con ella a flexibilizar las conductas rígidas y favorece la interacción.

De repente el coordinador se suelta de la barra.  Y al son de una canción popular mueve los pies rítmicamente.  Toda la superficie del pie se apoya en el piso.  Y los alumnos toman conciencia del apoyo que los sostiene. 

Un son da paso a otro son.  Manos entrelazadas, respiraciones jadeantes, brazos y manos que encuentran al otro, lo acercan, lo alejan, vuelven a recordar rondas infantiles. 

Cuando no, aparecen las marchas.  Músicas épicas, que sin pedir permiso, impulsan a abrir los brazos de par en par. 

Giros, cada vez más amplios a medida que se toma confianza, devuelven la vitalidad dormida. Impulsan a tomar las riendas del camino de auto indagación que empieza por la piel y termina por el espíritu. 

Milderman despierta al niño interior

El niño interior, mientras tanto sonríe.  Para tomar nota de las sensaciones corporales que emiten los estados de ánimo.  Además de entrar en la propia historia corporal y sacar de su interior sus propios ritmos naturales. 

Empezando a vivir cada situación cuerpo a cuerpo.  Y una vez agotada la vivencia transformarla en experiencia.  En otro tiempo, todos se abandonan al suelo.

Se rueda. La música lleva si uno se deja llevar.  Y así jugar a hacerse un ovillo y al rato siguiente expandirse. Rodar, rodar y volverse a cruzar con el otro y entrelazarse.

Las modificaciones son posibles a medida que se interactúa.  Trabajando los miedos, prejuicios, los aspectos estereotipados y promoviendo la interacción e integración. 

A medida que disminuye el monto de ansiedad, se enfrentan los miedos a las pérdidas, se trabaja la consolidación de la autoestima y hay una mayor confianza en sì mismo y en los demás.

Y Vangelis recuerda que la conquista del paraíso es posible.  El suelo es el campo de batalla donde hay permiso para soltar los miedos reprimidos, la bronca, la furia, todo lo que no se debe consolidado en las espaldas, de tanta cultura que ha enseñado lo que no se debe más se ha olvidado de mostrar lo que sí se puede….se puede batallar solo o con aquel compañero que también se le atreve a sus sombras y fantasmas reflejados en el otro. 

Entonces los cuerpos se enfrentan, se tensan, se gruñe, se grita, se llora, se enfrenta, para finalmente aliarse y danzar la vida.

En el último tramo la respiración se acompasa.  El cuerpo alivianado de una carga insoportable respira, se relaja, se alivia.  Se acuna uno mismo y se da la posibilidad al otro si se deja acunar. 

Efectos terapéuticos del sistema Milderman

El sistema es terapéutico porque también se hace especial hincapié en lo correctivo postural.  En el cierre mediante una meditación y asanas del hata yoga, se promueve la armonización, la alineación, la corrección postural. 

Esto produce un centrarse interno y ayuda a corregir las malas posturas físicas, reflejo de las emociones no trabajadas, contenidas o reprimidas.  Todo el ser canta y danza las emociones. 

Para establecer verdaderos contactos con el propio ser y así poder hacer un buen contacto con el otro.  Se vive en una sociedad de nuevos paradigmas, a veces hay que hamacarse, porque sino nos arrastra en su vaivén, a veces enloquecidos.   

Esto significa: salir de las rigideces, flexibilizarse anímicamente.  Aprender el desapego desde un lugar amoroso no desde el rechazo.  Aspirar a la belleza es muy legítimo y lo es mucho más si se siente al cuerpo como una unidad con el espíritu.   

Si se elige la belleza de un cuerpo que a partir del amor y de la aceptación se trabaja y sobre todo se Expresa. 

Aquí es un lugar donde poder abrir la puerta para ir a jugar, a trabajar con uno mismo, con el niño, con el adulto que somos, para poder decir piedra libre, libertad, abriendo las puertas de una jaula en donde por muchos años estuvieron prisioneros del alma y el cuerpo es decir, todo el ser.

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