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Los celos y el narcisismo

Pero, ¿qué es el amor entonces…?

Freud,  en el capítulo 7 de “Psicología de las Masas…..”comienza refiriéndose al enamoramiento como una investidura de objeto de parte de las pulsiones sexuales.   

Pero en cuanto profundiza su análisis llega a la conclusión de que ese objeto, el ser “amado” sirve para sustituir un ideal del yo propio no alcanzado, y aquí entra en juego el narcisismo y con el tiempo, de persistir esta actitud, el objeto se vuelve más valioso y grandioso, al llegar a poseer todo el amor de sí mismo del yo, y la consecuencia natural es el auto-sacrificio de éste.
 El objeto se pone en el lugar del yo o en el lugar del ideal del yo. 

¿No es este motivo suficiente para vivir con horror la posibilidad de perder al ser amado? 
 

Si, pero el verdadero temor a la pérdida solo opera en el celoso ante la aparición de la nueva estrella de esta obra: el tercero.

 El papá, el hermano, el amigo, el ex novio, el compañero de oficina que llama, el colega, el jefe. La prima, la secretaria, la alumna, la vecinita. 

El tercero incluido….

Pero el primer herido no es nuestro amor, sino nuestro amor propio. ¿Oyeron hablar de Narciso? 

El mito de Narciso 

“Soy NARCISO BELLO, BELDAD DE FAMA INTERNACIONAL, SOY TAN HERMOSO QUE A VECES TENGO CELOS DE MI MISMO”…PEPE BIONDI, VIENDO A BIONDI. CANAL 13 *1963.

Según la mitología griega, NARCISO era hijo del dios/río CEFISO y de la ninfa LIRIOPE. Su drama es haberse enamorado de su propia imagen reflejada en las aguas y al tratar de abrazarla, se ahoga. Narciso es como un bebé enamorado que ve repetir en el reflejo de las aguas sus movimientos y sus gestos, se ve en el otro, que es él mismo, no oye más que con sus ojos.

“Se suele decir que Narciso se ama a sí mismo. Grave error: lo que Narciso ama es su imagen. Por eso se muere al caer atrapado por ella”
(Guillermo Maci, Somos Un País Narcisista, artículo del diario LA NACIÓN, 9/10/04”.).

Del mismo modo el celoso está enamorado de su propia imagen proyectada en el otro, de la que no puede prescindir, aparentemente, pues se vuelve parte de su identidad.

No tiene conciencia real de la existencia del Otro como entidad independiente.  Pareciera querer ser como Saturno, un planeta rodeado de satélites que no pueden irse de su lado. 

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